lunes, 28 de noviembre de 2016

Crítica: The Remains (2016)


Primer largometraje para el director Thomas Della Bella, quien además es el escritor del guión. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD el pasado mes de agosto dentro de los Estados Unidos, mientras que su salida en DVD está programada para el próximo 6 de diciembre.

Sinopsis:

Cuando una familia se muda a una antigua casa victoriana, estos encuentran en el ático un baúl que contiene antigüedades corrompidas por un malvado espíritu que poco a poco irán tomando posesión de cada uno de los miembros con un solo objetivo: secuestrar a los niños.



Comentarios generales:

Muchas personas no se imaginan la cantidad de clones de The Amityville Horror que salen cada año y cuantas se tienen que dejar pasar porque básicamente son las mismas películas, solo que con diferentes actores. Es por ello The Remains era un trabajo del cual inicialmente no tenía pensado escribir, pero ante la natural carencia de títulos que se produce a finales de año se dieron las circunstancias para hacerlo y debo de decir que es exactamente lo que pensaba: otro horrible clon.

Esto porque Della Bella nos regala una historia que está atascada de todos los clichés que se les pueden venir a la mente, los cuales tienen como origen un acontecimiento macabro que involucra a una espiritista y que, por cómo se dan las cosas, resulta lo más disfrutable de la película. Algo que podría parecer una exageración de mi parte, pero lo cierto es que después de la introducción lo único que vemos es una aburridísima sucesión de eventos que se sustentan principalmente en ruidos raros y figuras borrosas a la distancia mientras esta familia con total falta de química en pantalla pretende vender la idea de que su duelo es demasiado profundo como para poder encaminar sus vidas a cómo eran antes.

Realmente no ocurre demasiado y eso se acentúa mucho más gracias a la nula interacción que existe por parte de esta familia con el mundo exterior; uno que se limita a un puñado de personajes secundarios completamente irrelevantes que no aportan nada a la historia, a pesar de que al menos un par de ellos tendrían que influir un poco más debido sus acciones o conocimientos. Igualmente, el ritmo es lento y eso no ayuda en lo absoluto a una serie de sustos fáciles que dominan todo el segundo acto, así como a una serie de situaciones que involucran al padre pensadas para añadir impacto. Simplemente el hecho de que todo se desarrolle con una calma desesperante provoca que nada surta efecto y con ello se termine la posible generación mínima de suspenso que esta clase de películas necesitan.

La parte final es acelerada. Lo que no se explicó por un lapso de ochenta minutos pretenden redondearlo en solo diez, logrando algunos niveles de tensión aceptables que lamentablemente no funcionan gracias a que no te podría importar menos lo que le pudiera ocurrir a esta familia y porque las reacciones del personaje de Izzy lucen demasiado falsas; además de que la presencia maligna es intrascendente.

En cuanto a las actuaciones no hay mucho que decir, todas son bastante malas. La producción tampoco tiene muchas cosas que rescatar: el trabajo de fotografía es aceptable, la dirección de arte no aporta nada, el score pasa desapercibido, el trabajo de sonido cumple, los efectos son muy pobres (¿CGI para que generar fuego en una caja? ¿En serio?) y el trabajo de maquillaje es muy limitado.

Opinión final: The Remains es aburridísima. Otra más del montón de interminables películas sobre casas poseídas.

Ojometro:
**

jueves, 24 de noviembre de 2016

Crítica: The Blackout Experiments (2016)


Documental dirigido y editado por Rich Fox. Se estrenó dentro de los Estados Unidos durante el pasado mes de junio, primero por medio del canal STARZ y posteriormente tanto en formato físico como en VOD.

Sinopsis:

Documental que sigue a un grupo de personas que han descubierto la aterradora atracción psicosexual conocida como Blackout, la cual los hace desarrollar una obsesión que altera sus vidas; al grado de eliminar esa fina línea entre la realidad y la fantasía.



Comentarios generales:

Salvo que estén ligados a franquicias o a la historia del género, los documentales de terror no suelen atraerme demasiado debido a que son pocos los que cuentan con una premisa lo suficientemente atractiva. Sin embargo, una vez que me puse investigar sobre qué diablos era Blackout mi interés por The Blackout Experiments aumento de manera considerable debido a que lo que realizan ahí era lo suficientemente enfermo como para poder generar algo escalofriante de ver. Sin duda había potencial, pero para mí mala fortuna termino siendo una experiencia que se queda muy lejos de ser memorable.

Esto porque lo que nos trae Fox es un proyecto que depende de manera muy marcada del impacto inicial que te pueda generar la atracción y de que tan convencido quedes sobre la credibilidad de las acciones, las cuales durante al menos los primeros 20 minutos resultan fascinantes de ver no precisamente por el impacto visual que representan, sino porque en verdad es complicado de entender cómo es que hay personas que pagarían por dicha experiencia. Eso le da vida por un periodo de tiempo mientras te introducen diferentes tipos de personas que manejan de manera distinta lo que les ocurre y que solidifica en cierto modo el aspecto de la credibilidad del documental.

El problema llega pasada la media hora, ya que conforme van avanzando los minutos el número de entrevistados se reduce y la atención se centra solo en un par de ellos bajo el propósito de exponer de manera contundente la obsesión que provoca dicha atracción, algo que sin duda empezará a hacer dudar a más de uno gracias a que ambos lucen con poca naturalidad en sus diálogos. Además, las cosas se tornan bastante aburridas debido a que lo que se muestra es básicamente lo mismo una y otra vez; sin demasiadas variantes en la manera de presentar lo que viven estos tipos dentro de la atracción y eso hace que el resto del metraje este exento de terror genuino, a pesar de que lo que se nos muestra en pantalla debería de provocarlo.  

La parte final tampoco ayuda mucho. Ciertamente es la más extraña y tensa por los métodos utilizados, pero siempre me resulto complicado comprar la idea de que eso era real, sobre todo porque lo que ocurre se podría decir que es básicamente ilegal.

En cuanto a producción el documental está bien hecho: el trabajo de fotografía tiene sus buenos momentos, está bien editado, el trabajo de sonido es bastante limpio y el score resulta un complemento agradable.

Opinión final: The Blackout Experiments es un documental flojo. Recomendable solo para aquellos con una gran curiosidad por conocer algo de tan peculiar atracción.

Ojometro:
** 

lunes, 21 de noviembre de 2016

Crítica: Sadako vs. Kayako (2016)


Película dirigida por Koji Shiraishi (Noroi), cuyo guión fue co-escrito por Takashi Shimizu y Koji Suzuki. Se estrenó en cines dentro de Japón durante el mes de junio, recaudando un poco más de 8 millones de dólares en taquilla; mientras que su salida en formato físico está programada para el próximo 2 de diciembre.

Sinopsis:

Cuando un par de estudiantes son alcanzadas por la maldición de Sadako y otra entra a la casa Saeki para caer en la maldición de Kayako, un médium les propone enfrentar a ambos fantasmas para terminar con estos de una vez por todas.



Comentarios generales:

Creo que existen pocas cosas que emocionen más a los fans que el hecho de poder ver a dos iconos enfrentarse entre sí por medio de crossovers, sobre todo porque normalmente se suelen quedar en meras fantasías debido a lo difícil que resulta hacerlos realidad. Sin embargo, tal como aprendimos hace una década atrás con Freddy vs. Jason, estos son posibles, pero también resultan ser un auténtico dolor de cabeza porque se tiene que encontrar la idea y balance adecuados; algo que en esta ocasión resultaba más complicado al tratarse de dos personajes que no hablan y que hace de Sadako vs. Kayako una película con muchos problemas.

De entrada porque lo que nos trae Shiraishi se siente más que nada como una nueva entrega de Ring donde de vez en cuando se integran elementos de Ju-On para justificar el crossover y que durante el primer acto resulta más que evidente al centrarse casi en un 95% en la maldición de Sadako y básicamente convertirlo en una re-introducción a todo lo que la rodea para así desarrollar una historia simple. Lo cual no creo que sea precisamente malo, pero al ya saber todo lo que hay detrás las cosas se tornan bastante aburridas de manera muy rápida debido a que la atención se centra principalmente en las víctimas, dejando a Sadako como vil relleno. Uno que además no es tan interesante de ver.

Esto porque indudablemente es Kayako la que siempre ha resultado más impactante y en el poco tiempo que se muestran escenas realizadas dentro de la casa Saeki el cambio brusco en cuanto a los niveles de tensión y suspenso es notorio, aunque al ser tan esporádicas durante prácticamente toda la primera hora terminan teniendo poca relevancia. Especialmente durante un segundo acto en el que se integra a un médium para lidiar con el problema; uno que, en lugar de ayudar a mejorar el ritmo cansino, lo único que aporta es un lado cómico no intencional y una idea para enfrentar a los fantasmas que la verdad resulta bastante ridícula, por no decir sacada al vapor.

La parte final sin duda es lo llamativo. Más que nada porque el cara a cara entre Sadako y Kayako se hace realidad, pero este termina careciendo de momentos memorables y en gran parte se debe a que, después del impacto inicial, poco o nada se puede hacer con estas debido a sus propias limitaciones.

Las actuaciones en general son pobres; por ahí existe alguno que otro trabajo decente, pero sin nada que resaltar. La producción no se diferencia mucho de cualquiera de las entregas previas de las dos franquicias: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte no resalta, el score cumple, el trabajo de sonido es efectivo, los efectos no presentan grandes novedades y el trabajo de maquillaje cumple con la labor adecuada de siempre con ambos fantasmas.

* Contiene una escena post-créditos bastante importante

Opinión final: Sadako vs. Kayako es una película que se debe de ver por el puro morbo, pero más allá de eso tiene pocas cosas que rescatar.

Ojometro:
** 

jueves, 17 de noviembre de 2016

Channel Zero: Primera temporada



El pasado día martes finalizó la primera temporada de la mini-serie antológica del canal Syfy, Channel Zero, la cual estuvo basada en la popular creepypasta de nombre Candle Cove. Sin duda uno de los proyectos más ambiciosos que ha desarrollado el polémico canal, pero al que lamentablemente muchos no le dieron una oportunidad y nunca pudo generar gran ruido; aunque como producto en general ha logrado buena aceptación por parte de la crítica y los fans, al grado de que fue renovada para una segunda temporada.

En cuanto a ratings la verdad es que sus números no fueron nada espectaculares. Su promedio fue de 543,000 espectadores; siendo los primeros tres episodios los únicos que rebasaron la línea de los 500,000 y presentando un constante declive con el paso de las semanas (el episodio final fue el menos visto).

Aquí me centraré en lo positivo y negativo de la temporada, ya que de lo contrario me extendería demasiado. Así que, si aún no la han visto o no la han visto completa, ES MOMENTO QUE DEJEN DE LEER PORQUE HABRÁ SPOILERS IMPORTANTES.


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LO POSITIVO

Balance adecuado entre el pasado y presente


Una de las principales características de Candle Cove son sus constantes saltos entre el pasado y el presente (de ahí las comparaciones con It), lo cual no es algo precisamente sencillo de manejar en TV, pero aquí nunca es fue problema. La serie en este aspecto fluye a la perfección, sin demasiadas complicaciones para que el espectador se confunda con lo que está ocurriendo en pantalla y entienda perfectamente cada detalle en su respectiva línea de tiempo.


Diseño de monstruos


No son muchos, pero los que aparecen dejan una impresión bastante marcada y eso es lo importante. Su diseño es peculiar, siendo el monstruo principal el que más resalta gracias a que, al menos en mi memoria, no hay nada que se le asemeje en los últimos años.


Niños aterradores 


Un punto importantísimo para esta historia era que los niños se sintieran como una genuina amenaza y definitivamente es algo que logran con creces. No solo se trata del personaje de Eddie, sino que el resto de los infantes también reflejan una maldad convincente sin necesitar de mucho dialogo, la cual llega a su punto más alto con una de las muertes más significativas.


 Muerte de Jessica


Sin duda la mayor sorpresa de la temporada fue la muerte de Jessica. Probablemente el momento más impactante no solo por la escena en sí, sino también porque se trataba de uno de los pocos personajes auténticamente buenos dentro de la serie y su pérdida significó un giro importante en los eventos.


Títeres 


Podrá parecer un detalle menor, pero el hecho de que algunos de los títeres presenten formas por demás extrañas le añade ese aire creepy constante a la serie. Lo cual es sorprendente si consideramos que la mayoría de sus apariciones son por medio de la misma escena de su show.


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LO NEGATIVO

Paul Schneider como Mike


En general todo lo que tiene que ver con las actuaciones me pareció acertado; sin embargo, la actuación de Paul Schneider no me convenció. Ya que al tratarse del protagonista evidentemente el peso de la serie recae en él, pero en varios momentos resultó complicado involucrase de lleno con su personaje debido a lo poco expresivo que es; provocando así que momentos emocionalmente fuertes no llegaran a tener el impacto deseado.


Cierre un poco flojo


La historia inicia muy bien y la dinámica entre pasado/presente funciona perfectamente durante cuatro episodios, pero para la recta final se cae un poco. No como para arruinar el final ni nada por el estilo, aunque claramente hay cosas que pasaron a un segundo plano a pesar de que durante varios episodios parecía que iban a tener más relevancia.

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Opinión final: La verdad Channel Zero: Candle Cove resultó ser una grata sorpresa. Tal vez no esté a la altura de otras series en cuanto producción o historia, pero se trata de lo mejor que ha hecho Syfy en mucho tiempo y que le brinda credibilidad a su proyecto de producciones propias; en especial porque toma un concepto como la creepypasta para generar algo que se siente único en esta época tan productiva para el género dentro de la TV. 

lunes, 14 de noviembre de 2016

Crítica: The Monster (2016)


Película escrita y dirigida por Bryan Bertino (The Strangers, Mockingbird). Se estrenó vía DirecTV dentro de los Estados Unidos durante el mes de octubre, mientras que salió en VOD y de manera limitada en cines el pasado 11 de noviembre. Su llegada a otros mercados probablemente se de hasta 2017.

Sinopsis:

Kathy (Zoe Kazan) y su pequeña hija Lizzy (Ella Ballentine) se verán obligadas a confrontar a un aterrador monstruo cuando sufren un accidente en una carretera solitaria.



Comentarios generales:

Uno siempre anda buscando cosas nuevas o, por lo menos, cosas que se atrevan a variar un poco las fórmulas convencionales dentro del género. Sin embargo, también se nos suele olvidar que en ocasiones ir con algo convencional puede brindarnos una experiencia agradable y sorprendernos con pequeños detalles que no esperas, lo cual fue el caso con The Monster: una de las sorpresas del año y la confirmación de que su director es realmente bueno para sacar lo mejor de conceptos ya muy vistos.

Esto porque Bertino no solo utiliza al monstruo de manera literal, sino que también se encarga de utilizar dicho concepto para representar una alegoría a las adicciones, convirtiendo así una historia simple en algo mucho más serio de lo que parece. Sobre todo durante un primer acto donde las cosas se centran de manera importante en la inestable relación que existe entre madre e hija, quienes no se soportan gracias a la turbulenta vida de Kathy; esto mientras que de manera muy sutil se va introduciendo la amenaza externa por medio de la generación de una atrapante atmósfera que te pinta un panorama sumamente desalentador para nuestras protagonistas.

Panorama que se vuelve mucho más agobiante mientras te van mostrando diversos flashbacks bastante crudos sobre la vida que han tenido y que solidifican de manera importante la desconfianza de Lizzy hacia su madre, a quien incluso en una situación de vida o muerte no puede ver como alguien de confianza y eso le agrega complejidad a esta tensa dinámica. Una que, si bien no se vuelve un baño de sangre extremo, si muestra un nivel violencia e impacto significativos conforme la criatura hace su aparición y que fluye de manera extremadamente ágil a pesar de que prácticamente todo se centra en un mismo lugar.  

La parte final es desgarradora y muy potente. No solo se cierra el círculo en el tema de que una madre hará absolutamente cualquier cosa por su hijo, sino que también se logra que el personaje de Lizzy tenga una necesaria evolución al vencer sus propios miedos para acabar de recuperar ese lazo especial con su madre e, indirectamente, terminar con su infancia.

Las actuaciones son para destacar, la verdad Kazan hace un estupendo trabajo como la madre alcohólica con la que el espectador tiene un carrusel de emociones y sentimientos durante 90 minutos; mientras que Ballentine te atrapa de manera inmediata, aunque por momentos puede llegar a ser un poco desesperante. La producción es de buena nota: el trabajo de fotografía es estupendo, cuenta con un gran score, el trabajo de sonido funciona perfecto, los efectos están bien hechos y el trabajo maquillaje resulta efectivo.

Opinión final: The Monster es una buena película. Puede que no esté al nivel de otros grandes trabajos, pero sin duda se trata de los mejores de 2016.

Ojometro:
****

viernes, 11 de noviembre de 2016

Crítica: Km 31-2 (2016)


Secuela escrita y dirigida nuevamente por Rigoberto Castañeda (Km 31, Atrapados). Se estrenó en cines dentro de México el pasado 4 de noviembre, aunque aún no hay información sobre cuándo podría llegar a otros mercados.

Sinopsis:

Siete años después de los sucesos que le costaron su carrera, el detective Martín Ugalde (Carlos Aragón) es contratado por una importante candidata política para que investigue la desaparición de su hijo. Un trabajo en el que, conforme va uniendo las piezas, se dará cuenta que tal vez este ligado con el caso que había estado dispuesto a olvidar.



Comentarios generales:

Independientemente de que no fuera una gran película, Km 31 significo un suceso importante dentro del cine mexicano gracias a que fue la responsable de revivir un género que dentro de la industria nacional estaba completamente olvidado. Así que cuando finalmente se anunció la tan esperada secuela las expectativas fueron considerables; sin embargo, después de 10 años, lo único que te deja Km 31-2 es una sensación de que llegó demasiado tarde.

Esto porque Castañeda sigue mostrando fuertes influencias del cine de terror japonés; uno que, si bien sigue presente, ya no es tan relevante como hace diez años atrás. Construyendo así una historia que durante el primer acto se centra fuertemente en los niños para plantear un misterio un tanto enredado que poco a poco se va desenvolviendo de manera ágil en medio de una atmósfera oscura, la cual juega un papel fundamental para poder solidificar esta mezcla de thriller policíaco supernatural cuyo propósito, al menos durante este lapso, parece ser el alejarse lo más posible de su predecesora.

Algo que termina siendo un gran error, ya que esto trae consigo la integración de varios personajes que rayan en lo caricaturesco, así como situaciones increíblemente forzadas (todo lo que involucra al periodista o reportajes, principalmente) que vuelven bastante difícil el poder generar momentos de suspenso efectivos debido a que cambian por completo el tono de las cosas. Además, el director nos deja con varias situaciones a medias o se tarda demasiado en presentar detalles que hubieran sido muchísimo más efectivos si no tomaran tanto tiempo en desarrollarse; siendo el ejemplo perfecto un larguísimo plano secuencia diseñado para lograr un momento de impacto significativo, pero que pierde efectividad por lo aburrido que se vuelve.

En general el segundo acto tiene un ritmo muy lento que no ayuda y entre tanta elaborada explicación, a la que cada cinco minutos se le integra algo nuevo, las cosas no fluyen de la mejor manera y vuelve obsoletas situaciones que uno suponía que serían importantes.

La parte final es bastante caótica, en gran parte porque es muy evidente que no sabían cómo concluirla. De pronto, todo lo que dio pie a esta situación pasa a segundo término y cuando se pretende generar nuevamente un conflicto en base a esto ya se siente sumamente forzado y como una vil excusa para darle paso a un despliegue de efectos especiales que no resuelven realmente mucho.

De las actuaciones el más destacado es Carlos Aragón, sobre todo porque es el único que logra mantener su personaje en un tono acertado y no cae en el tono caricaturesco de prácticamente todo el resto del elenco. La producción es por mucho su punto más fuerte, de lo mejor que he visto en el cine mexicano últimamente: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score es agradable, el trabajo de sonido cumple y los efectos especiales están bien hechos, salvo por un uso exagerado de CGI al final que no luce particularmente bien.

Opinión final: Km 31-2 resultó decepcionante. Una película con buenos valores de producción, pero que se siente como algo completamente viejo.   

Ojometro:
**

martes, 8 de noviembre de 2016

Crítica: Shelley (2016)


Co-producción entre Dinamarca y Suecia que significa el primer largometraje del director Ali Abbasi, quien además es co-escritor del guión junto a Maren Louise Käehne. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos durante el pasado mes de julio, mientras que su salida en formato físico está planeada para el mes de diciembre.

Sinopsis:

Una pareja danesa que vive completamente alejada de la sociedad y que no puede tener hijos hace un pacto con su joven sirvienta de nombre Elena (Cosmina Stratan) para que ella sea quien les de uno. Situación que parece beneficiar a ambas partes, pero las cosas no serán tan sencillas como lo imaginaron.



Comentarios generales:

Cuando te enteras que en una película se hablan cinco diferentes idiomas sabes que no se trata de algo común, mucho menos dentro de un género en donde se reciclan las mismas fórmulas una y otra vez. Es por ello que Shelley me llamaba poderosamente la atención, sobre todo porque el cine escandinavo de terror ha brindado buenos resultados en los últimos diez años, pero al final lo que me encontré fue un trabajo que, en su afán de querer ser tan poco convencional, termina sintiéndose un tanto vacío.

Una situación que parece ser, en parte, el objetivo de Abbasi al situar su historia en un lugar remoto que resulta ideal para impresionantes tomas en exteriores y que permite establecer rápidamente una atmósfera desoladora mientras desarrolla una relación amigable entre Elena y sus jefes. La cual durante todo el primer acto no parece tener nada extraño, pero por alguna razón el espectador siempre tiene la sensación de que dicha pareja no es lo que parece o que guarda algún tipo de secreto satánico detrás; aunque realmente nunca se muestran pruebas contundentes para sustentar dicha postura.

Gracias a eso se cuenta con un nivel de suspenso interesante, sin embargo, para el segundo acto las cosas se vuelven bastante complicadas de seguir debido a que el ritmo utilizado es en verdad muy lento. Todo lo que tiene que ver con el embarazo se siente pesado, sin demasiado contenido interesante como para tenerte agobiado por un deterioro mental y físico de Elena que, al menos en el aspecto visual, resulta llamativo. Simplemente uno sabe que ese bebé no es precisamente una bendición, pero nunca te brindan el material necesario como para justificar lo que ocurre.

La parte final me decepcionó. Considerando el ritmo manejado durante más de una hora no esperaba un cambio radical, pero la nueva problemática que se presenta nunca se siente como algo verdaderamente desgarrador considerando lo que plantea; además de que la terminan tan de golpe que uno se queda con varias preguntas en la cabeza.

Las actuaciones me parecieron bastante buenas, pero sin duda es Stratan la que se lleva la mayor nota; especialmente porque su transformación con el pasar de los meses es bastante creíble. La producción es de gran nivel: el trabajo de fotografía es realmente bueno, la dirección de arte simple, el score está ok, el trabajo de sonido se encuentra muy bien cuidado y toda la cuestión referente al maquillaje es modesta, pero hace un gran trabajo con el deterioro de Elena.

Opinión final: Shelley definitivamente no es para todo el mundo. Película difícil de digerir que agradará a quienes no busquen algo tan convencional. 

Ojometro:
***

viernes, 4 de noviembre de 2016

Crítica: The Evil in Us (2016)


Primer largometraje del director Jason William Lee, quien además es el escritor de guión y tiene una pequeña participación actoral. Salió directamente en DVD dentro del Reino Unido el pasado 10 de octubre, mientras que su llegada a los Estados Unidos y a otros mercados está planeada para 2017.

Sinopsis:

Cuando seis amigos van a festejar el 4 de julio en una remota cabaña, estos se ven envueltos en una terrible situación al consumir una droga diseñada para transformarlos en hambrientos caníbales.



Comentarios generales:

Cuando leí la sinopsis no supe que esperar de The Evil in Us, ya que su premisa lucía tan increíblemente básica que por un momento pensé dejarla pasar de largo; sin embargo, después de ver el tráiler eso cambio. No tanto porque pensara que de la noche a la mañana me encontraría con algo revolucionario, sino porque me llamó la atención el nivel de violencia que pretendían manejar y todo lo que eso podía producir a nivel visual; algo que sin duda es lo que termina dándole cierto valor a una producción que, si hubiera elegido un camino mucho más relajado, sería totalmente intrascendente.

Lo malo es que dicha visión ultra violenta no es algo que se pretenda explotar salvajemente desde un inicio, ya que después de unos primeros cinco minutos brutales que te hacen suponer que estas ante un espectáculo que retará tu estómago, William Lee hace un alto de manera abrupta para centrarse en otras cosas. Las cuales principalmente se ven originadas por la historia tan simple que se maneja y que lo obligan a tratar de añadir un poco más de sustancia al integrar una investigación, así como unas escenas sobre experimentos que parecen no tener ningún tipo de conexión evidente, para que un primer acto diseñado con los convencionalismos de los jóvenes que van a una cabaña remota a festejar y a comportarse como idiotas no se sienta tan pesado (o aburrido).

Realmente no pasa nada relevante sino hasta llegados los 40 minutos, a partir de ahí es cuando las cosas se tornan divertidas, principalmente porque las transformaciones se dan de golpe y gracias a eso el ritmo sufre un cambio radical que no vuelve a disminuir en lo que resta del metraje. Además, la violencia se incrementa y con eso el director tiene los elementos suficientes para realizar un planteamiento visual lo suficientemente atractivo como para que uno se olvide por completo de la raquítica premisa y se vea inmerso en una serie se situaciones cuyos niveles de tensión e impacto son los adecuados para generar una dinámica agradable.

La parte final no cambia mucho la tónica con respecto a todo el segundo acto, lo cual no está mal, pero por momentos si afecta el no tener un poco más de historia para trabajar y eso provoca que la persecución final se torne un tanto repetitiva. Aunque al menos para el desenlace se añade un trasfondo político que le da sentido a las escenas de experimentos previamente mencionadas.

Las actuaciones cumplen, algunas las encontré increíblemente exageradas como la de Ian Collins (John), pero en general van muy acorde con el tono de la película. La producción es sin duda el punto fuerte: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte no presenta nada especial, el score es de lo mejor de la película, el trabajo de sonido es bastante bueno, los efectos están muy bien hechos y el trabajo de maquillaje no presenta nada precisamente novedoso, pero cumple a la perfección.

Opinión final: The Evil in Us está ok. Su naturaleza violenta la convierte en un espectáculo entretenido de ver, a pesar de sus evidentes carencias.

Ojometro:
***

martes, 1 de noviembre de 2016

Crítica: Fear, Inc. (2016)


Película escrita por Luke Banett y dirigida por Vincent Masciale, la cual significa el primer largometraje para ambos. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 21 de octubre, aunque todavía no hay información sobre su salida en formato físico.

Sinopsis:

Joe Foster (Lucas Neff) es un amante del terror que un día contrata a una empresa que se encarga de hacer realidad tus más grandes temores. Sin embargo, cuando el aparente juego inicia, Joe y sus amigos tendrán que descifrar si dicha empresa está ahí solo para asustarlos o realmente hacerles daño.



Comentarios generales:

Realizar trabajos cuya efectividad se sustenta principalmente en referencias no es algo precisamente sencillo, ya que siempre está latente la posibilidad de caer en la simple copia para ocultar carencias dentro del guión y generar relleno para cumplir con el tiempo necesario de metraje. Un riesgo que con Fear, Inc. existía de manera mucho más elevada gracias a que está inspirada en un cortometraje y por lo cual tome mis debidas precauciones, pero afortunadamente se trata de una película que, sin ser perfecta, logra su cometido de manera adecuada.

Esto a pesar de que Masciale tiene la difícil tarea de lidiar con tonos sumamente distintos todo el tiempo, iniciando de manera potente con una secuencia que establece la idea central de la historia, pero viéndose obligado a cambiar dicha línea por completo cuando se presenta a Joe para a partir de ahí ir construyendo, en base a pura comedia, ciertos problemas que los amantes del terror suelen tener. Una situación que no resulta nada sencilla gracias a que nuestro protagonista es un completo idiota y eso convierte todo el primer acto en uno que seguramente a muchos les costará trabajo digerir gracias a su comportamiento, el cual no permite establecer de manera sólida ciertos acontecimientos destinados para ir incrementando el misterio de lo que ocurre alrededor.

Es ya entrados los 35/40 minutos cuando las cosas adquieren el tono de la secuencia inicial, aunque mezclándolo con dosis de humor cuyo principal propósito es hacerte dudar en todo momento sobre si lo que ocurre es verdad o parte del espectáculo montado por la empresa, lo cual resulta bastante efectivo gracias a que es el propio fanatismo de Joe al notar las referencias hacia ciertas películas lo que vuelve complicado el hacerse una idea clara y eso ayuda a que el giro presentado resulte más efectivo. Uno que cambia por completo la dinámica de la película y le añade un poco más de tensión e impacto, pero que también empieza a alargar de manera innecesaria las cosas al caer en aspectos genéricos que bien se pudieron haber evitado.

Abriendo así el camino para una parte final que no se siente como nada especial, pero que termina presentando no uno, sino dos nuevos giros. El primero siendo uno que después de ciertas situaciones te esperas, pero el segundo si te toma por sorpresa; esto a pesar de que termina sintiéndose como un simple recurso para enderezar el rumbo después de que se pusiera en entredicho toda la premisa básica. 

Las actuaciones están ok, realmente cuesta trabajo digerir la de Lucas Neff por cómo está diseñado su personaje, pero conforme avanzan los minutos te involucras de lleno con él; mientras que Chris Marquette (Ben) hace una gran labor como complemento. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte está ok, tiene un buen score, el trabajo de sonido cumple y tanto los efectos prácticos, como el trabajo de maquillaje, están bien hechos.

Opinión final: Fear, Inc. la encontré entretenida. Película ideal para ver en estas fechas debido a sus referencias y temática.

Ojometro:
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