jueves, 27 de noviembre de 2014

Crítica: The Canal (2014)


Producción irlandesa escrita y dirigida por Ivan Kavanagh (Tin Can Man). Se estrenó de manera limitada en cines, VOD y diversas plataformas digitales el pasado 10 de octubre dentro de los Estados Unidos. Aún no existe información sobre si será distribuida en formato físico o si llegará a otros países.

Sinopsis:

David (Rupert Evans) trabaja como archivador de viejas películas y un día encuentra una de 1902 que muestra un mortal asesinato ocurrido en su casa. Al mismo tiempo empieza a sospechar que su esposa lo está engañando con alguien más, la cual una noche desaparece y cree que algo súper natural vinculado con dichos asesinatos tiene que ver… aunque para las autoridades él es el principal sospechoso.



Comentarios generales:

Existen películas que suelen ser muy obvias en su progreso y aun así terminan generando grandes sensaciones por diferentes causas que al final convierten la experiencia en una mucho más placentera. The Canal sin duda es una de ellas, aunque en este caso dicha predictibilidad terminó por hacer que no la disfrutara de manera plena.

Lo que tenemos aquí es un trabajo que presenta muchos puntos verdaderamente altos en su realización gracias a que Kavanagh logra generar una atmósfera realmente impresionante que desde el primer instante transmite una sensación de soledad/locura como pocas y que ayuda a establecer rápidamente el tono general de la historia. La cual, dicho sea de paso, no es para nada compleja; de hecho, es un tanto común, pero ahora presentada desde el lado de un esposo cuya salud mental se va destruyendo poco a poco ante la horrible situación que vive, cambiando la dinámica que por lo regular está más vinculada con personajes femeninos y brindándole así cierta frescura que resulta vital para que uno adquiera interés o no en lo que está por venir.

El problema es que una vez que muere la esposa la película se vuelve en extremo repetitiva, no solo porque sabes claramente qué es lo que ocurrió, sino porque el personaje de David se ve involucrado en una serie de situaciones en las cuales, más que sentir pena por él y empezar a dudar sobre su culpabilidad, provocan cierto hartazgo ante lo tremendamente ridículas que son algunas de sus acciones para demostrar que un fantasma está detrás de todo. También cuenta con cierta investigación, un tanto irrelevante, pero que ayuda a darle más contenido y gracias al ritmo fluido implementado nunca se siente cansino; además de que la implementación de ciertos sustos fáciles y flashbacks igualmente aportan cierto grado de tensión que por momentos se pierde.

El final es predecible, lo cual para muchos puede no importar pero para mí terminó afectando bastante al no presentar realmente nada que pudiera crear algo de duda. Esto a pesar de que el tercer acto en general es por mucho el más gráfico y cuenta con algunas escenas de impacto que cumplen totalmente con su cometido para que se te queden en la cabeza por su crudeza.

En actuaciones no hay mucho que recriminar, ya que Evans en general logra sacar adelante su papel y los secundarios son un buen complemento a pesar de que todos cuentan con tiempo limitado en pantalla. La producción no decepciona: el trabajo de fotografía es el alma de la película, generando un contraste muy interesante con los tonos opacos y colores chillones de los sets, el sonido es otro punto alto y los efectos/maquillaje, si bien muy dosificados, cuando son desplegados de manera relevante resultan muy efectivos.

Opinión final: The Canal es un hit or miss dependiendo de cómo digieran su desenlace. Aún así no es un mal trabajo en lo absoluto.

Ojometro:
***