martes, 29 de septiembre de 2020

Crítica: Ghosts of War (2020)


Película escrita y dirigida por Eric Bress. Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados Unidos a mediados de julio, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 18 de agosto.

Sinopsis:

Cinco soldados estadounidenses son asignados para defender una mansión francesa en los momentos finales de la Segunda Guerra Mundial.  Una misión aparentemente sencilla, pero que de pronto se convierte en una pesadilla cuando se encuentran con una amenaza supernatural más aterradora que cualquier cosa que hayan visto en el campo de batalla.



Comentarios generales:

El que no existan demasiadas películas de terror ubicadas durante la Segunda Guerra Mundial (o cualquier guerra, de hecho) probablemente se deba a que estos eventos por si solos ya son lo suficientemente aterradores como para explotarlos de otra manera. Así que cuando salen trabajos de este tipo por lo regular suelen llamar la atención más que nada por querer saber cómo van a explotar dicho contexto y definitivamente Ghosts of War es la que lo ha hecho de manera más peculiar. 

Y es que aunque lo verdaderamente alocado tarda en llegar, lo cierto es que Bress presenta una historia que en ningún momento sigue un camino predecible y en base a esto es como logra generar más interés con un grupo de personajes que resultaban perfectos para irse con el típico camino heroico yanqui. Sin embargo, en lugar de eso termina sorprendiendo con algo que al menos durante 40/45 minutos es un filme de casas embrujadas en toda la regla y explota al máximo cada truco conocido para lograr efectividad.

Presentando algunos sustos fáciles bien pensados y consiguiendo una atmósfera lo suficientemente tétrica como para entender de inmediato el nivel de riesgo que existe dentro de la mansión. Esto sin dejar de lado las escenas de acción con elementos de impacto y sangre necesarios para recordarte que aquí hay una guerra de por medio.

Así las cosas avanzan de una manera agradable y sin muchos contratiempos, pero después de ese punto se van llevando las acciones hacia otra dirección con la que ciertamente se empieza a generar confusión. Utilizando a los fantasmas de manera más agresiva, aunque sin establecer de forma convincente los motivos detrás de sus acciones y haciendo que los propios soldados empiecen a tener comportamientos u experiencias poco coherentes.

Ahora, mencionado todo lo anterior, es indudable que la opinión positiva o negativa que se termine teniendo de la película recaerá en un 80% en si te convence lo ocurrido durante la parte final gracias a que lo que ocurre aquí cambia todo de manera extrema. Es un giro muy brusco que no diría que se siente forzado debido a que tiene cierto sentido considerando lo que pasa previamente, pero aún así no es del todo convincente y deja paradas a las cosas buenas del filme como algo meramente anecdótico. 

Con respecto a las actuaciones no tengo muchas quejas porque el elenco en su conjunto está bien, no ofrecen nada fuera de lo común pero cumplen con el nivel de intensidad que exige este tipo de historias con contexto bélico. En cuanto a producción es de factura sólida: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score es medio genérico, el trabajo de sonido es impecable, los efectos son de buena calidad y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Ghosts of War está aceptable. Una experiencia cuya parte final determinará mucho que tanto les gusta. 

Ojometro:
***

viernes, 25 de septiembre de 2020

Critica: Baba Yaga: Terror of the Dark Forest (2020)


Película dirigida por Svyatoslav Podgaevskiy (The Bride, The Mermaid), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Ivan Kapitonov y Natalya Dubovaya. Se estrenó en cines dentro de Rusia durante el mes de febrero, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 1 de septiembre.

Sinopsis:

Una joven familia contrata a una niñera para que se haga cargo de sus hijos, pero después de ganarse la confianza de los padres esta empieza a mostrar un comportamiento poco natural. Haciendo que el joven Egor (Oleg Chugunov) tenga sus sospechas y con el paso de los días se convenza de que se ha cruzado en el camino del antiguo demonio conocido como Baba Yaga.



Comentarios generales:

Seguimos con el cine de terror ruso y su búsqueda por expandirse a nivel mundial, ahora utilizando un personaje muy característico del folclore de dicho país. Lo cual sin duda representaba una oportunidad atractiva debido a que la figura de Baba Yaga para la mayoría es poco conocida y gracias a esto Terror of the Dark Forest se encontraba ante la rara posibilidad de ofrecer algo fresco para la audiencia, aunque al final el camino elegido para hacerlo resultó ser uno de los menos arriesgados e imaginativos posibles.

Esto porque Podgaevskiy y compañía optan por seguir uno mucho más convencional que se termine alineando con los estándares del cine estadounidense para ofrecer una historia que se ha visto muchas veces y que además, para mi sorpresa, cuenta con un tono más ligero del que suponía. 

Ya que en realidad desde el primer acto se puede apreciar que la intención del director es ofrecer algo para todo tipo de público y nunca pretende tomar demasiados riesgos en lo que se refiere al elenco infantil. Dejando mucho del desarrollo de una leyenda oscura como esta en escenas sustentadas principalmente en sustos simples que sufren para poder ir exponiendo el riesgo que tendría que representar Baba Yaga y, por ende, generan como resultado que lo que pueda ocurrir más adelante no te sea tan atractivo.

Afortunadamente el ritmo nunca resulta problemático y poco a poco las cosas mejoran conforme se va entrando a la segunda mitad de la película. En gran medida porque la atmósfera se empieza a tornar más tétrica y los eventos adquieren un toque más fantasioso, ayudando así a construir mejores situaciones que no solo jueguen con las realidades y exploten el tema del olvido, sino que además expongan de mejor forma la diversidad de la amenaza a pesar de que jamás se atreven a cruzar la línea en lo que respecta a la violencia con los niños (lo más fuerte se da fuera de cámara).

Con esto la parte final logra tener algo más de fuerza y se responde una pregunta fundamental con respecto al protagonista. Funcionando de buena manera en términos generales a pesar de que resulta bastante predecible y deja la puerta abierta para una potencial secuela.

Las actuaciones son correctas, sin demasiadas cosas para destacar pero tampoco como para que se arruine el visionado. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido la mayor parte del tiempo, la dirección de arte cumple, el score es un buen complemento, el trabajo de sonido es limpio, los efectos tienen algunos altibajos con el CGI y la labor de maquillaje resulta decente.

Opinión final: Baba Yaga: Terror of the Dark Forest está ok. Película muy simple que va a gustar en mayor o menor medida dependiendo de qué tanta violencia estén esperando ver.

Ojometro:
***

martes, 22 de septiembre de 2020

Crítica: #Alive (2020)

Producción surcoreana dirigida por Il Cho, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Matt Naylor. Se estrenó el pasado 8 de septiembre a nivel mundial por medio de Netflix.

Sinopsis:

El rápido esparcimiento de una desconocida infección ha dejado a toda la ciudad infestada de zombies bajo un completo caos, pero un chico se mantiene todavía con vida completamente en aislamiento. Y esta es su historia. 


Comentarios generales:

Hace cuatro años “Train to Busan” dejó una huella bastante importante dentro del género y parecía lógico que eso fuera a impulsar una ola de nuevas películas surcoreanas de zombies durante los años siguientes. Un fenómeno que al final de cuentas no ocurrió con la magnitud que muchos esperaban, pero que de todas maneras se ha manifestado en proyectos aislados tanto en cine como en TV en los que su influencia resulta evidente y probablemente #Alive sea la mayor exponente.

Y es que a pesar de que se trata de un cuasi-remake de una película estadounidense que todavía no se estrena (“Alone”), lo que nos presenta Il Choe bien podría pasar como una historia que se realiza en el mismo universo de Busan debido a que visualmente es prácticamente una calca, aunque el concepto no podría ser más opuesto. Ya que aquí lo que se explota es la soledad en un escenario limitado y a partir de eso se construyen problemáticas en las que los zombies tienen mucho peso, pero también la creatividad y torpeza de nuestro protagonista al momento de lidiar con estas por medio del uso de elementos que le representan ventajas o desventajas.

Ante esto el inicio puede que resulte un tanto tedioso por la repetividad de ciertas acciones, sin embargo, en ningún punto la película se torna aburrida debido a que siempre existe alguna situación puntual pensada para subir tanto el ritmo como la intensidad y así demostrar por qué estos zombies en particular resultan tan peligrosos. Además la integración de otro personaje hace que la segunda mitad se vuelva más interesante, no solo por el cambio que eso representa en la dinámica, sino porque a partir de este punto se empieza a exponer el clásico dilema sobre si es mejor afrontar esto por tu cuenta o en compañía de alguien más.

La parte final también la encontré entretenida, más que nada porque es aquí donde finalmente se suelta el freno de mano y se añade más acción sin dejar de lado la cuestión del espacio limitado para que la amenaza de los zombies se sienta muchísimo más peligrosa ante el poco margen de maniobra que existe. Aunque también se presenta algo que se siente forzado y por lo consiguiente el desenlace no es tan fluido como debería.

En el tema de las actuaciones Yoo Ah-In (Oh Joon-woo) está bien, la verdad es que por momentos le falta el carisma para poder sobrellevar por sí mismo las acciones y no es sino hasta la sólida aparición de Park Shin-Hye (Kim Yoo-bin) que se le nota más cómodo. Mientras que en la producción nos encontramos con un filme de gran calidad: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte se encuentra muy bien cuidada, el score es bueno, el trabajo de sonido es impecable, los efectos están muy bien hechos y la labor de maquillaje es de primer nivel.

Opinión final: #Alive me gustó. Película de zombies bastante simple, pero efectiva al momento de entretener. 

Ojometro:
****

viernes, 18 de septiembre de 2020

Crítica: Black Water: Abyss (2020)

Secuela dirigida por Andrew Traucki (Black Water, The ABCs of Death), cuyo guión fue co-escrito por John Ridley y Sarah Smith. Se estrenó en cines dentro de Australia el pasado 20 de julio, mientras que hizo lo propio en VOD durante el mes de agosto. Su salida en formato físico está confirmada para el próximo 6 de octubre.

Sinopsis:

Cinco amigos que van a explorar una remota cueva en el norte de Australia de pronto se encontrarán siendo amenazados por un gran y hambriento cocodrilo.


Comentarios generales:

La primera “Black Water” fue una película que solo le interesó a aquellos entusiastas de esta clase de trabajos durante una época en la que estaban condenadas a salir en DVD o a ensanchar la oferta de algún canal de TV, así que cuando se anunció esta secuela trece años después creo que tomó a todos por sorpresa. Aunque al considerar el hecho de que en años recientes han cobrado relevancia y han tenido éxito en taquilla tiene mucho sentido la existencia de Abyss, a pesar de que no deja de ser un producto extraño.

Y digo extraño porque igual podrían haberla promocionado como un reboot y no hubiera cambiado la percepción del producto en general, ya que lo que nos trae Traucki lo único que comparte con la original es el hecho de que aparece un cocodrilo. Contándonos una historia exageradamente simple que hace de la primera media hora algo bastante irrelevante no solo por la carencia de situaciones interesantes, sino porque además no existe demasiada intención de darle un poquito más de sustancia a los personajes para que por lo menos sus destinos te importen.

Todo resulta plano salvo por cierto drama amoroso y por lo consiguiente cuando inicia el ataque no sientes una gran urgencia por saber si saldrán con vida de ahí, generando así un grave problema porque básicamente esa es la esencia de estas películas. Algo que de paso también termina afectando a las cosas buenas que se hacen durante el segundo acto como la capacidad de poder crear una atmósfera claustrofóbica que representa otro riesgo o a las propias escenas con el cocodrilo que, aunque carecen de gran impacto ante la decisión de no mostrar mucho de manera tan clara, si ayudan a por lo menos incrementar la sensación de peligro.

Con todo lo mencionado anteriormente el camino rumbo a la parte final resulta muy aburrido la mayor parte del tiempo, dejando que sean los minutos finales los que traten de salvar esto. Decisión que por momentos pareciera que va a funcionar; sin embargo, cuando las cosas van más o menos por un rumbo adecuado se decide alargar las acciones con un contratiempo metido con calzador para cerrar con una situación que tiene poca lógica.

Las actuaciones son promedio y en realidad nadie destaca. En el tema de producción es bastante cumplidora: el trabajo de fotografía es correcto, el score tiene cosas interesantes, el trabajo de sonido es bueno, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje es discreta.

Opinión final: Black Water: Abyss es decepcionante. Opción más que nada para aquellos que gustan de películas con animales salvajes, ya que de lo contrario les va a aburrir.

Ojometro:
**

martes, 15 de septiembre de 2020

Crítica: The Babysitter: Killer Queen (2020)


Secuela dirigida por McG (The Babysitter), quien ahora comparte créditos como co-escritor del guión junto a Dan Lagana, Brad Morris y Jimmy Warden. Se estrenó directamente en Netflix el pasado 10 de septiembre.

Sinopsis:

Dos años después de que Cole (Judah Lewis) sobreviviera al ataque del culto satánico, ahora él vive otra pesadilla: la escuela secundaria. ¿Y los demonios de su pasado? Bueno… todavía siguen haciendo de su vida un infierno.



Comentarios generales:

The Babysitter fue una de las grandes sorpresas de 2017, la cual además catapultó a su protagonista como alguien a seguir dentro del género. Así que cuando se anunció una secuela nadie se sorprendió y en general la respuesta fue muy positiva ante la noticia; sin embargo, el que no estuviera de vuelta el guionista original generaba algunas dudas gracias a que eso por lo regular trae consigo cambios que pueden terminar resultando contraproducentes, pero con Killer Queen no fue así.

Esto porque McG logra mantener en un 80% la esencia del primer filme por medio de un humor totalmente exagerado y muchos litros sangre, donde el cambio más evidente es la integración de muchas referencias a películas o de la cultura pop.

Una combinación que durante el primer acto puede generar cierto desconcierto debido a que por varios lapsos pareciera que estás viendo una película de “American Pie” y no una sobre un culto satánico. Aunque en cierta forma este enfoque tiene sentido considerando que ahora el centro de atención es la complicada adolescencia de Cole y su relación platónica con Melanie, lo cual obliga a dejar en un segundo plano momentáneo lo ocurrido con Bee para poder desarrollar de manera consistente dicha dinámica.

Afortunadamente este periodo donde el humor puede resultar un problema no es suficiente como para arruinar la experiencia gracias a que el ritmo de las acciones es bastante ágil y no te aburres, además de que no tiene que pasar demasiado tiempo para que se desate la locura en donde las mayores virtudes del filme salen a relucir. Ya que una vez que aparecen los personajes que supuestamente estaban muertos la sangre brota por montones y el director no se guarda nada al momento de generar impacto, haciendo de la mayoría de las muertes un show bastante divertido ante lo gráficas que resultan y por las propias situaciones que llevan a estas.

Dejando así todo puesto para una parte final de la que no puedo profundizar demasiado por riesgo a soltar spoilers, pero que en términos generales es efectiva a pesar de que dura unos diez minutos de más. En la que se mantiene intacto el tema del shock visual y se tiene la capacidad de ofrecer algo sorpresivo.

En cuanto a las actuaciones hay que decir que Judah Lewis logra presentar una buena evolución de su personaje al mantener su lado nerd intacto, pero complementándolo con una fase paranoica que nunca resulta exagerada; mientras que Emily Alyn Lind (Melanie) y Jenna Ortega (Phoebe) son el complemento ideal desde distintas perspectivas. Igualmente hay que resaltar que todos los secundarios que regresan siguen igual de hilarantes; especialmente Robbie Amell (Max) tiene algunos diálogos/momentos muy graciosos.

La producción es igual de sólida como en la película de 2017: cuenta con un buen trabajo de fotografía, la dirección de arte es simple, el score funciona bastante bien, el trabajo de sonido es limpio, la labor de maquillaje cumple y los efectos son incluso más espectaculares, sobre todo los prácticos.

* Cuenta con una breve escena a la mitad de los créditos

Opinión final: The Babysitter: Killer Queen está entretenida. No se encuentra al nivel de la primera entrega, pero mantiene la esencia para que se pueda pasar un buen rato.

Ojometro:
***

viernes, 11 de septiembre de 2020

Crítica: The Bridge Curse (2020)


Producción taiwanesa dirigida por el debutante Lester Hsi, cuyo guión fue co-escrito por Keng-Ming Chang y Po-Hsiang Hao. Se estrenó en cines en Taiwán a inicios de año, mientras que su llagada a Netflix dentro de múltiples mercados se dio el pasado 27 de agosto.

Sinopsis:

Unos estudiantes universitarios planean realizar una prueba de iniciación para sus compañeros y para ello han escogido el lugar perfecto: un puente dentro del campus que se rumora está embrujado por el fantasma de una mujer vengativa.



Comentarios generales:

El J-Horror evidentemente es un producto japonés que alcanzó su gloria hace dos décadas atrás, pero eso no significa que su influencia haya desaparecido debido a que sigue estando muy presente en la actualidad. Sobre todo en producciones de otros países asiáticos que claramente siguen teniéndolo como su máxima referencia y utilizan su fórmula al pie de la letra para tratar de replicar el éxito de antaño, tal como es el caso de The Bridge Curse.

El problema de todo esto es que dicho tipo de cine ya fue explotado hasta el cansancio y en pleno 2020 lograr replicar la gloria del pasado resulta por demás complicado, algo que sin duda se puede notar claramente con lo que nos trae Lester Hsi. Quien nos regala una película estándar sobre fantasmas en la que el principal atractivo es el manera en la que se nos presentan las acciones, combinando el found footage con filmación tradicional bajo el propósito de contar una historia dentro de la historia y con ello tratar de agregar cierta originalidad.

Lo cual no se escucha mal, pero en la práctica rápidamente se vuelve aburrido gracias a la poca imaginación que existe para ir entrelazando ambas historias y, sobre todo, al ritmo tan pasivo que se implementa durante casi una hora para desarrollar los sucesos más relevantes. Ya que por alguna extraña razón el director opta por tener escenas de muertes muy largas, las extiende sin razón y por lo consiguiente lo que debería de ser algo intenso para proporcionar una sensación de peligro constante se queda más que nada en pedazos aislados de poco impacto que solo están ahí a conveniencia de lo que necesite el fantasma para hacerlo peligroso.

Originando con esto una experiencia genérica que más o menos logra limpiar un poco su imagen con unos minutos finales que resultan entretenidos precisamente porque por fin se deja que exista cierto dinamismo en las acciones. Aunque con esto también llega la confusión gracias a los giros que se incluyen y cierta predictibilidad dado a que uno de estos se puede descifrar con bastante antelación solo con poner atención a un detalle en particular, afectando por completo el cierre debido a que dicho factor sorpresa es fundamental para lograr que resulte efectivo.

Las actuaciones son realmente malas, con muchos gritos sí, pero sin nada de personalidad que te haga sentir algo de empatía por los personajes. La producción es estándar: el trabajo de fotografía es competente, la dirección de arte es sencilla, el score es algo repetitivo, el trabajo de sonido no presenta fallos, los efectos son simples y la labor de maquillaje cumple.

* Cuenta con escenas a la mitad y al final de los créditos. 

Opinión final: The Bridge Curse es bastante mediocre. Típica película de terror asiático que se perderá entre otras tantas en cuestión de semanas.

Ojometro:
**

martes, 8 de septiembre de 2020

Crítica: The New Mutants (2020)


Película dirigida por Josh Boone, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Knate Lee. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el 28 de agosto, mientras que en México hizo lo propio durante el fin de semana pasado. Recaudando hasta la fecha $20.8 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Cinco jóvenes mutantes son mantenidos contra su voluntad en un hospital secreto con el objetivo de enseñarles a manejar sus nuevas habilidades. Aunque cuando extraños eventos empiezan a ocurrir, pronto todos ellos se darán cuenta que tendrán pelear contra sus pecados del pasado para poder salir con vida de ahí.



Comentarios generales:

La verdad es que The New Mutants era una película que ya estaba condenada al fracaso incluso antes de que terminara de editarse gracias a que Fox y Disney generaron demasiados contratiempos en la etapa de post producción que solo provocaron múltiples retrasos. Por si eso no fuera suficiente, también llegó el COVID-19 y con eso cualquier tipo de esperanza para que la película tuviera éxito financiero se esfumó, convirtiéndola así en objeto de muchas burlas y dejándola parada ante la peor situación posible que puede encontrarse cualquier película: la indiferencia del público.

Lo cual ciertamente es una pena debido a que lo que nos trae Boone termina siendo un producto más disfrutable de lo que se podría esperar considerando todos los problemas, ya que nos presenta una historia que combina el cine de superhéroes con el de terror de una manera ligera y balanceada. En la que además se puede notar una clara influencia de “A Nightmare on Elm Street 3: Dream Warriors”.

Poniéndonos frente a un grupo de adolescentes que sufren distintos traumas derivados de sus propios poderes para establecerlos así como individuos frágiles a pesar de sus dotes extraordinarios y en base a esto ir construyendo poco a poco una problemática que se sustente en dos clases de amenazas. La primera siendo una palpable que resulta muy obvia y la segunda siendo más compleja, cuyo objetivo es ayudar a ir integrando todos los elementos ligados al terror para generar una atmósfera más oscura y también proporcionar detalles importantes con respecto al pasado de cada uno de los personajes.

Obviamente con esto el inicio puede llegar a resultar un poco lento, aunque la verdad en ningún punto lo encontré como algo problemático; en especial porque una vez que se manifiestan los horrores dentro del hospital las cosas empiezan a fluir bajo un ritmo bastante ágil que se sostiene durante el resto del metraje. Además el nivel de intensidad se incrementa conforme se entra al segundo acto, nunca sin llegar a extremos, pero si lo suficiente como para hacer que las pesadillas logren tener impacto y por lo consiguiente la sensación de riesgo sea mayor.

Dejando el camino puesto para una parte final entretenida que sin duda es la que expone en mayor medida la espectacularidad que conlleva una película de superhéroes. Donde el despliegue de efectos se magnifica para brindar un cierre con bastante acción y un enfrentamiento final al cual podría calificar como peculiar.

Las actuaciones están bien, la dinámica del grupo es bastante sólida; sin embargo, hay alguien quien resalta por encima del resto: Anya Taylor-Joy (Illyana Rasputin). Ella es por mucho la que tiene el personaje más interesante y no lo desaprovecha, aunque es una lástima que no se vaya a poder explotar en futuras secuelas.

En términos de producción la película es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, cuenta con una dirección de arte bien cuidada, el score cumple, el trabajo de sonido es muy bueno, la labor de maquillaje resulta efectiva y los efectos son de gran calidad.

Opinión final: The New Mutants me gustó. La verdad por todos los problemas que la rodearon esperaba un desastre mayúsculo, pero terminé pasando un buen rato.

Ojometro:
****

viernes, 4 de septiembre de 2020

Ju-On: Origins (Primera temporada)


El pasado 3 de julio Netflix estrenó una de sus series con mayor perfil en lo referente al género de terror para 2020, Ju-On: Origins. Un proyecto del que se tenía conocimiento desde hace al menos un año pero del que realmente se conocía poco sobre lo que iba a tratar, lo cual lo hacía sumamente atractivo para millones de fans debido a que significaba una bocanada de aire fresco para la icónica franquicia japonesa y le aseguraba nueva vida. Aunque los resultados finales no sé si vayan a ser del agrado de todo el mundo.

En cuanto a ratings, al tratarse de Netflix sabemos que no hay información al respecto y de momento el servicio no ha revelado si habrá o no una segunda temporada. Aunque considerando el poco ruido que generó la serie y, su aparente ausencia en la sección de lo más visto en varios países, el panorama no luce como el más alentador.

Aquí me centraré en lo positivo y negativo de la temporada, ya que de lo contrario me extendería demasiado. Así que, si aún no la han visto o no la han visto completa, ES MOMENTO QUE DEJEN DE LEER PORQUE HABRÁ SPOILERS IMPORTANTES.

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LO POSITIVO


Desligarse de Kayako... por ahora


La verdad no sé si esto se pueda mantener si se llega a dar una segunda temporada debido a la popularidad que tiene Kayako, pero el hecho de que la serie optará por dejarla fuera para poder centrarse totalmente en la casa y los asesinatos ocurridos en su interior fue una decisión por demás valiente. Ya que esto ayudó a explorar cuestiones que poco se han tocado en las películas y, de paso, brindó la oportunidad de enfocarse en los aspectos más oscuros del ser humano.


Ririka como Kiyomi Kawai


El personaje de Kiyomi es por mucho el más completo dentro de la serie y mucha de su efectividad se debe al gran trabajo que realiza Ririka. Cuya travesía de adolescente problemática a fugitiva atrapada en una relación abusiva sin duda brinda algunos de los momentos más crudos, no tanto desde el lado visual, sino más bien desde el lado humano ya que dejan en manifiesto cómo ciertas decisiones pueden afectar nuestra vida para siempre.


Alto nivel de violencia



A diferencia de las películas que se sustentan en elementos clásicos para generar terror, aquí lo que tenemos es más un despliegue de violencia de alto impacto que funciona de manera impecable la mayoría del tiempo. Algo fundamental considerando ciertos temas que se tocan y que gracias a esto se les brinda una crudeza necesaria que logra que varios momentos se te queden grabados en la cabeza.


Episodio 4


Ningún otro episodio ejemplifica de mejor manera lo que es Ju-On: Origins como este.  Locura y brutalidad pura que dejan en manifiesto los peligros que enfrentan todos aquellos que se ven ligados de una u otra manera a la aterradora casa.

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LO NEGATIVO


Narrativa un tanto confusa


No me atrevería a decir que la historia es complicada de entender, pero definitivamente la manera en la que te la cuentan hace que se vuelva confusa. Ya que a partir del tercer episodio se empiezan a incluir saltos de tiempo y más subtramas que en un punto simplemente generan demasiadas preguntas que no logran responder, dejándote con la sensación de que la experiencia está incompleta.


Exceso de personajes


Como complemento de lo mencionado arriba, también se introducen demasiados personajes. De los cuales solo un par de los protagonistas cuentan con un tipo de resolución de su historia, mientras que el resto, salvo que su propósito sea morir, se quedan con situaciones inconclusas, participaciones esporádicas o terminan desapareciendo de manera abrupta sin ningún tipo de explicación.

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Opinión final: La primera temporada de Ju-On: Origins no me desagradó, aunque definitivamente hay mucho margen para mejorar.

Su elección de dejar fuera a Kayako fue acertada y conocer a profundidad la historia de la casa es muy interesante, pero querer incluir tanto material y personajes en solo seis episodios de 30 minutos hace que muchas cosas se queden en el aire. Además de que lo confusa que se vuelve la historia en ciertos lapsos hace que la experiencia no termine por ser tan convincente.