Primer largometraje del director Mike
Dunkin, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a
Daniel Aldron. Se estrenó en DVD y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 3
de marzo.
Sinopsis:
Después del asesinato de una
joven 15 años atrás, un hombre reformado es liberado del manicomio para que
viva en la antigua casa de su familia: un gran hotel abandonado. Tras esto,
unos trabajadores sociales planean hacerle una visita de rutina para comprobar
su estado, pero pronto se verán amenazados por unos desalmados enmascarados.
Comentarios generales:
La verdad es que cuando uno ve
todo lo referente a Don’t Let Them In su primera reacción probablemente no sea
la mejor debido a que tiene una pinta muy genérica, además de que su
material promocional que la comparaba con “The Purge” o “You’re Next” parecía
demasiado pretenciosa. Por eso es que mis expectativas no eran precisamente
altas; de hecho, por un momento me pasó por la cabeza no verla, pero me alegra
en cierto modo no haber tomado esa decisión.
Y no tanto porque lo que nos trae
Dunkin sea algo revolucionario o eleve el nivel de un subgénero que está
empezando a estancarse, sino más bien porque trata de hacer algo diferente sin
importar que pueda caer en terrenos un tanto absurdos.
Aunque para llegar a eso también se debe de decir que el camino no es precisamente el más agradable debido a que la primera media hora en verdad resulta todo un reto. En parte porque no ocurren muchas cosas interesantes, pero sobre todo porque tenemos a un personaje como el de Karl que te bombardea con una serie de actitudes que retarán tu paciencia rápidamente gracias a lo infantiles que resultan y que contrastan en demasía con la atmósfera sombría y desoladora que se presenta.
Un problema que afortunadamente con el pasar los minutos se va corrigiendo o, por lo menos, volviéndose más tolerable. Ya que una vez que hacen acto de presencia los enmascarados el misterio sobre el que gira la historia poco a poco empieza a tomar tintes mucho más satánicos y las acciones encuentran un ritmo ágil que se complementa con un nivel de intensidad relativamente más elevado que ayuda a que el interés por saber qué es lo que hay detrás de todo esto no decaiga tan rápido.
Aunque para llegar a eso también se debe de decir que el camino no es precisamente el más agradable debido a que la primera media hora en verdad resulta todo un reto. En parte porque no ocurren muchas cosas interesantes, pero sobre todo porque tenemos a un personaje como el de Karl que te bombardea con una serie de actitudes que retarán tu paciencia rápidamente gracias a lo infantiles que resultan y que contrastan en demasía con la atmósfera sombría y desoladora que se presenta.
Un problema que afortunadamente con el pasar los minutos se va corrigiendo o, por lo menos, volviéndose más tolerable. Ya que una vez que hacen acto de presencia los enmascarados el misterio sobre el que gira la historia poco a poco empieza a tomar tintes mucho más satánicos y las acciones encuentran un ritmo ágil que se complementa con un nivel de intensidad relativamente más elevado que ayuda a que el interés por saber qué es lo que hay detrás de todo esto no decaiga tan rápido.
Lo cual lleva a un parte final que en términos generales
cumple, a pesar de que la revelación principal no es tan complicada de descifrar
considerando varias situaciones que te lo dan a entender durante todo el metraje. Presentando con ello una justificación adecuada para
la presencia de los enmascarados y, además, logrando que el personaje de
Karl tenga cierta evolución con respecto a sus acciones.
En las actuaciones el que más
resalta es Aidan O'Neill (Karl), quien va de menos a más con su personaje;
mientras que Michelle Luther (Jenna) y Scott Suter (David) hacen lo necesario
para no ser opacados por su presencia tan llamativa. La producción tiene
altibajos: el trabajo de fotografía no es el mejor, la dirección de arte
cumple, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido por momentos tiene
fallos y lo referente a efectos/maquillaje es bastante discreto.
Opinión final: Don’t Let Them In
está ok. No es nada del otro mundo, pero por lo menos trata de agregar algo distinto
al subgénero.
Ojometro:
***
Ojometro:
***