viernes, 27 de octubre de 2023

Crítica: The Puppetman (2023)

Película dirigida por Brandon Christensen (Still/Born, Superhost), quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Ryan Christensen. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 13 de octubre, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Un convicto sentenciado a muerte conocido como The Puppetman siempre ha mantenido su inocencia diciendo que una fuerza maligna era la que controlaba su cuerpo. Ahora, varios años después, su hija Michal (Alyson Gorske) empezará a sospechar que tal vez hay algo de verdad en lo que siempre ha dicho su padre.


Comentarios generales:

Hay películas cuya premisa es tan peculiar que realmente no sabes que esperar de ellas y eso, en lugar de parecerme negativo, es más bien un aliciente extra para verlas. Sobre todo cuando se trata de proyectos que por alguna u otra razón llegan directamente a los servicios de streaming, los cuales en muchas ocasiones terminan siendo catalogados como meros rellenos que no aportan nada y que con The Puppetman solo tenemos una reafirmación de dicho pensamiento.

Y no es tanto porque lo traído por Christensen me parezca malo (no lo es), sino porque la historia que nos presenta tenía potencial para poner sobre la mesa algo más memorable y a medio camino pierde gas conforme se van tomando menos riesgos. Algo que termina siendo sumamente frustrante debido a que los primeros 30 minutos de la película son muy efectivos en lo que proponen por medio de un misterio con tintes sobrenaturales que genera mucha curiosidad por saber que hay detrás, además de que se logra crear una atmósfera sombría que magnifica la oscuridad que rodea a nuestra protagonista y gracias a eso todos los eventos en los que se encuentra involucrada resultan interesantes porque aparentemente se están guardando algo grande.

El problema llega cuando una vez pasada esa primera media hora las cosas se empiezan a envolver en un drama con el que se trata de solidificar la idea de que Michal es víctima y victimaria a la vez, siendo este un paso lógico pero desarrollado de una manera muy pobre gracias a que en ningún punto sientes que exista un rumbo bien definido y más cuando se sacan de la manga un vinculo con un culto del que no se profundiza demasiado, quedándose estancado como una mera curiosidad. Y lo peor es que con dicha revelación se da el punto de partida para empezar a construir las escenas más intensas que establezcan a la amenaza como una omnipotente, aunque realmente ninguna de las muertes presentadas es lo suficientemente espectacular para que la sensación de peligro sea tan agobiante como debería.

Algo que se trata de corregir rumbo a la parte final y en cierta medida lo logran, lo malo es que se da ya demasiado tarde y eso evita que este efecto positivo se refleje de gran forma. Dejándonos así un desenlace que en cuanto a la idea que maneja para resolver el problema me parece refrescante, nada más que en la ejecución no añade nada que ayude a que tenga un mayor impacto.

En cuanto a las actuaciones no hay mucho que decir salvo que Alyson Gorske hace lo mínimo necesario para que su personaje no resulte tan olvidable. Mientras que en producción nos encontramos con una factura más que nada discreta: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte no resalta, el score está bien, el trabajo de sonido es de gran calidad, los efectos son bastante sencillos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: The Puppetman está aceptable. Película correcta para ver un día cualquiera y después olvidarla.

Ojometro:
***