sábado, 29 de abril de 2017

Crítica: The Void (2017)


Película dirigida por Jeremy Gillespie y Steven Kostanski, quienes además son los escritores del guión. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD en el Reino Unido el 31 de marzo, mientras que su salida en DVD está programada para el próximo 9 de mayo.

Sinopsis:

Cuando el oficial Carter (Aaron Poole) lleva a una persona herida al hospital local durante el turno nocturno, un extraño culto empieza a rodear el edificio para evitar que todos los que se encuentran ahí dentro puedan salir. Una situación que empeora cuando uno por uno empieza a enloquecer, desatando así un caos que los llevará a descubrir una maldad más allá de su comprensión.



Comentarios generales:

El caso de The Void es uno peculiar debido a que empezó a obtener notoriedad por medio de una campaña de Indiegogo, aunque no por pedir dinero para financiar el proyecto en su totalidad, sino más bien para poder financiar los efectos prácticos que este iba a tener. Algo verdaderamente genial que obtuvo una gran respuesta por parte de los fans, pero que igualmente creó cierta confusión debido a que pronto se le etiquetó como la nueva The Thing y gracias a esto se pensó que su línea sería similar al clásico de los 80s, cuando en realidad se trata de una película un tanto diferente.

Es muy claro que Gillespie y Kostanski toman inspiración de dicho clásico, pero también se notan influencias de otros trabajos donde estuvo involucrado el propio Carpenter como Halloween II, In the Mouth of Madness o Prince of Darkness. Todo para crear una historia que desde el primer instante te llama la atención por el impacto con el que cuenta y porque no tarda demasiado para establecer el problema central, logrando así que el primer acto sea uno increíblemente dinámico; en donde se te muestra en un lapso bastante corto mucho más de lo que esperas desde el lado de la violencia y el impacto visual para que así tu interés se dispare ante tantas cosas extrañas que están pasando en pantalla.

Un aspecto que se mantiene hasta entrado el segundo acto y que se combina bastante bien con ciertos conflictos entre los propios personajes que vuelven mucho más compleja su situación; sin embargo, con el paso de los minutos las cosas se calman un poco y dicho cambio de ritmo no resulta del todo benéfico. No tanto porque afecte el tema del impacto o el gore, sino porque para este punto a uno le gustaría saber un poco más con respecto al culto y realmente nunca se toman el tiempo para darte grandes detalles; de hecho, lo único que hacen es darle muchas vueltas a la trama mientras se trata de distraerte con algo visualmente llamativo, lo cual termina por provocar que las cosas se tornen algo aburridas mientras se va llegando a la parte final. 

Una que resulta efectiva y con la dosis de violencia necesaria para satisfacer a quienes buscan solo eso, pero también contiene un poco más de clarificación con respecto al culto y a los propósitos de su líder. Logrando así un cierre potente.

Las actuaciones están bien, realmente casi todo el elenco es desconocido y ninguno logra resaltar por encima del resto de manera importante. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido (aunque con decisiones algo cuestionables al momento de presentar a las criaturas), la dirección de arte cumple, cuenta con un buen score y el trabajo de sonido está ok; sin embargo, los que sin duda se llevan todos los reflectores son los efectos prácticos que justifican por completo su uso.

Opinión final: The Void me gustó. Es terror puro y dinámico, aunque su historia un tanto extraña puede hacer que muchos no la disfruten.

Ojometro:
****

martes, 25 de abril de 2017

Crítica: Bethany (2017)


Película dirigida por James Cullen Bressack (Blood Lake: Attack of the Killer Lampreys), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto al protagonista Zack Ward. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD el pasado 7 de abril dentro de los Estados Unidos, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Después de la muerte de su madre, Claire (Stefanie Estes) y su esposo se mudan a la casa en donde ella pasó su infancia. Sin embargo, ya estando ahí, ella empezará a ser acechada por una amiga imaginaria que tenía cuando era niña.  



Comentarios generales:

Producciones sumamente pequeñas son el pan de cada día dentro del género y eso no va a cambiar, sobre todo en estas épocas en las que filmar es un poco más sencillo que antes y existe un medio de promoción masivo como el internet. Mes tras mes salen varias de este tipo, es algo común; sin embargo, lo que no es tan común es ver a nombres relativamente conocidos aparecer en estas, así que cuando vi los de Shannen Doherty y Tom Green mi curiosidad por Bethany se elevo un poco más de lo habitual; aunque al final me lleve una no tan sorpresiva decepción.

En gran medida porque lo que nos regalan Bressack y Ward es algo muy parecido a otro trabajo previo suyo, con diferentes argumentos claro está, pero con una línea peligrosamente similar que al combinarla con temas ligados a espíritus del pasado no solo se siente genérica y arcaica, sino que además la convierte en algo demasiado aburrido de ver. Esto porque el personaje de Claire es uno con el cual no se siente empatía alguna desde un inicio y eso inmediatamente provoca que todas las situaciones diseñadas para mostrar, ya sean sus problemas de la niñez o los actuales, no generen los niveles de suspenso/terror esperados para que ayuden a sobrellevar de mejor manera algo que está diseñado bajo la idea de desarrollarse a un ritmo lento.

Lo cual tampoco se ve beneficiado ante el hecho de que las acciones se vuelven repetitivas demasiado rápido; de pronto todo se centra en poner al personaje principal a tener sueños o alucinaciones que, más allá de ser visualmente atractivas, no tienen mucha sustancia detrás. Haciendo con esto del segundo acto uno en donde la sensación de que no pasa nada sea muy elevada, mucho más cuando el resto de los personajes solo están ahí como adornos o para realizar escenas sin importancia hasta que por unos breves lapsos uno de estos lleva a cabo una pequeñísima investigación que básicamente te revela el misterio central.

Los 15 minutos finales son los que la salvan de ser un bodrio insufrible. Principalmente porque es en la única parte en donde se logra que uno sienta pena por la situación que rodea a Claire y además se hace un trabajo decente para tratar de mantener el misterio lo menos predecible que se pueda, a pesar de que resulta más que evidente.  

Las actuaciones son bastante pobres, Estes realmente nunca te logra transmitir nada y Ward hace el mismo rol que ha hecho como en otras tres películas; mientras que Doherty y Green solo reciben tiempo muy contado en pantalla. La producción es de la línea que uno espera en filmes de bajo presupuesto: el trabajo de fotografía cuenta con algunas decisiones muy cuestionables, la dirección de arte es muy simple, el score es tal vez lo mejor de la película, el trabajo de sonido está ok, los efectos son medio arcaicos pero cumplen y la labor de maquillaje es aceptable.

Opinión final: Bethany es realmente aburrida. Una película del montón de la cual nadie se va a acordar en unos cuantos meses.

Ojometro:
**

sábado, 22 de abril de 2017

Crítica: RAW (2017)


Película escrita y dirigida por Julia Ducournau, la cual significa su ópera prima. Se estrenó en cines dentro de Francia durante el mes de marzo, mientras que aquí en México llegó de manera limitada el pasado 14 de abril. Hasta la fecha ha recaudado $2.1 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Después de que una joven vegetariana experimenta una novatada carnívora dentro de la escuela veterinaria, un gusto inesperado por la carne empieza a crecer peligrosamente dentro de ella.



Comentarios generales:

El shock vende, eso es algo innegable y la gente encargada de diseñar la promoción de RAW lo sabía a la perfección debido a que casi todas las noticias ligadas a sus exhibiciones en festivales involucraban a personas desmayándose, vomitando o saliéndose de las salas ante lo impactante del contenido presentado. Una estrategia que rindió frutos y le dio notoriedad a esta coproducción francesa/belga que probablemente no hubiera logrado con una promoción convencional; sin embargo, esto también le generó un problema de identidad, ya que el tener al canibalismo como idea base te invita irremediablemente a pensar que se tratará de un gorefest diseñado para desafiar tu nivel de tolerancia al máximo, cuando en realidad es algo más elaborado.

Con esto no quiero decir que Julia Ducournau nunca pretende utilizar el impacto visual como parte fundamental de la historia, pero lo cierto es que durante el primer acto lo que nos regala es más que nada la exposición de Justin como simple carne de cañón ante esta cruel novatada que reta todo lo que le han enseñado y expone el conflicto interno de hacer lo que sea para ser aceptado en un nuevo circulo, a pesar de que esto cambie tu vida para siempre. Siendo así la manera perfecta para impulsar no solo su interés por la carne, sino también su despertar sexual y empezar con ello un viaje de descubrimiento que rápidamente proporciona algunos momentos extraños que poco a poco van mostrando el camino que nuestra protagonista tomará; uno que tratará de evitar, pero que resulta imposible de ignorar.

Lo cual lleva a que la primera escena de canibalismo presentada sea en extremo efectiva, no tanto desde el punto de vista gráfico (en realidad es muy “light”) sino más bien por la manera contundente en la que se establece que Justine básicamente no podrá encontrar una solución a su nueva adicción.

A partir de este punto es cuando las acciones se tornan mucho más intensas en todo sentido, el aspecto sexual se vuelve más relevante y la relación con su hermana se convierte en el hilo conductor para tratar de entender lo que le está pasando y como vivir con ello; aunque por momentos integrando cierto humor negro que se siente un tanto fuera de lugar para una historia como la que estamos viendo.

Todo esto genera unos 25 minutos finales muy disfrutables en donde los excesos visuales por parte de la directora llegan a su punto más alto, sin ser nunca precisamente grotescos o extremos. Diseñados para que el conflicto entre las hermanas sea algo desgarrador de ver y lleve a un desenlace potente, cuyo mensaje básicamente es que amar duele y que cada quien lidia con eso de manera distinta.

Las actuaciones son geniales, Garance Marillier como Justine se come la pantalla y Ella Rumpf (Alex) es el complemento ideal como su hermana; tienen una gran química e indudablemente esto provoca que varias de las escenas más memorables sean aquellas que las involucran a ambas. La producción no es nada ostentosa, pero está bien cuidada: cuenta con un trabajo de fotografía sólido, la dirección de arte está ok, el score es bastante bueno, al trabajo de sonido cumple y la labor de maquillaje logra su cometido en los momentos más gráficos.

Opinión final: RAW se trata de algo más que una simple historia de caníbales convencional que no solo se va por el camino del shock fácil. Muy recomendable.

Ojometro:
*****

miércoles, 19 de abril de 2017

Crítica: The Summoning (2017)


Película escrita y dirigida por Alberto G. Rodríguez, la cual significa su primer largometraje. Salió directamente en VOD dentro de los Estados Unidos y Canadá; posteriormente en DVD durante el mes de marzo.

Sinopsis:

Mientras se encuentra trabajando en un antiguo caso de asesinato para su clase de leyes, Rachel Iverson (Leila Almas) descubre más de lo que hubiera pensado cuando espíritus del pasado empiezan a visitarla y la encaminan a sacar a la luz una verdad que pondrá en peligro su propia vida.



Comentarios generales:

No me gusta ser muy negativo, pero hay veces en la que terminada una película lo único que me viene a la cabeza es tratar de descifrar cómo alguien en su sano juicio puede aceptar darle distribución a ciertos trabajos. No tanto porque no me agrade que existan diferentes opciones para el público, al contrario, eso es muy sano; sin embargo, cuando te encuentras con algo como The Summoning pocas cosas pueden evitar el sentir que simplemente hay películas que nunca debieron haber visto la luz.

Esto porque lo que nos trae Rodríguez es una historia sin pies ni cabeza, la cual inicia vendiéndote una situación que involucra a un detective que uno asume será el eje de todo lo que estará por ocurrir, pero la cual después de unos 10 minutos se vuelve irrelevante para darle paso a otra temática. Una que está ligada a un aspecto sobrenatural que le añade el misterio correspondiente, pero que una vez que empieza a desenvolverse entra por un camino sin mucho sentido debido a que la cuestión del espíritu no tiene gran sustento detrás y porque por alguna razón su creador creyó que era buena idea añadir un secuestro para darle pie a OTRA subtrama para que tome la estafeta como el hilo conductor de la historia.

Así es. Ya para este punto hemos visto tres cosas distintas como posibles puntos centrales, todas sin recibir un desarrollo adecuado y bajo un ritmo ridículamente lento que hace más pesada la experiencia. Peor aún, ninguna de estas parece tener algún tipo de conexión lógica y poco a poco se va haciendo evidente que gran parte de lo mostrado fue metido para consumir tiempo en pantalla gracias a que lo referente al secuestro se vuelve un sinsentido absoluto, la cuestión de la investigación policíaca no lleva a nada y lo sobrenatural solo se limita a una misteriosa sombra que tal vez si o tal vez no tiene algo que ver con antiguos asesinatos que por alguna razón solo reciben a lo mucho dos minutos de exposición.

Lo más sorprendente es que para la parte final el director básicamente se olvida de todo lo previamente mencionado y opta por el camino sencillo, lo cual no estaría mal si no te hicieran sentir que casi todo lo que viste por 85 minutos no tuvo importancia. Llevándote así hacia una conclusión completamente anti climática y carente de intensidad que, para colmo, nunca muestra nada de lo más relevante en pantalla.

Las actuaciones son muy pobres y aunque entiendo que el material con el que contaban los actores no ayudaba para nada, eso no es justificación para la notable carencia de emociones. La producción es raquítica: el trabajo de fotografía es un espanto, la dirección de arte no tiene nada, el score es pasable, el trabajo de sonido está ok y todo lo referente a efectos/maquillaje es prácticamente inexistente.

Opinión final: The Summoning es un desastre total. De lo peor que verán durante este año.

Ojometro:
*