viernes, 5 de marzo de 2021

Crítica: Death Trip (2021)

Película dirigida por James Watts, quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a la también protagonista Kelly Kay. Se estrenó en VOD y formato físico dentro de los Estados Unidos el pasado 16 de febrero.

Sinopsis:

Cuatro amigos hacen un viaje a una cabaña durante el invierno y en su estancia descubrirán oscuros secretos que tal vez los conviertan en el objetivo de los molestos lugareños.


Comentarios generales:

Con solo ver el logo de Gravitas Ventures sé que estoy a punto de experimentar un viaje lleno de dolor y sufrimiento, incluso si mis expectativas básicamente son nulas para sus producciones. Lo mejor sería evitarlas pero uno jamás puede descartar que en algún punto logren ofrecer nuevamente algo de calidad y por ello de vez en cuando les doy una oportunidad; sin embargo, con trabajos como Death Trip confirman que se encuentran muy lejos de poder ofrecer algo que valga la pena.

Ya que lo que nos presenta Watts no solo es malo, sino que además es una de las mejores soluciones para combatir el insomnio que han salido en años recientes al contarnos una historia en la que no pasa nada durante la mayor parte del tiempo. Obligándonos a ver a un grupo de personajes que solo se la pasan haciendo bromas, tomando o fumando mientras de manera esporádica se insertan extractos de escenas que exhiben algún tipo de masacre más adelante.

Generando con esto cierta expectativa debido a que por lo menos sabes que ocurrirá algo violento, aunque para llegar a eso el camino será largo y en extremo tedioso. Donde no existe la urgencia por presentar acciones que cambien el ritmo súper pasivo que se maneja y, peor aún, donde por alguna razón se opta por reiniciar todo cada vez que parece que se empiezan a construir situaciones que le podrían brindar un poquito más de sustancia a una prácticamente inexistente trama.  

Llevándonos así hasta una parte final en la por fin ocurre algo relevante, pero lo hace de la manera más random posible y en ningún momento genera el impacto que debería de tener. Dejándote frente a una masacre que nunca sabes realmente qué la motivó y a un cierre con un ligero incremento en el nivel de violencia por el que solo sentirás indiferencia.  

Las actuaciones son horribles, totalmente planas y carentes del más mínimo grado de emoción. La producción tampoco tiene mucho para presumir: el trabajo de fotografía es mediocre, el score es tal vez lo más rescatable, el trabajo de sonido es bastante malo y tanto los efectos como la labor de maquillaje son en extremo simples.

Opinión final: Death Trip es terrible. Evítenla a toda costa.

Ojometro: