martes, 18 de agosto de 2020

Crítica: Host (2020)


Película dirigida por Rob Savage, quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Jed Shepherd y Gemma Hurley. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 30 de julio, mientras que todavía no se sabe nada sobre si saldrá en formato físico en un futuro.

Sinopsis:

Seis amigos contratan a una médium para que realice una sesión espiritista vía Zoom durante la cuarentena, pero ellos terminarán obteniendo algo más que una simple diversión cuando un malvado espíritu empiece a invadir sus hogares y les haga comprender que probablemente no terminen la noche con vida.



Comentarios generales:

La pandemia ocasionada por el COVID-19 ha provocado que este 2020 sea algo totalmente atípico en todos los sentidos y gracias a ello la industria del cine se ha visto golpeada como nunca antes, obligando a que casi todos los estrenos de peso se hayan retrasado hasta nuevo aviso. Evidentemente esto también involucra al género de terror, cuya oferta se vio golpeada de manera importante y ha tenido que recurrir a proyectos medianos o más pequeños para saciar a los fans, aunque sin duda Host ha sido el más peculiar de todos.

Un proyecto que literalmente nació de una broma que realizó el propio director en Zoom a varios de sus amigos durante el mes de abril y que tres meses después se convirtió en una película en toda la regla que no solo es de las primeras en utilizar la pandemia como inspiración, sino que además obtiene resultados positivos.

Y es que en menos de una hora (dura 56 minutos) Savage logra lo que muchas found footage no pueden con una mayor duración y más presupuesto: entretener. Algo que de inicio no parece posible debido a que los primeros 20 minutos pueden resultar un tanto fastidiosos debido a que lo que ocurre no tiene demasiada sustancia, siendo el principal objetivo el construir personalidades lo suficientemente creíbles de individuos promedio cuyas interacciones no se alejan demasiado de las que cualquiera pudiera tener en sus sesiones de Zoom (conversaciones random, poco orden al momento de hablar, jugar con los fondos y los filtros).

Hasta ahí las cosas son promedio, nada fuera de lo común, pero es pasando este punto cuando la película da un salto importante; dejando de lado las tonterías y cambiando de manera muy rápida el enfoque para que el tono sea más serio. Ya que una vez que el espíritu se manifiesta se puede notar de inmediato que la atmósfera se vuelve más oscura y con ello la tensión se dispara por medio de elementos bastante simples que llevan a sustos fáciles con un timing bien cuidado, logrando así que en todo momento exista algo que ver en pantalla (o múltiples pantallas) para que el ritmo nunca decaiga.

Lo cual sin duda ayuda a que la parte final sea agradable, ya que la sensación de riesgo no desaparece y para este punto resulta hasta desgarrador ver lo completamente indefensos que se encuentran los personajes rumbo al desenlace. Uno que resulta efectivo y que justifica de manera inteligente lo abrupto de su cierre utilizando las propias limitantes que establece la aplicación.

Las actuaciones están bastante bien, a pesar del formato de videochat la dinámica entre las chicas es sólida y compras en todo momento su sufrimiento mientras ven cómo van cayendo una por una sin que puedan hacer nada al respecto. La producción es de buena factura considerando el formato: está bien editada, el trabajo de sonido es bastante limpio y los efectos deben de ser de los más elaborados que he visto en un found footage últimamente.

Opinión final: Host me gustó. Una película hecha casi de manera express que termina logrando su cometido a la perfección.

Ojometro:
****