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viernes, 12 de julio de 2024

Crítica: Sting (2024)

Producción australiana escrita y dirigida por Kiah Roache-Turner (Wyrmwood: Road of the Dead). Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 12 de abril, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 30 de julio.

Sinopsis:

Después de haber criado en secreto a una muy inteligente y talentosa araña, Charlotte (Alyla Browne) tiene que enfrentar las consecuencias sobre su nueva mascota y pelear por la supervivencia de su familia cuando la que alguna vez fue una encantadora criatura se transforma en un monstruo gigante come carne.


Comentarios generales:

No me atrevería a decir que las películas de arañas están viviendo un nuevo auge, pero por lo menos este año han vuelto a entrar en la conversación tras varios años en el olvido y eso es algo positivo. Por ello es que Sting era una propuesta que llamaba mi atención y siendo una producción australiana tenía la esperanza de ver mucha sangre, cosa que al final no se dio; sin embargo, a pesar de eso me he pasado un buen rato.

Ya que lo traído por Kiah Roache-Turner apuesta por una historia de criaturas gigantes mucho más ligera sin caer precisamente en la comedia y desde muy temprano lo deja en claro, aunque eso no evita que la primera media hora sea poco interesante. Sobre todo porque más allá de la presentación de un grupo de personajes un tanto pintorescos realmente existen pocas cosas para destacar y la mayoría tienen que ver con el comportamiento de la propia araña, a la que tratan de establecer como una criatura “encantadora” por medio de situaciones que claramente no reflejan eso, pero para una niña como Charlotte resultan cool y por lo consiguiente se crea cierto vinculo que lleva a problemáticas familiares que serán importantes en el desarrollo.

Gracias a esto no es sino hasta entrados en el segundo acto cuando las cosas toman mejor forma al ver de lo que es capaz la araña, llevando a escenas cuyo nivel de violencia no es tan elevado pero sirven perfectamente en su propósito de mostrar lo peligrosa que es incluso sin ser todavía tan enorme. Todo bajo un ritmo agradable que se mantiene estable mientras vemos situaciones de riesgo que probablemente no son tan impactantes a nivel visual, más si logran generar el caos necesario para que esto no se vuelva aburrido y se pueda dejar todo preparado para una parte final un tanto predecible.

Algo que en definitiva pudo haber sido un problema mayor, sin embargo, se muestra la habilidad suficiente para que esta sea dinámica e incluso cuente con un poco más de sangre. Proporcionando así un cierre con la potencia necesaria como para que no te resulte indiferente.

Con respecto a las actuaciones hay que decir que se tiene un elenco competente, todos hacen bien su trabajo y eso ayuda a que las cosas caminen de manera efectiva la mayoría del tiempo. Mientras que en producción también tenemos buenas cosas: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score no es nada del otro mundo, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son sólidos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: Sting está divertida. Película simple para pasar el rato durante cualquier día de la semana.

Ojometro:
*** 

viernes, 29 de marzo de 2024

Crítica: Vermines (2023)

Producción francesa dirigida por Sébastien Vanicek, quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Florent Bernard. Se estrenó en cines dentro de Francia a finales de diciembre del año pasado, mientras que hizo lo propio en México el 21 de marzo; recaudando hasta la fecha $2.03 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Kaleb (Théo Christine) es un apasionado de los animales exóticos y un día adquiere una peculiar araña venenosa que se le termina escapando. Iniciando con ello una verdadera pesadilla para él y todos los vecinos dentro del edificio en el que vive.


Comentarios generales:

Las arañas pertenecen al grupo de animales que históricamente siempre han estado ligados al cine de terror y películas como “Tarantula”, “Arachnophobia” o la divertidísima “Eight Legged Freaks” se encargaron de posicionarlas manera interesante ante los ojos de los fans en distintas épocas. Sin embargo, con el pasar del tiempo han ido quedando un poco olvidadas y los contados intentos por darles nuevamente algo de relevancia no han sido tan efectivos, pero probablemente Vermines pueda cambiar eso.

Y es que lo traído por Vanicek es de esos trabajos que tienen perfectamente claro cuál es su propósito y las fortalezas con las que cuenta para poder alcanzarlo, incluso si durante el primer acto no es tan evidente. Más que nada porque está completamente destinado a presentar a un grupo de personajes bastante ruidosos con los que es complicado poder involucrarse de inicio, pero que definen perfectamente el ambiente que se vive en ese edificio y la compleja dinámica en la que están involucrados que hace del lugar el escenario ideal para la evolución de una amenaza que parece ser un tanto ridícula.

Obvio con lo anterior el ritmo no resulta ser el más atractivo porque las acciones tardan un poco en explotar, aunque una vez que se empieza a mostrar lo peligrosas que son las arañas este cambia de golpe y no vuelve a retroceder en lo que resta del metraje.

Sobre todo porque el director tiene la capacidad para mantenerte siempre expectante al momento de utilizar a las criaturas de diversas formas, ya sea bajo circunstancias que cualquiera de nosotros ha podido experimentar cuando nos aparecen de la nada en nuestros hogares o por medio de situaciones mucho más exageradas cuyo propósito es añadir el shock necesario con el que se logra generar una sensación de peligro elevada y además un tono mucho más oscuro del que pudieras esperar al estar complementado con un poco de crítica sobre cómo las autoridades están dispuestas a sacrificar a los más indefensos en la sociedad para evitar una catástrofe mayor.

Llevándonos así por varios momentos muy bien logrados que cumplen totalmente con el propósito de ir mostrando la evolución de las arañas y la propia relación de los personajes bajo unas buenas dosis de acción. Las cuales llegan a su punto más alto justo con una parte final en la que se suelta todo el despliegue de efectos para lograr un desenlace muy efectivo en el que se juega con la idea de que los propios humanos son igual de peligrosos e impredecibles que los arácnidos.

Sobre las actuaciones hay que decir que son correctas en general, siendo tal vez el propio Théo Christine el más flojo de todos porque realmente tiene complicaciones al momento de mostrar un mayor rango emocional cuando es necesario. Mientras que en producción tenemos cosas para destacar: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte está bien cuidada, el score cumple, el trabajo de sonido es impecable, los efectos son bastante buenos y la labor de maquillaje resulta efectiva.

Opinión final: Vermines me gustó. Una grata sorpresa no apta para aracnofóbicos que sabe perfectamente qué es lo que quiere.

Ojometro:
****

martes, 8 de octubre de 2019

Crítica: Itsy Bitsy (2019)


Primer largometraje del director Micah Gallo, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Jason Alvino y Bryan Dick. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de agosto y su salida en formato físico se dio el pasado 1 de octubre.

Sinopsis:

Una madre y sus dos hijos se mudan a su nuevo hogar donde esperan encontrar estabilidad y empezar una nueva vida después de una tragedia. Lamentablemente para ellos pronto este nuevo capítulo se convertirá en una pesadilla  cuando una antigua entidad en forma de araña empiece a acecharlos.



Comentarios generales:

Las películas sobre arácnidos gigantes no son algo nuevo, de hecho, es una fórmula bastante antigua que por alguna u otra razón se ha ido quedando en el olvido con el pasar de las décadas. Así que cuando escuché sobre Itsy Bitsy mi curiosidad se disparó, más que nada porque ya tenía bastante de no ver una película con estas criaturas; aunque para mi sorpresa es algo muy distinto a lo que imaginaba.

Y es que lo que nos ofrece Gallo, en lugar de irse más por el lado de lo cómico como suele ser habitual con esta clase de trabajos, toma un camino de mayor seriedad para construir una historia en la que se le da prioridad al suspenso y a la presentación de un drama familiar que por varios momentos te hace olvidar que esto se trata sobre una enorme araña. Sobre todo durante un primer acto en el que se mantiene como un elemento secundario entre las sombras mientras aprendemos un poco más de esta madre (Kara) que tiene una cantidad importante de problemas personales con los cuales se añade contexto, pero también se provoca que el avance sea lento en las acciones y de pronto el visionado se empiece a volver pesado desde muy temprano.

Un contratiempo del que logra reponerse con el pasar de los minutos al ir incrementando el suspenso y la intensidad del drama familiar sin que este resulte tan apabullante al combinarlo con apariciones más constantes de la araña. La cual ayuda a construir situaciones que, si bien son algo genéricas, empiezan a brindar la sensación de peligro que debería provocar algo como esto al jugar constantemente con la seguridad del personaje más indefenso de todos.

Llevando así a una parte final que está entretenida porque tiene algo más de violencia y acción, aunque no creo que cumpla del todo con su propósito. Ya que en teoría lo que ocurre está planeado para hacer que el personaje de la madre resulte más empático, sin embargo, muchas de las cosas que debería de hacer ella terminan siendo realizadas por el hijo y eso no la deja en una posición tan distinta con respecto al inicio; de hecho, solo hacen que el desenlace se sienta un tanto acelerado e incluso plano.

Las actuaciones cumplen, nada es precisamente sobresaliente pero todos hacen una buena labor con unos personajes que tampoco exigían demasiado. La producción también es correcta: tiene un trabajo de fotografía sólido, el score es buen complemento, el trabajo de sonido es limpio, los efectos no son tan elaborados y la labor de maquillaje es discreta.

Opinión final: Itsy Bitsy está pasable. Película cuya existencia no hará ruido, pero que por lo menos trata de hacer algo diferente.

Ojometro:
***