viernes, 3 de abril de 2015

Crítica: The Lazarus Effect (2015)


Primer largometraje del director David Gelb, cuyo guión fue escrito por Luke Dawson y Jeremy Slater. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos durante el mes de febrero, mientras que en México llegó apenas el fin de semana pasado. Ha recaudado hasta la fecha $26.3 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Frank (Mark Duplass) y su prometida Zoe (Olivia Wilde) lideran un equipo de investigación que desarrolla un suero que puede revivir a los muertos, pero justo cuando parece que tantos años de trabajo duro han dado resultado su éxito se ve frustrado por terceros. Esto los lleva a hacer un último experimento donde Zoe pierde la vida, convirtiéndola así en un nuevo sujeto de pruebas que genera resultados aterradores.



Comentarios generales:

Basar el éxito de una película en un rostro famoso no es algo raro y resultaba evidente que la apuesta con Olivia Wilde era esa, ya que absolutamente toda la promoción giraba en torno a ella; incluso sin importar que eso revelara mucho más de lo deseado con respeto a la trama. Una estrategia con la cual realmente no tengo problemas dado a que eso suele ayudar mucho en cuanto a la exposición, pero con The Lazarus Effect parece que ese fue el único aspecto en el cual verdaderamente trabajaron.

Y eso es una pena porque durante la primera mitad esta es una película que fluye de manera muy agradable, donde Gelb logra un balance adecuado entre las relaciones personales y los choques de creencias que ayuda a preparar el camino para los conflictos futuros que invariablemente traerá consigo su experimento. El cual es una mezcla bastante obvia de Frankenstein/Re-Animator que funciona e incluso para el público joven podría resultar original, pero sobre todo agrega muchas dudas que poco a poco van generando un aire de misterio sólido; teniendo como conducto a un perro cuyo comportamiento produce los sustos fáciles más efectivos y de paso genera ciertas fricciones entre el equipo.

Para nuestra mala fortuna todo esto se viene abajo justo con la muerte de Zoe, ya que la segunda mitad de la película se vuelve completamente genérica, entrando en un escenario mil veces visto que la convierten esencialmente en un cuasi slasher con fenómenos paranormales. Aunque este no es el principal problema, sino que es a partir de aquí cuando las cosas dejan de tener sentido; simplemente nunca profundizan sobre por qué Zoe tiene poderes psíquicos tan desarrollados, por qué se vuelve un ser maligno o cómo diablos puede hacer que alguien entre a sus sueños. Todo pasa exageradamente rápido, las muertes son con muy poco detalle y realmente sin nada de impacto, dejándote la sensación de que le cortaron muchas cosas para convertirla en algo mucho más digerible que llegara a un público de mayor escala (es PG-13).

Igualmente dejan de lado un punto que involucra a una farmacéutica que se supondría iba a tener más relevancia porque básicamente es lo que desencadena toda la tragedia y el caos, pero es rápidamente olvidado. Es como si hubieran tenido una idea clara al inicio, pero conforme pasaba el tiempo no supieron como implementarla en el desarrollo de la historia y mejor decidieron optar por hacerla a un lado, esperando que el espectador la olvidara por arte de magia.

El final es aceptable para lo que es. Nunca se siente que exista un verdadero reto para Zoe, pero al menos tratan de equilibrar las cosas y no se van por la conclusión fácil; aunque como en todo lo previo, carece de sentido.

De las actuaciones no tengo quejas, Wilde está ok en sus dos facetas y Sarah Bolger (Eva) resulta una cara joven agradable que esperas pueda salir bien de todo esto; aunque si me hubiera gustado ver un poco más de Evan Peters. La producción es probablemente lo mejor: el trabajo de fotografía y la dirección de arte logran brindarle un estilo visual sólido, el sonido es bastante espectacular en ciertas escenas y el trabajo de efectos, tanto visuales como de maquillaje, está bien logrado en general.

Opinión final: The Lazarus Effect es demasiado genérica y tiene pocas cosas destacables. Película más para rentar o ver en TV, no para cine.

Ojometro:
**