Secuela dirigida por McG (The
Babysitter), quien ahora comparte créditos como co-escritor del guión junto a
Dan Lagana, Brad Morris y Jimmy Warden. Se estrenó directamente en Netflix el
pasado 10 de septiembre.
Sinopsis:
Dos años después de que Cole (Judah
Lewis) sobreviviera al ataque del culto satánico, ahora él vive otra pesadilla:
la escuela secundaria. ¿Y los demonios de su pasado? Bueno… todavía siguen
haciendo de su vida un infierno.
Comentarios generales:
The Babysitter fue una de las
grandes sorpresas de 2017, la cual además catapultó a su protagonista como
alguien a seguir dentro del género. Así que cuando se anunció una secuela nadie
se sorprendió y en general la respuesta fue muy positiva ante la noticia; sin
embargo, el que no estuviera de vuelta el guionista original generaba algunas
dudas gracias a que eso por lo regular trae consigo cambios que pueden terminar
resultando contraproducentes, pero con Killer Queen no fue así.
Esto porque McG logra mantener en
un 80% la esencia del primer filme por medio de un humor totalmente exagerado y
muchos litros sangre, donde el cambio más evidente es la integración de muchas
referencias a películas o de la cultura pop.
Una combinación que durante el
primer acto puede generar cierto desconcierto debido a que por varios lapsos
pareciera que estás viendo una película de “American Pie” y no una sobre un
culto satánico. Aunque en cierta forma este enfoque tiene sentido considerando
que ahora el centro de atención es la complicada adolescencia de Cole y su
relación platónica con Melanie, lo cual obliga a dejar en un segundo plano
momentáneo lo ocurrido con Bee para poder desarrollar de manera consistente
dicha dinámica.
Afortunadamente este periodo
donde el humor puede resultar un problema no es suficiente como para arruinar
la experiencia gracias a que el ritmo de las acciones es bastante ágil y no te
aburres, además de que no tiene que pasar demasiado tiempo para que se desate
la locura en donde las mayores virtudes del filme salen a relucir. Ya que una
vez que aparecen los personajes que supuestamente estaban muertos la sangre
brota por montones y el director no se guarda nada al momento de generar
impacto, haciendo de la mayoría de las muertes un show bastante divertido ante
lo gráficas que resultan y por las propias situaciones que llevan a estas.
Dejando así todo puesto para una
parte final de la que no puedo profundizar demasiado por riesgo a soltar
spoilers, pero que en términos generales es efectiva a pesar de que dura unos
diez minutos de más. En la que se mantiene intacto el tema del shock visual y
se tiene la capacidad de ofrecer algo sorpresivo.
En cuanto a las actuaciones hay
que decir que Judah Lewis logra presentar una buena evolución de su personaje
al mantener su lado nerd intacto, pero complementándolo con una fase paranoica
que nunca resulta exagerada; mientras que Emily Alyn Lind (Melanie) y Jenna
Ortega (Phoebe) son el complemento ideal desde distintas perspectivas.
Igualmente hay que resaltar que todos los secundarios que regresan siguen igual
de hilarantes; especialmente Robbie Amell (Max) tiene algunos diálogos/momentos
muy graciosos.
La producción es igual de sólida
como en la película de 2017: cuenta con un buen trabajo de fotografía, la
dirección de arte es simple, el score funciona bastante bien, el trabajo de
sonido es limpio, la labor de maquillaje cumple y los efectos son incluso más
espectaculares, sobre todo los prácticos.
* Cuenta con una breve escena a
la mitad de los créditos
Opinión final: The Babysitter:
Killer Queen está entretenida. No se encuentra al nivel de la primera entrega,
pero mantiene la esencia para que se pueda pasar un buen rato.
Ojometro:
***
***