Película escrita y dirigida por Rhys Frake-Waterfield (The Killing Tree). Se estrenó en cines dentro de México el pasado 26 de enero, mientras que hará lo propio dentro de los Estados Unidos y otros mercados a mediados del mes de febrero.
Sinopsis:
Después de vivir muchas aventuras juntos, Christopher Robin (Nikolai Leon) decide abandonar a Winnie the Pooh, Piglet y al resto de sus amigos para ir a la universidad. Aunque esto hará que las otrora amigables criaturas entren en una espiral de locura donde su único objetivo es matar a todo los humanos que se les crucen en su camino.
Comentarios generales:
Nadie se hubiera imaginado que algún día Disney iba a perder los derechos exclusivos de una de sus franquicias más exitosas y mucho menos que justo cuando eso sucediera iba a existir una persona que aprovecharía dicha situación para realizar una película de terror. Sin duda una serie de sucesos extraordinarios que no se sabe cuándo se podrían volver a repetir y que hicieron de Winnie the Pooh: Blood and Honey un evento en sí, ya que realmente no recuerdo algún otro proyecto que haya generado tanta curiosidad a pesar de ser tan absurdo como este.
Uno con el cual claramente Frake-Waterfield sabe lo que debe de ofrecer para mantener dicha expectativa, pero no parece tener todavía el bagaje suficiente como para redondear de mejor manera su idea. Y es que el concepto del abandono de Christopher Robin realmente es interesante, sin embargo, se lo gasta de manera muy rápida por medio de una introducción que al menos resulta efectiva en su propósito de establecer un tono oscuro, así como en lograr que Pooh y Piglet puedan ser vistos como una amenaza creíble desde temprano para hacer olvidar su imagen tierna que todos tenemos en la cabeza.
Desafortunadamente una vez mostrado esto lo que nos encontramos es una historia que olvida por completo dicho concepto para convertirse en un slasher más, lo cual en si no es malo, pero la ejecución resulta demasiado pobre al momento de querer conectar la problemática que involucra a las nuevas víctimas. Generando así que el ritmo se sienta poco fluido y realmente convierta todo el segundo acto en una serie de escenas editadas de manera un tanto extraña que van de un lado a otro sin demasiado sentido y cuyo principal atractivo es mostrar un incremento progresivo en el nivel de violencia que haga olvidar todos los problemas de estructura.
Algo que en cierta medida logran debido a que la parte final es sin duda la más entretenida precisamente por la cantidad de muertes llamativas que hay, brindándole así mucha fuerza al desenlace a pesar de que todo lo que ocurre sigue siendo muy random y dejando parado a Pooh como una verdadera bestia a la que probablemente no será la última vez que veamos causar terror.
Las actuaciones no son buenas, todas se sienten sumamente forzadas incluso para los estándares de un slasher como este. Y en cuanto a producción podemos encontrar algunas cosas interesantes: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte no está mal, el score es bastante flojo, el trabajo de sonido no es el mejor, los efectos resultan efectivos y la labor de maquillaje es sólida.
Opinión final: Winnie the Pooh: Blood and Honey es mediocre. Película absurda y sangrienta que verás de todas formas por la curiosidad natural que provoca.
Ojometro:
**