martes, 5 de octubre de 2021

Crítica: No One Gets Out Alive (2021)

Adaptación de la novela del mismo nombre dirigida por Santiago Menghini, cuyo guión fue escrito por Jon Croker y Fernanda Coppel. Se estrenó directamente en Netflix a nivel mundial el pasado 29 de septiembre.

Sinopsis:

Ambar (Cristina Rodlo) es una inmigrante mexicana en busca del sueño americano, pero cuando se ve obligada a alojarse en una vieja casa el sueño se convierte en una pesadilla de la que no podrá escapar tan fácilmente.


Comentarios generales:

Iniciamos el mes de octubre y con ello llega la época del año en la que los servicios de streaming y canales de TV se pelean por la atención de los fans del género de terror de manera cada vez más intensa y, como suele ser costumbre, Netflix es de los primeros en poner sobre la mesa sus propuestas. Aunque probablemente No One Gets Out Alive no sea el gran inicio que muchos esperaban.

Y no es porque lo que nos traiga Menghini y compañía sea malo, sino más bien porque su enfoque se carga demasiado hacía el drama dentro de una historia que contiene un elemento social (el estatus migratorio de Ambar) al que se aferran demasiado para tratar de establecer el hecho de que nuestra protagonista se encuentra atrapada tanto dentro como fuera de la casa y no solo utilizarlo para añadir cierto contexto. Lo cual resulta muy marcado en casi una hora del metraje, pero sobre todo durante unos primeros 30/35 minutos en los que cuesta trabajo encontrar alguna situación que destaque de sobremanera desde el lado del terror.

Ya que más allá de que si existe una atmósfera oscura bien lograda, lo cierto es que está no se complementa de gran forma con momentos que logren explotarla y se termina abusando de un par de recursos para tratar de generar cierto nivel tensión. Algo que hace que las cosas se tornen repetitivas y por lo consiguiente el ritmo se vuelve problemático, aunque afortunadamente conforme las acciones se van limitando a lo que ocurre dentro de la casa se empieza a ver una mejoría gracias al incremento en la violencia, así como una mayor profundización con respecto a los peligros dentro de esta.

Llevándonos así a una parte final intensa y sangrienta en la que pasa de todo. Donde tal vez no exista un factor sorpresa como tal debido a que más o menos uno puede imaginarse lo que ocurre, pero gracias a la aparición de un demonio que luce espectacular eso termina importando poco o nada debido a que logra aportar el factor shock necesario para que el desenlace resulte gratificante.  

Sobre las actuaciones la verdad es que Cristina Rodlo no lo hace mal, su papel dentro de todo resulta creíble y cuando requiere de más intensidad también la consigue; mientras que Marc Menchaca (Red) se encuentra limitado casi todo el tiempo. En cuanto a producción no hay quejas: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte está bien cuidada, el score resulta agradable, el trabajo de sonido es limpio, la labor de maquillaje cumple y los efectos están bien hechos (sobre todo en la parte final con el demonio).

Opinión final: No One Gets Out Alive es aceptable. Película con exceso de drama a la que la salva su parte final.

Ojometro:
***