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lunes, 27 de junio de 2022

Crítica: The Black Phone (2022)

Película dirigida por Scott Derrickson (Sinister, The Exorcism of Emily Rose), quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Robert Cargill. Se estrenó en cines a nivel mundial entre el 23 y 24 de agosto, recaudando hasta la fecha $35.8 millones de dólares en taquilla.

Sinopsis:

Después de ser secuestrado por un asesino de niños y encerrado en un sótano a prueba de ruido, un chico de 13 años empieza a recibir llamadas en un teléfono desconectado que pertenecen a las victimas previas de su captor.


Comentarios generales:

Más allá de que estuviera inspirada en una historia corta de Joe Hill, la verdad es que lo que más me emocionaba de The Black Phone era el hecho de que Scott Derrickson y Robert Cargill se volvían a juntar diez años después de habernos regalado la fantástica “Sinister”. Simplemente es una combinación que generaba buenas sensaciones como para convertir a la película en una de las más esperadas de 2022 y que para mi alegría no decepciona en lo absoluto.

Ya que lo presentado por Derrickson es una historia sobre el abrupto fin de la niñez provocado por la putridez de los adultos, que en está ocasión se encuentra representada por un asesino brutal. Lo cual saca a la vista rápidamente ciertas similitudes que comparte Joe Hill con su padre Stephen King y no es difícil que se te venga a la mente por momentos “It”; sin embargo, esto se encuentra lejos de ser un clon y poco a poco se va forjando una identidad que combina lo sobrenatural con un peligro al que todo el mundo está expuesto.

Con un primer acto cuyo propósito es engancharte no tanto con el terror, sino por la presentación de Fiiney y Gwen con su dinámica fraternal que te atrapa por medio del contraste de personalidades que se complementan de manera perfecta y con la cual se introduce un elemento que hará de Gwen alguien importante con el pasar de los minutos. Esto mientras también se juega poco a poco con la presencia de este mal casi omnipotente tan solo  mencionándolo o, en determinados casos, solo con ver la camioneta en donde viaja para que cuando llegue el momento del secuestro el impacto sea grande.

Algo que sin duda logran debido a que con la aparición The Grabber el tono de la película cambia por completo, volviéndose uno mucho más oscuro gracias a que su mera presencia genera una sensación de peligro palpable sin que haga cosas tan extremas. Y esto se magnifica todavía más una vez que Finney empieza a recibir las llamadas porque la película entra en una dinámica mucho más pausada con la que se te van revelando detalles de la manera de operar del asesino (incluyendo ciertos flashbacks cuyo formato son un guiño a “Sinister”) y con ello siempre existe una inquietud constante sobre lo que pudiera llegar a hacer con él. 

Aunque también es en esta parte durante el segundo acto cuando el espectador pudiera llegar a experimentar cierta pesadez debido a que la cantidad de sustos para complementar dicho aspecto sobrenatural no es tan grande como se esperaría. Sin embargo, los pocos que hay son manejados de manera impecable y eso hace que el camino hacia la parte final resulte satisfactorio. 

Sobre todo porque le aportan buenas dosis de impacto a este proceso traumático que vive Fiiney, cuyos encuentros fantasmales terminan teniendo mayor sentido del que imaginarías al lograr que cada pequeño detalle cuente. Logrando así que la resolución resulte tensa y tenga un mayor peso emocional.

En cuanto a las actuaciones tenemos a dos niños en Mason Thames (Fiiney) y Madeleine McGraw (Gwen) que lo hacen realmente bien con su dinámica de hermanos, aunque quien se lleva la película es indudablemente Ethan Hawke como The Grabber. El tipo está impresionante de principio a fin, cada minuto que tiene en pantalla es perturbador y todo sin que se le vea en su totalidad el rostro o tenga diálogos tan extensos; simplemente con su presencia y gestos es suficiente para generar terror.

Y con respecto a la producción, nos encontramos con una factura de primer nivel: el trabajo de fotografía es excelente, la dirección de arte sencilla, cuenta con un gran score, el trabajo de sonido es impecable, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje está bien cuidada.

Opinión final: The Black Phone me gustó bastante. Gran película que se posiciona como una de las mejores del año.

Ojometro:
*****

viernes, 11 de octubre de 2019

Crítica: In the Tall Grass (2019)


Adaptación de la novela corta de Stephen King y Joe Hill, la cual fue escrita y dirigida por Vicenzo Natali (Cube). Se estrenó a nivel mundial directamente en Netflix el pasado 4 de octubre.

Sinopsis:

Cuando un par de hermanos escuchan los gritos de auxilio de un niño perdido en un campo totalmente cubierto por hierba, estos se adentran a su rescate. Lo que no saben es que al hacer eso estarán entrando a un lugar manipulado por una fuerza siniestra que rápidamente los desorienta y no tiene la más mínima intención de dejarlos ir.



Comentarios generales:

Una vez más Netflix apuesta fuertemente por la temporada de Halloween y que mejor manera para iniciar las festividades que con una adaptación de una novela corta de Stephen King y su hijo Joe Hill como In the Tall Grass. Un proyecto que generaba altas expectativas no solo por el material base (el cual no he leído), sino también por la participación de un director del que no se suelen ver tantas cosas y que hacía su regreso al género de terror después de seis años.

Sin duda existían los elementos para ver algo muy interesante, incluso algo importante, pero tristemente el resultado no ha sido el deseado.

Y es que esta adaptación que nos trae Vicenzo Natali en ningún momento terminó de conectar conmigo, principalmente porque desde temprano la dinámica general sobre la que gira esta historia se desgasta de manera rapidísima y nos deja ante una situación poco favorable que se magnifica con el tiempo de duración. Aunque no sin antes regalarnos unos primeros veinte minutos en los que estos problemas todavía no son evidentes gracias al estupendo trabajo visual y porque en base a una situación tan simple como el perderse en un campo de hierba se logra generar una sensación de peligro muy fuerte y un ritmo fluido que no brinda ninguna clase de respiro.

Hasta este punto todo marcha bien, pero una vez que vemos la introducción de la mayoría de los personajes y se tiene conocimiento del terreno, así como de ciertas reglas existentes dentro de este, la película se cae en picada. Principalmente porque se empieza a jugar con el tiempo y la lógica, lo cual en si no es malo; sin embargo, la manera en la que se pretende lograr todo esto se siente forzado y provoca no solo que los personajes resulten muy planos, sino que además el desarrollo sea increíblemente monótono a pesar de que existen elementos suficientes como para haya determinado nivel de diferenciación en lo que estamos viendo.

Limitando todo a una serie de persecuciones que añaden algo de intensidad, más no sustancia y como consecuencia de eso se deja un vació muy marcado para una parte final que no tiene demasiado sentido. La cual en todo momento se siente sin un rumbo fijo y termina optando por dejar varias preguntas sin respuesta para forzar un desenlace poco convincente que se va por el camino fácil. 

Las actuaciones no están mal para los personajes tan planos que tenemos en pantalla, en general hay una buena labor de grupo, siendo Patrick Wilson (Ross) el que resalta al verlo en un rol tan distinto al que estamos acostumbrados. En la producción es donde cuenta con sus mayores fortalezas: el trabajo de fotografía es estupendo, la dirección de arte es sólida, el score es bastante bueno, el trabajo de sonido es limpio, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: In the Tall Grass es decepcionante. Película más que nada para aquellos que son muy fans de todo lo relacionado con King y Hill.

Ojometro:
**