viernes, 31 de enero de 2020

Crítica: Inmate Zero (2020)


Película dirigida por Russell Owen (Welcome to the Majority), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Matthew J. Gunn. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 3 de enero, mientras que su salida en formato físico está programada para próximo 11 de febrero.

Sinopsis:

En la isla de St. Leonards se encuentra una prisión donde están recluidos algunos de los criminales más violentos del planeta y se realizan extraños experimentos. Sin embargo, cuando uno de estos sale mal, la isla se convertirá en un aterrador laberinto lleno de enfermedades para los desesperados sobrevivientes.



Comentarios generales:

Las películas sobre infectados viven horas bajas después de muchos años de gozar de relativo éxito ya que, a diferencia de las zombies tradicionales en las que cada vez se encuentran nuevas maneras de explotarlos, en estas casi siempre se sigue un mismo patrón. Por eso es que vender un trabajo como Inmate Zero (también conocida como Patients of a Saint) es tan complicado debido a que con solo ver el titulo se sabe un porcentaje importante de la trama y si no existe algo que la diferencie del resto los resultados no serán buenos, tal como ocurre aquí.

Y es que lo que nos trae Owen desde el primer instante se siente como algo que ya has visto muchas veces, siendo el único punto de diferenciación la locación e incluso eso no resulta lo suficientemente fresco. Contándonos así una historia que por lo menos no tarda demasiado tiempo en exponer el tema de los infectados al darnos las bases para entender lo básico de su existencia y después empezar a presentar el caos por medio de escenas que manejan de buena manera su peligrosidad, así como una aparente debilidad. Aunque dicha inercia inicial posivita no dura demasiado.

Esto porque una vez que se establece al grupo de sobrevivientes la película cae en una dinámica repetitiva que en ningún punto permite conocerlos de mejor manera o generar conflictos interesantes entre ellos que bien podrían haber añadido cierta tensión considerando sus estatus. Simplemente se les deja en un mismo lugar durante un periodo prolongado de tiempo mientras se improvisan recorridos por la prisión para lograr ciertos objetivos que no parecen llevar a ningún lado y ni siquiera aportan grandes momentos que exploten a la amenaza.

Siendo este un problema importante porque realmente los infectados nunca son utilizados de buena manera, ya que muchas de las muertes se dan fuera de cámara y la mayoría del tiempo se la pasan entre las sombras o solo se escuchan a lo lejos. Inclusive su aparente debilidad termina siendo un punto irrelevante que nunca se utiliza de manera creativa.

Llevando así a una parte final bastante predecible y aburrida en la que los sucesos quedan parados como algo meramente anecdótico y la presencia de los infectados se ve mucho más reducida. Provocando con esto que el cierre carezca de fuerza y deje la sensación de que fue sumamente acelerado.

Las actuaciones no son terribles, pero tampoco son nada particularmente especial y eso termina influyendo para que todo te resulte tan indiferente. La producción cumple en la mayoría de las aéreas: el trabajo de fotografía tiene altibajos, la dirección de arte está ok, el score es bueno, el trabajo de sonido es limpio, los efectos no son muy elaborados y la labor de maquillaje es de buen nivel. 

Opinión final: Inmate Zero es bastante aburrida. Película genérica de la que se olvidarán en un par de semanas.

Ojometro:
**