Precuela dirigida por Paco Plaza (REC, Verónica) y escrita por Jorge Guerricaechevarría. Se estrenó a nivel mundial por medio de Netflix el pasado 27 de octubre.
Sinopsis:
En la España de la post-guerra, Narcisa (Aria Bedmar) es una joven novicia con habilidades milagrosas que llega a una escuela para niñas para convertirse en maestra. Aunque conforme transcurren los días y extraños eventos la perturban, los oscuros secretos que aterran a todas las habitantes del antiguo ex convento empezarán a salir a la luz.
Comentarios generales:
En 2017 “Verónica” se estableció muy por debajo del radar como una de las mejores películas de terror españolas de la década pasada, así que cuando se anunció una precuela de esta no me sorprendió del todo, pero tampoco fue una noticia que me emocionará demasiado. Más que nada porque se trataba de un proyecto para Netflix y honestamente eso en años recientes suele ser un volado que puede ir hacía cualquier parte; sin embargo, con Hermana Muerte han logrado acertar.
Ya que en lugar de solo copiar lo que funcionó en 2017, Paco Plaza opta por contarnos una nueva historia alrededor de un personaje que ya conocimos y trata de hacerla lo más distinta posible para que pueda sostenerse por sí misma. Algo que notamos desde una introducción en blanco y negro que te atrapa por su extraño formato de imagen, estableciendo rápidamente un elemento religioso que no es el más original pero sirve para darle forma a esta ola de sucesos extraños en los que se verá envuelta Narcisa desde muy temprano para ir dejando pistas con las cuales el espectador se pueda ir cuestionando si lo que ocurre es verdad o si simplemente se trata de una mala broma por parte de las niñas del convento.
Todo esto bajo un enfoque muy minimalista en el que el uso de los jumps scares es limitado y los elementos de impacto solo se utilizan en situaciones puntuales, dejando así una experiencia que pudiera llegar a sentirse pesada por algunos lapsos dado a que no existe demasiada prisa por resolver los misterios por medio de las vías más convencionales. Siendo esto un factor que provoca que durante el segundo acto se sienta un poco de repetitividad en las acciones e incluso cierta sensación de predictibilidad que, afortunadamente, desaparece una vez que se produce un momento de shock especifico cuyas repercusiones cambian por completo lo que uno espera.
Dejándonos así con una parte final realmente buena y que en cierta forma es la que incrementa los bonos de la película al ofrecer un desenlace que no solo nos trae respuestas perturbadoras, sino también una forma muy original de integrar todo el aspecto sobrenatural para poder darle un cierre sumamente intenso a las cosas.
En cuanto a las actuaciones hay que decir que Aria Bedmar lo hace muy bien, no es la interpretación más estrambótica que uno se pueda encontrar, pero no es algo que necesite considerando que el propósito general no es ser tan apantallante. Mientras que en producción tenemos una factura cuidada: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte discreta, el score resulta agradable, el trabajo de sonido es estupendo, los efectos son sencillos y labor de maquillaje efectiva.
Opinión final: Hermana Muerte me gustó. Precuela minimalista y muy diferente a “Verónica” que sirve como el complemento ideal para esta.
Ojometro:
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