viernes, 1 de septiembre de 2023

Crítica: Resident Evil: Death Island (2023)

Película dirigida por Eiichiro Hasumi (Re/Member) y escrita por Makoto Fukami. Se estrenó en cines dentro de algunos mercados como Japón y México a inicios de julio, mientras que su salida en VOD y formato físico se dio el 25 de julio.

Sinopsis:

Un brote del Virus-T en San Francisco lleva a investigar la Isla de Alcatraz, donde los mejores agentes de la BSAA y la DSO tendrán que lidiar con una nueva amenaza que ha tomado el lugar.


Comentarios generales:

Para este punto creo que todo mundo va a concordar en que, cuando se trata de proyectos en cine, la franquicia de Resident Evil no es precisamente la más confiable y después de tanto tiempo pareciera que simplemente nunca van a encontrar la fórmula correcta para trasladar lo que se ve en el videojuego a la pantalla grande. Sin embargo, cuando hablamos de su universo animado las cosas no parecen ir tan mal y Resident Evil: Death Island deja en claro que cada vez se encuentra más cerca de ofrecer esa experiencia definitiva que tanto esperan sus fans.  

Y es que de entrada lo presentado por Hasumi junta a Chris Redfield, Jill Valentine, Leon S. Kennedy, Claire Redfield y Rebecca Chambers en un intento por complacer a todo mundo con los que son los personajes más populares, lo cual le agrega un interés inmediato a una historia simple que limita la aparición de los zombies clásicos durante la primera media hora y que compensa muchas cosas la mayor parte del tiempo integrando alguna que otra de escena de acción para no caer en la monotonía.

Situación que no es perjudicial dado a que todo se va desarrollando a un ritmo agradable y de una manera bastante bien estructurada para llevar a los populares protagonistas a Alcatraz durante el primer acto y posteriormente ir revelando lo que hay verdaderamente detrás del nuevo brote. Esto último siendo lo que aporta cierto nivel de originalidad por medio de un villano cuyas motivaciones son diferentes a las que estamos acostumbrados, aunque estas en realidad carecen de lógica y por lo consiguiente hacen que el segundo acto se pierda en acciones un tanto confusas con las que no se logra construir nada particularmente memorable.

Dejando que sea la parte final la que se encargue de eso al estar totalmente cargada de acción por medio de una amenaza que cumple en el apartado de espectacularidad para que nuestros héroes puedan lucir plenamente. Ofreciendo así un desenlace lleno de disparos y colaboraciones geniales con las que se logra establecer el vinculo cercano que existe entre ellos, a pesar de que es la primera ocasión que los vemos a todos juntos en pantalla dentro de este universo.

En el aspecto técnico la película es bastante buena al tener una animación con un nivel de detalle alto en los personajes, los escenarios y sobre todo en escenas caóticas que exigen mucho trabajo por la cantidad de cosas que ocurren al mismo tiempo. Igualmente, el trabajo de sonido es de gran calidad al proporcionar buenas mezclas para distintos tipos de ambientes y claridad en los diálogos; sin embargo, también hay que decir que el score apenas es perceptible durante todo el metraje.

Opinión final: Resident Evil: Death Island está ok. Película muy básica, pero sin duda el mejor trabajo animado de la franquicia hasta el momento.

Ojometro:
***