Película que en su momento
significó el debut tras la cámara del director Ryan Stacy, quien además es
co-guionista junto a Christina Alcorn. Salió directamente en DVD en el 2011
dentro de los Estados Unidos, pero al parecer no tuvo distribución en ningún
otro lado.
Sinopsis:
Audrey Small (Julie Sherwood) y
tres de sus mejores amigos se encuentran organizando una fiesta de disfraces a
la que les gusta llamar Midsummer Nightmares, la cual es considerada como el
evento social de la temporada. Sin embargo, hay alguien a quien esa celebración
le parece ideal para iniciar con un baño de sangre que nunca olvidarán.
Comentarios generales:
La verdad resulta complicado el
poder hablar de Midsummer Nightmares debido a que esta es otra de esas
películas que parecen más un trabajo final para graduarse que uno comercial en
sí (dura apenas una hora con quince minutos).
Con la pura calidad de la imagen
desde un inicio te puedes dar cuenta que estas ante algo cuyo nivel de
amateurismo es muy grande, pero aun así la escena inicial logra establecer
cierto grado de suspenso que capta tu atención al hacerte suponer que podrías
ver un slasher decente inspirado en Scream y varios de los trabajos posteriores de
finales de los 90s. Lamentablemente eso es solo un truco barato, ya que durante
los siguientes 50 minutos te pondrás la aburrida de tu vida debido a que lo
único que se te muestra a es una serie de conversaciones eternas sobre problemas
de diferente tipo (amorosos principalmente) y muy de vez en cuando alguien
muere en pantalla.
No miento, pareciera como si el
director estuviera obsesionado con mostrar conversaciones en cada rincón;
incluso introduce a uno de los personajes “importantes” mediante a un par de
estas que, dicho sea de paso, se notan forzadas hasta en el más mínimo detalle.
Provocando así que la atmósfera sea todo menos aterradora y las dosis de tensión
terminen siendo reservadas para unos breves minutos previo al desenlace sin
mucha efectividad gracias a que el ritmo de la película no ayuda en nada a que
las muertes relevantes generen impacto suficiente como para poder cambiar el
curso de las cosas.
El final carece completamente de emoción,
lo cual termina dañando lo único bueno que logran ofrecer aparte de los diez primeros
minutos: las dudas con respecto a la identidad del asesino.
De las actuaciones mejor ni
hablar, todas están bastante mal. La producción deja mucho que desear, aunque
no es de extrañar considerando que el presupuesto señalado es de apenas $20,000
dólares: la calidad de la imagen es pobre, el trabajo de fotografía no ayuda
mucho y los efectos son realmente muy básicos.
Opinión final: Midsummer
Nightmares es bastante mala, evítenla.
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