Película escrita y dirigida por Richard
John Taylor, la cual significa su debut dentro del género. Se estrenó en VOD
dentro del Reino Unido y los Estados Unidos el pasado 8 de marzo, aunque
todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.
Sinopsis:
Harry Newman (Jeffrey Charles
Richards) es un renombrado escritor que sufre para asimilar la reciente muerte
de su hija. Ante esto decide pasar un tiempo en su mansión localizada al sur de
Francia para escribir sus memorias, pero ahí conocerá a una joven que tiene un
enorme parecido con su hija que poco a poco lo hará enloquecer.
Comentarios generales:
Por lo regular uno se puede
enterar de la existencia de una película con un año de anticipación si sigue
detalladamente las noticias ligadas a la industria o, como mínimo, seis meses
cuando las campañas de publicidad empiezan a tomar forma e inminentemente se lanza
algún tipo de arte promocional. Sin embargo, el caso de Muse fue atípico porque
realmente en ningún momento escuche de ella, desconocía de su existencia hasta
hace un par de días y ante eso no esperaba gran cosa; aunque al final me he
llevado una pequeña sorpresa.
No tanto porque lo que nos trae
John Taylor sea una gran película, sino por la capacidad que muestra para
mantenerte interesado a pesar de contar una historia exageradamente simple en
la que no pasa mucho. La cual se sustenta principalmente en una extraña amistad
y, sobre todo, en los marcados contrastes que representan los coloridos paisajes
franceses con el sufrimiento de Harry dentro de una desolada mansión.
Todo bajo un ritmo agradable y con
una dinámica que sin duda es repetitiva, pero que nunca llega a sentirse pesada.
Aunque con momentos que resultan débiles en el proceso de desarrollo del
aparente problema mental de nuestro protagonista, principalmente porque se
trata de escenas nocturnas que no logran diferenciarse de manera importante;
además de que fallan en su intento por generar suspenso.
La parte final no es precisamente
compleja, pero es probable que genere ciertas dudas. Desde minutos antes
empieza a ser evidente que el camino va por ahí; sin embargo, no es sino hasta que te lo
exponen de manera clara cuando te sientes con la seguridad para asimilarlo y con ello
poder involucrarte en un cierre que tiene la fuerza necesaria para no provocar
indiferencia.
Las actuaciones hay que
destacarlas al tratarse de actores prácticamente desconocidos o novatos, sobre
todo la de Jeffrey Charles Richards al ser quien carga con todo el peso
emocional y psicológico del filme. La producción es discreta: el trabajo de
fotografía es muy bueno, la dirección de arte simple, cuenta con un buen score,
el trabajo de sonido es limpio y lo referente a efectos/maquillaje es mínimo.
Opinión final: Muse está ok. Un
thriller pequeño sin grandes pretensiones para pasar el rato.
Ojometro:
***
***