martes, 28 de mayo de 2019

Crítica: Matriarch (2019)


Primer largometraje del director Scott Vickers, quien además es el encargado del guión. Se estrenó en VOD y DVD el pasado 9 de abril dentro de los Estados Unidos.

Sinopsis:

Rachel (Charlie Blackwood) es una mujer embarazada que sufre un accidente automovilístico junto a su esposo en el campo. Perdidos y sin señal en sus teléfonos, obtienen ayuda en una aislada granja; aunque pronto se darán cuenta que la pareja que los recibió realmente solo tiene interés por el bebé que están esperando.



Comentarios generales:

Cuando uno ve películas sobre mujeres embarazadas por lo regular sabe que hay dos caminos: el de la llegada del anticristo o el del robo del bebé. Dos opciones que han sufrido de un desgaste importante con el paso de los años y que difícilmente suelen generar gran interés salvo en ocasiones especificas, así que cuando salió Matriarch no me pudo importar menos; sin embargo, al final terminó llegando a mis manos y la verdad es que no está tan mal.

Algo que en un inicio parecía poco probable porque lo que nos trae Vickers es algo que se construye a fuego lento y eso hace que los primeros 30/35 minutos sean bastante olvidables ante la falta de acciones interesantes. Todo es hasta cierto punto genérico, sin demasiados riesgos y principalmente sustentado en el comportamiento extraño de esta familia de granja que sabes desde el primer instante que son peligrosos, pero no sabes de manera tan clara cuáles son precisamente sus intenciones con el bebé, generando así una duda necesaria que no tarda mucho en resolverse.  

Esto porque el nacimiento del bebé se da sorpresivamente más temprano de lo que esperas y con ello se abre un panorama más claro, aunque también la dinámica de la película cambia por completo para volverse una de supervivencia. Provocando con esto que el tema de los hijos robados empiece a quedar poco a poco en segundo plano para enfocarse de lleno en el escape de Rachel, lo cual no es algo precisamente malo porque ayuda a que el ritmo se incremente, pero es indudable que esto deja ciertos puntos sin resolver que le hubieran añadido más sustancia a un par de personajes (los hijos) que terminan quedando parados como vil relleno cuando en realidad tendrían que ser parte fundamental para redondear la historia.

La parte final logra su cometido de incrementar el nivel de intensidad y violencia, además de lograr cierta igualdad dentro de un conflicto que había estado muy cargado hacia un solo lado. Realmente todo fluye de manera adecuada, aunque la sorpresa que integran no es tan difícil de adivinar.

Las actuaciones están pasables, siendo Julie Hannan (Agnes Fairbairn) la que más resalta como matriarca loca. La producción es acorde a su pequeño presupuesto: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es básica, el score genérico, el trabajo de sonido tiene algunos detalles y tanto los efectos como la labor de maquillaje no presentan demasiada complejidad. 

Opinión final: Matriarch está ok. Película para perder el tiempo una tarde en la que no tengan nada que hacer.

Ojometro:
***