viernes, 13 de agosto de 2021

Crítica: Dreamcatcher (2021)

Película escrita y dirigida por Jacob Johnston, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó directo en VOD el pasado 5 de marzo dentro de los Estados Unidos, pero todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Dos hermanas distanciadas y sus amigos se ven acorralados en un torbellino de violencia de 48 horas después de vivir una experiencia traumática durante un festival de música underground. 


Comentarios generales:

Iniciar tu carrera como director de cine de terror con un slasher es una decisión lógica considerando las bondades de dicho subgénero, sin embargo, el que sea bondadoso no significa que resulte sencillo de dominar debido a que su simpleza puede ser todo un reto para algunos. Al grado de que se tenga una terrible ansiedad por tratar de cambiar las reglas que lo definen y Dreamcatcher solo demuestra que eso no siempre es lo mejor.

Ya que lo que nos trae Johnston no solo es malo, sino algo peor: aburridísimo.

Donde pareciera que su principal preocupación era más que nada la parte visual y todo lo demás resultaba secundario debido a que, así como es capaz de lograr una estética impecable que por momentos tiene cierto aire a giallo, también muestra una incapacidad enorme para generar interés por lo que estás viendo en pantalla. Lo cual tal vez durante el primer acto no sea tan evidente debido a que la presentación de los personajes, la “locura” del rave y la efímera participación del asesino lo disimulan un poco, pero una vez que todo esto empieza a asentarse el sufrimiento da inicio.

Y no solo se debe al hecho de que la cantidad de muertes que se dan en cámara son contadas y poco imaginativas, sino que además la propia estructura del filme provoca que el segundo acto se sustente de manera increíble en una cantidad de diálogos ridícula que no aportan absolutamente nada. Con personajes que se supone están sufriendo un trauma y que, en lugar de hacer algo al respecto, mejor se ponen a hablar sobre su pasado, sus sentimientos, sus inseguridades e incluso de Macbeth para que el pasar de los minutos sea eterno dentro de una parte de la película que bien podrían haber cortado sin que hubiera gran perdida de contenido.

Haciendo con esto que el resto del visionado sea un verdadero reto, aunque para nuestra fortuna los últimos 20 minutos levantan un poco el ritmo. Siguiendo claramente con algunas decisiones que no tienen demasiado sentido, pero al menos vemos con mayor frecuencia al asesino y el nivel de violencia se incrementa para ofrecer un cierre anticlimático que se siente demasiado forzado considerando el poco tiempo de construcción que le dedican a dicho asunto.

Las actuaciones son pobres, todas resultan planas y esto empeora la experiencia cuando empieza la parte que recae en los diálogos interminables. Dejando con esto a la producción como la única área en donde cuenta con algunas virtudes: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte cumple, el score es agradable, el trabajo de sonido tiene inconsistencias, los efectos son simples y la labor de maquillaje discreta.

Opinión final: Dreamcatcher es mala. Uno de los slashers más aburridos que verán en sus vidas y el cual es mejor evitar.

Ojometro:
**