Película dirigida por Bard Peyton
y escrita por Ronnie Christensen, la cual significa el debut dentro del género
para ambos. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el pasado 2 de
diciembre, mientras que en México hará lo propio durante este fin de semana.
Recaudando hasta el momento $6.3 millones de dólares en taquilla a nivel
mundial.
Sinopsis:
Seth Ember (Aaron Eckhart) es un
doctor que tiene la asombrosa habilidad de poder entrar a la mente de personas
poseídas, una que se volverá la última esperanza para salvar a un niño cuyo
cuerpo ha sido tomado por un demonio con el que tiene una vieja historia.
Comentarios generales:
Es difícil saber que esperar de
una película cuando su guionista y director son nuevos dentro del género, mucho
más si esta llega bajo el brazo de una productora con un historial nada
alentador como WWE Studios (en cooperación con Blumhouse). Sin embargo, el
hecho de que Incarnate contara con la presencia de actores conocidos y
presentara una premisa relativamente original hacía que tuviera ligeras
esperanzas de encontrarme con una sorpresa, pero al final resulto ser solo una
propuesta genérica de posesiones del montón.
Y esto se debe en gran parte a
que tanto Peyton como Christensen básicamente van olvidándose poco a poco del
único elemento que los diferenciaba del resto (la habilidad de Ember); uno que
durante los primeros minutos si tiene su merecida importancia pero que, como ocurre
con casi todo lo presentado en pantalla, termina siendo algo pasajero. Mucho
más cuando el primer acto es uno que transcurre con muchísima lentitud,
provocando así que los detalles sobre la posesión del niño y la historia del
doctor con el demonio se sientan como algo completamente secundario mientras se
quiere integrar con calzador un conflicto con la iglesia que no aporta grandes
cosas y que en muchos aspectos luce más como un plagio de Constantine.
Ya pasados unos 35/40 minutos la
intensidad se eleva de manera ligera cuando el enfrentamiento directo se da, el
cual logra ofrecer algunos momentos visualmente potentes, pero que realmente
nunca logra explotar de la manera correcta; especialmente porque se siente en extremo
hueco. Esto gracias a que nada de lo planteado con anterioridad tiene gran
influencia en los sucesos y porque todas las interacciones entre los personajes
no aportan la debida dosis emocional que este tipo de historias necesitan para
que verdaderamente te agobie la situación de la persona poseída. Aquí
básicamente todos los personajes secundarios son desechables, incluso la propia
madre del niño se siente como uno que solo está ahí para rellenar el set;
generando con ello un desinterés enorme por todo lo que no involucre a
Ember.
La parte final no es tan
espantosa como se pudiera llegar a pensar, incluso en el lado emocional muestra
ciertas mejoras. Sin embargo, el director no se atreve a mostrar de manera
clara al demonio a pesar de que durante 70 minutos nos vendieron la idea de que
ese sería el momento culminante. Todo para terminar con un desenlace genérico,
carente de impacto y que deja abierta la posibilidad para una (improbable)
secuela.
Las actuaciones son bastante
pobres, lideradas por un Eckhart que realiza un esfuerzo mínimo para sacar
adelante un personaje poco carismático y con un grupo de actores secundarios
que realmente solo están de adorno. En el tema de producción tampoco presenta
gran cosa: el trabajo de fotografía es genérico, la dirección de arte es poco
imaginativa, el score está pasable, el trabajo de sonido cumple, los efectos
son los de rutina en esta clase de historias y la labor de maquillaje no
presenta nada que resalte.
Opinión final: Incarnate es
bastante decepcionante. Una película aburrida de posesiones que se perderá con
el paso de los meses.
Ojometro:
**
**