martes, 22 de diciembre de 2020

Crítica: Sputnik (2020)

Producción rusa dirigida por Egor Abramenko, cuyo guión fue escrito por Oleg Malovichko y Andrey Zolotarev. Se estrenó de manera digital en Rusia durante el mes de abril, mientras que hizo lo propio en cines y VOD dentro de distintos territorios (entre ellos México) durante los meses posteriores.

Sinopsis:

En plena Guerra Fría una nave soviética cae desde el espacio después de que una misión saliera mal, dejando al comandante como el único sobreviviente y obligando al gobierno a contratar a la psicóloga Tatyana Klimova (Oksana Akinshina) para evaluarlo. Aunque pronto quedará claro que algo muy peligroso pudo haber llegado a la tierra junto con él. 


Comentarios generales:

“Alien versión rusa”

Así fue como muchos medios etiquetaron a Sputnik cuando empezó a obtener visibilidad fuera de Rusia, lo cual podría parecer un halago considerando el clásico con el que se la compara, pero también puede ser contraproducente. Más que nada porque hace que las personas ya estén predispuestas a ver algo similar cuando en realidad el producto en cuestión es algo distinto y al no cumplir con dicha expectativa rápidamente se suele demeritarlo, lo cual definitivamente puede ocurrir en esta ocasión.

Ya que si bien lo que presenta Abramenko trata sobre un alíen que habita un cuerpo humano, lo cierto es que la historia no podría ser más distinta y no solo me refiero al escenario en el que se desarrolla. Dado a que aquí se pretende explotar el conflicto que supuso la guerra fría con la carrera que libraban dos naciones para ser el número uno en absolutamente todo y en el proceso ofrecer una delicada crítica con tintes de ciencia ficción sobre cómo la Unión Soviética era capaz de pisotear los derechos de cualquier persona con tal de lograr el objetivo por “el bien de la nación”.

Algo que sin duda le añade sustancia a un concepto en teoría simple, pero que también trae consigo ciertos obstáculos en el visionado debido a que el desarrollo es uno bastante lento y quienes esperen ver un baño de sangre no lo van encontrar tan rápido gracias a que el primer acto se concentra más en el misterio que hay detrás de la compleja conexión del comandante con su huésped. 

Aunque esto no es precisamente malo, de hecho, dicho enfoque más metódico ayuda a que el segundo acto sea por demás disfrutable al generar una atmósfera tensa entre los involucrados y, además, hace que los momentos de impacto que incluyen muertes o mucha sangre resulten efectivos. Simplemente todo en este punto tiene muy buen timing y el conflicto moral que se maneja es lo suficientemente convincente para querer saber qué pasará con los involucrados; sin embargo, el acto final provoca un bajón en el producto general.

No tanto porque sea malo, sino porque se extiende más de lo debido y con ello lo que pintaba para ser un desenlace con muchísima fuerza termina perdiéndose en eventos poco interesantes. En donde sin duda existen algunas escenas de acción bien hechas, pero en general la manera en que se cierra la problemática te deja con la sensación de que se tardó demasiado para llegar a algo tan simple.  

En el tema de las actuaciones realmente quien carga con el peso de la película es Oksana Akinshina y lo hace bastante bien, mostrando ese lado humano dentro de un entorno inhumano militar que solo busca el beneficio bélico a toda costa. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte está bien cuidada, el score es agradable, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos son de buena calidad y la labor de maquillaje cumple. 

Opinión final: Sputnik me gustó. Buena película de sci-fi/terror que sufre en su parte final, pero que vale la pena checar.

Ojometro:
****