Película escrita y dirigida por
Sean Byrne (The Loved Ones). Se estrenó de manera limitada en cines y VOD
dentro de los Estados Unidos el pasado 17 de marzo, aunque todavía no hay
información sobre una posible salida en formato físico o si llegará a otros
mercados.
Sinopsis:
Un pintor en apuros financieros
es poseído por fuerzas satánicas cuando se muda junto a su pequeña familia a
una casa localizada en el Texas rural y cuyo pasado está ligado a un individuo
que pondrá en peligro sus vidas.
Comentarios generales:
El cine de terror y el heavy
metal cuentan con un vínculo especial desde hace bastante tiempo: ambos
tuvieron su pico de popularidad en los 80s, su decadencia en los 90s, han sido
objetos de críticas por parte de grupos conservadores y en general siguen vivos
a pesar de que mucha gente los da por muertos desde hace años. Así que cuando
una película utiliza dicho género musical como algo relevante siempre va a
llamar la atención y The Devil's Candy no fue la excepción, aunque en este caso
nos encontramos ante algo que utiliza dicha combinación de manera un tanto
distinta a lo acostumbrado.
Ya que lo que nos presenta Byrne
es una historia que, si bien maneja ciertos temas satánicos, estos únicamente
sirven como complementos para algo que se sustenta mucho más en el aspecto
humano al mostrar una familia poco convencional y a un asesino que manda un
claro mensaje de que no se necesita recurrir a cuestiones paranormales cuando
el verdadero peligro esta allá afuera con personas mentalmente inestables. Regalándonos
así un primer acto que por algunos momentos pareciera ser un clon más de
Amityville, pero que poco a poco va adquiriendo su propio sello distintivo en
base al heavy metal y a la manera en cómo este representa a la perfección a
unos personajes cuya dinámica resulta agradable de ver mientras se van
insertando discretamente un par amenazas que, al menos en este punto, lucen igual
de peligrosas.
Todo bajo un ritmo agradable que
nunca sufre grandes cambios y cuando los llega a tener estos son sutilmente camuflados
por medio de una banda sonora vibrante que prepara de manera adecuada el camino
para que el conflicto central funcione. Uno que recae por completo en el
personaje de Ray y sobre cómo este pone de cabeza el mundo de la familia, brindándole
así un tono mucho más oscuro a las acciones cuando se empiezan a revelar sus
verdaderas intenciones; las cuales eliminan por completo la posible empatía que
se pudiera llegar a tener considerando que el tipo en realidad no quiere ser
malo, pero de todos modos está dispuesto a hacer lo que sea para librarse de lo
que lo aqueja.
Un aspecto que a mi entender
funciona de gran forma, pero que para algunos pudiera resultar confuso dado a
que con esto básicamente se pasa a un segundo plano la otra amenaza que en
cierta forma era la puerta para todo el tema satánico.
La parte final es bastante
intensa. En verdad te agobia lo que le puede llegar a pasar a esta familia
gracias a que se nos presenta una situación con un nivel de violencia más
elevado; sin embargo, el hecho de que se eligiera un final feliz y tenga
algunos aspectos técnicos poco afortunados (fuego creado con CGI) no permiten
que el cierre se sienta con la fuerza que esta historia requería.
En el tema de las actuaciones
está bien, Ethan Embry (Jesse) hace un trabajo muy distinto al acostumbrado, Kiara
Glasco (Zooey) está correcta y Prutt Taylor Vince (Ray) como el villano resulta
muy intimidante. La producción cumple: tiene un trabajo de fotografía correcto,
la dirección de arte es discreta, la banda sonora es muy buena, el trabajo de
sonido es sólido y los efectos son muy simples, salvo por el tema del fuego en CGI
que no es precisamente algo para enorgullecerse.
Opinión final: The Devil's Candy
me gustó. Un trabajo bien hecho que no creo que se vuelva un clásico, pero si
puede hacerse de varios fans.
Ojometro:
****
****