martes, 21 de julio de 2015

Crítica: Goodnight Mommy (2015)


Película escrita y dirigida por la dupla Severin Fiala / Veronika Franz, quienes hacen su debut tras la cámara. Se estrenó a inicios de año en cines dentro de Austria, mientras que llegará a los Estados Unidos durante el mes de septiembre de manera limitada. Su salida en formato físico ya está confirmada para octubre.

Sinopsis:

En el calor del verano, unos gemelos de nueve años de edad esperan en su casa el regreso de su mamá, quien se ha sometido a una cirugía estética. Sin embargo, con el paso de los días el comportamiento de ella no es el mismo y esto provoca que los dos niños empiecen a dudar sobre si en verdad se trata de su madre; generando así un conflicto de identidad y confianza entre los tres.



Comentarios generales:

Ciertamente Goodnight Mommy es una de las películas más difíciles de clasificar que he visto en años recientes, ya que bien puede pasar como terror, thriller, drama e incluso torture porn por ciertos detalles que maneja. Es una combinación bastante peculiar que, unida con el estilo sombrío y seco del cine austriaco, genera un resultado muy diferente a lo que inicialmente pensaba que me iba a encontrar.

Lo que Fiala y Franz nos traen es una historia con la cual se toman su debido tiempo para todo, estableciendo así desde muy temprano un ritmo pausado que no cambiará por ningún motivo durante el transcurso de la película (y que nunca se siente pesado); primero con una secuencia inicial muy bien lograda que te muestra la profunda conexión que existe entre los gemelos y luego con la sombría llegada de la madre. Este último momento resultando muy importante para la efectividad de toda la trama ya que poco a poco va construyendo una relación increíblemente incomoda entre los hijos y ella, pero no sabes exactamente los motivos detrás de todo esto; lo cual ayuda a incrementar las dosis de misterio para lo que vendrá.

Y es que es partir del segundo acto cuando esto se vuelve muchísimo más intrigante gracias a que el comportamiento de la madre resulta demasiado anormal y te plantean dudas muy sólidas para que te cuestiones en más de una ocasión si en verdad es o no es la original; además de que este es el periodo en donde se integran aspectos más relacionados con el terror para generar una atmósfera tétrica por varios lapsos. Igualmente, es en este mismo acto cuando la historia cambia de rumbo de manera muy interesante; se vuelve mucho más oscura como producto de la desconfianza creada entre los personajes y el grado de violencia se ve elevado de manera muy sutil, manteniéndose siempre a raya para no caer en excesos que desentonen con el tono o ritmo manejados hasta este punto.

La parte final es en verdad estupenda. No solo porque el nivel de tensión es elevadísimo gracias a la dinámica entre los niños y su madre, sino porque además plantan un giro que nunca vi venir a pesar de que conforme fui haciendo memoria note que siempre hubo sutiles señales que te lo indicaban. Algunos lo notarán desde antes, pero apuesto que la gran mayoría se sorprenderá de manera genuina y eso tiene muchísimo valor hoy en día.

En cuanto a las actuaciones sin duda son los gemelos Elias y Lucas Schwarz quienes cargan de manera admirable todo el peso de la película, mezclando inocencia con maldad; mientras que Susanne Wuest como la madre igualmente logra brindar algunos momentos de terror muy interesantes. La producción también es de destacar en ciertos apartados: el trabajo de fotografía mantiene una claridad impresionante para tratarse de una historia tan sombría, aunque no tiene problema de sacrificarla un poco en interiores cuando es necesario; la dirección de arte en cuanto a la casa es sólida y el score incrementa la sensación de soledad de manera importante.

Opinión final: Goodnight Mommy fue una grata sorpresa. Muy recomendable para todos aquellos que buscan una experiencia diferente al cine de terror estadounidense.

Ojometro:
*****