lunes, 25 de noviembre de 2024

Crítica: Never Let Go (2024)

Película dirigida por Alexandre Aja (High Tension, Crawl), cuyo guión fue co-escrito por KC Coughlin y Ryan Grassby. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos y México a finales de septiembre, mientras que hizo lo propio en VOD el pasado 11 de octubre.

Sinopsis:

Una madre (Halle Berry) y sus dos pequeños hijos llevan siendo atormentados por un malvado espíritu durante años en su casa en medio del bosque. Aunque pronto su seguridad y sus alrededores se verán comprometidos cuando uno de los niños empieza a cuestionar si dicha maldad es real. 


Comentarios generales:

Existen películas que acaparan los reflectores y otras que solo las conocen quienes las hicieron; sin embargo, también hay películas que por diversas razones terminan naufragando en la medianía esperando a que puedan hacer algo de ruido entre los fans y así no terminar en la total intrascendencia. Una situación que a ninguna producción le gusta tener que atravesar, pero que puede pasarle a cualquiera incluso teniendo aparentemente todo a su favor y eso fue lo que ocurrió con Never Let Go.

Ya que Alexandre Aja nos trae algo que en el papel tenía todos los elementos necesarios para hacer ruido gracias a su historia con enfoque minimalista dentro de un escenario post-apocalíptico y al menos durante los primeros 30 minutos las cosas parecen ir hacía ese rumbo debido a que la dinámica familiar rápidamente te convence de los riesgos existentes gracias a la extravagancia y rigidez con la que viven su día a día. Logrando generar una atmósfera solitaria que, al combinarla con la angustia permanente de la madre, magnifica el peligro que hay en el bosque y con ello cada escena va incrementando el misterio que hay detrás de todo esto.

Lo malo es que una vez que empiezan los cuestionamientos por parte del hijo las cosas poco a poco van perdiendo fuerza y en gran parte se debe a que no existe la capacidad para mantener las dudas de manera estable, lo cual obliga a tener que utilizar ciertos recursos cuyo nivel de efectividad no es suficiente como para evitar que la película caiga en un gran bache. Provocando que la tensión acumulada durante la primera media hora desparezca por completo y la locura de la madre pase de ser algo enigmático a algo fastidioso gracias a que no existe demasiada profundización sobre su pasado, volviendo así cada vez más predecible lo que ocurre y por lo consiguiente que el ritmo se haga cansino.

Una situación que básicamente obliga a tener que apostar por un suceso sorpresivo con la esperanza de poder sacudir un poco las cosas y añadir impacto en la parte final por medio de un conflicto entre los hermanos. Algo que en cierto modo se logra dar, aunque sin la potencia suficiente como para que el desenlace resulte convincente.

Las actuaciones están bien, siendo Halle Berry quien más destaca como esta madre con muchos traumas que logra durante algunos minutos poner en duda si lo que ocurre es real o solo producto de su locura. Mientras que en producción vemos una buena factura: el trabajo de fotografía es lo mejor de la película, la dirección de arte está bien cuidada, el score no es nada del otro mundo, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son simples y la labor de maquillaje discreta.  

Opinión final: Never Let Go está ok. Película que prometía un poco más y al final se queda como algo de lo que casi nadie se va a acordar en un par de meses.

Ojometro:
***