jueves, 18 de febrero de 2016

Crítica: The House on Pine Street (2016)


Película dirigida por los hermanos Aaron y Austin Keeling (I.Q.), quienes además comparten créditos junto a Natalie Jones como co-escritores del guión. Se estrenó el pasado 1 de febrero tanto en VOD como en DVD dentro del Reino Unido y se sabe que llegará a los Estados Unidos en algún punto de este 2016, pero aún no hay fecha exacta.

Sinopsis:

Con siete meses de un embarazo no planeado, Jennifer (Emily Gross) regresa en contra de su voluntad al pueblo donde creció en Kansas llena de miedos sobre la maternidad, una complicada relación con su esposo y la abrumadora presencia de su propia madre. Esto hace que tenga problemas para volver a tener control de su vida y las cosas empeoran cuando eventos extraños empiezan a ocurrir en su nuevo hogar



Comentarios generales:

Cuando una película hace mucho ruido en festivales es casi imposible no prestarle atención, sobre todo cuando se trata de un trabajo independiente que, además, toca uno de los temas más explotados de los últimos años como lo es el de las casas poseídas. Por ello The House on Pine Street me llamaba poderosamente la atención, ya que esperaba ver algo que jugara un poco con las reglas; lo cual ciertamente hace de manera tímida, pero simplemente nunca terminé por conectar con su propuesta.

Lo que los hermanos Keeling nos traen es una historia que en un inicio no luce para nada diferente a lo que hemos visto con anterioridad; de hecho, salvo por la situación del embarazo no deseado, todo es un manual sobre como reciclar ideas que ciertamente no te provocan gran interés. Sin embargo, una vez que se empiezan a revelar los sucesos extraños dentro de la casa por medio de cosas tan básicas como pisadas o golpes a las puertas, el nivel de ansiedad se eleva de manera gradual y además el comportamiento de todos los personajes secundarios te genera muchas dudas sobre si esto es una simple historia de espíritus o si existe algo mucho más siniestro detrás considerando que hay un nacimiento de por medio.

Una situación que a partir de los 30/35 minutos se esclarece debido a que las cosas poco a poco se centran mucho más en el deterioro mental de la protagonista y sobre cómo cada situación que le ocurre también puede ser vista meramente como producto de su locura, a pesar de que claramente hay elementos paranormales provocándolas. Siendo así como los directores logran construir una sensación de inseguridad permanente, ya que el espectador sabe que en cualquier momento puede ocurrir algo; provocando una tensión continua que se va incrementando pero que nunca explota por medio de sustos fáciles y mejor deciden guardarla para una escena increíblemente potente que despliega los únicos efectos especiales a la perfección.

El final es medio desangelado. Principalmente porque al reventar la burbuja con la escena previamente mencionada la película vuelve a caer en la dinámica de locura y ya nunca pueden construir algo potente por cuestiones de tiempo; aunque si logran ofrecer una conclusión que resultará satisfactoria para varios al no irse por el camino convencional.

De las actuaciones debo de decir que este el show de Emily Gross y la verdad hace un trabajo brutal; ella es quien carga con absolutamente todo el peso de la película, haciendo que su deterioro progresivo te resulte fascinante de ver. La producción es bastante buena considerando su presupuesto: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte impecable, el score cumple, el trabajo de sonido esta increíblemente bien cuidado y los pocos efectos utilizados no son nada espectacular, pero están bien hechos.

Opinión final: The House on Pine Street tiene cosas interesantes, pero no funcionó del todo conmigo. Aunque sin duda le tienen que dar una oportunidad.

Ojometro:
***