martes, 3 de septiembre de 2019

Crítica: Gwen (2019)


Película escrita y dirigida por William McGregor, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó en cines dentro del Reino Unido durante el mes de julio, mientras que en los Estados Unidos hizo lo propio en VOD el pasado 16 de agosto. Todavía no se sabe si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Luchando contra la misteriosa enfermedad de su madre, la ausencia de su padre y con una compañía minera que trata de quitarles su tierra, la joven Gwen (Eleanor Worthington-Cox) pronto empezará a notar como una peculiar oscuridad rodea su casa y su comunidad se pone en contra de su familia.



Comentarios generales:

Con el éxito que significó “The Witch” las películas de época dentro del género de terror tomaron un nuevo aire, así que no es tan raro que salgan propuestas que quieran ser la nueva referente dentro de esta clase de cine. Lo malo es que lograr este objetivo no es algo tan simple, sobre todo porque se trata de películas que apuestan por una fórmula que básicamente actúa como repelente para un porcentaje importante de la audiencia, convirtiéndolas así en unas de nicho y Gwen creo que es un claro ejemplo de esto.

Ya que lo que ofrece McGregor apuesta completamente por explotar la atmósfera e ir construyendo bajo un ritmo lento una historia deprimente con la que desde el primer minuto el espectador comprenda que la situación de Gwen es la peor posible y así establecer el tono predominante desde muy temprano. Centrándose más que nada en una dinámica familiar en la que las fricciones son constantes y en donde se da a conocer la problemática de la compañía minera, la cual durante el primer acto no representa gran peligro pero su simple presencia hace que uno empiece a dudar de ciertas situaciones en las que podría o no estar detrás.

Y es que aquí estamos ante una película en donde nada es claro y prácticamente todo se deja a la interpretación una vez que el estado físico de la madre empeora, utilizándola como el medio para ir integrando elementos que puedan generar momentos de relativo impacto o sospecha. Sobre todo porque te dan breves indicios de que, tal vez, ella podría ser más de lo que aparenta y en base a esto gira prácticamente un segundo acto con tintes mucho más trágicos en los que se expone el conflicto pero tampoco se hace demasiado como para elevar la intensidad de las cosas y todo sigue avanzando a un ritmo que no ayuda al desarrollo general.

La parte final no la la encontré mala, pero si poco satisfactoria. Para este punto uno espera que tanto sufrimiento por lo menos lleve a una situación que logre cambiar un poco la dinámica y deje atrás por algunos instantes la pasividad en las acciones; sin embargo, aunque tratan de hacerlo, el resultado termina siendo pobre y la conclusión te deja con una sensación de indiferencia muy fuerte cuando, en teoría, tendría que ser todo lo contrario.

Las actuaciones son correctas, realmente nadie destaca porque tampoco se trata de una película que exija demasiado a su elenco. La producción cumple: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte correcta, el score es sólido, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos son mínimos y la labor de maquillaje solo atiende aspectos básicos.

Opinión final: Gwen está ok. Si tienen un nivel de paciencia alto seguro la disfrutarán, pero si no, lo mejor es que la eviten.

Ojometro:
***