sábado, 17 de septiembre de 2016

Crítica: Train to Busan (2016)


Producción surcoreana escrita y dirigida por Sang-ho Yeon (Seoul Station). Se estrenó en cines dentro de Corea del Sur durante el 20 de julio, mientras que en los Estados Unidos hizo lo propio solo dos días después de manera limitada. Todavía no hay información sobre su llegada a otros mercados.

Sinopsis:

Mientras un virus azota a Corea del Sur, un grupo de pasajeros que viaja a bordo de un tren tendrá que hacer hasta lo imposible para poder llegar de Seúl a Busan ante el continuo ataque de hordas de violentos zombies. 



Comentarios generales:

El cine de terror surcoreano no es para nada desconocido entre los amantes del género, pero por lo regular suele quedar medio rezagado junto al japonés gracias a la cantidad de películas que estos últimos pueden producir. Sin embargo, los coreanos desde hace tiempo han asumido mayores riesgos y en esta ocasión lo hicieron a lo grande con Train to Busan: una súper producción para sus estándares que apostaba por un subgénero sobreexplotado en la actualidad y por un director con experiencia limitada solo en animación, pero cuyos resultados finales son en verdad excepcionales.

No voy a mentir, la historia en si no descubre el hilo negro y sigue un esquema básico ya muy visto en esta clase de películas, pero la manera en la que Sang-ho Yeon te la presenta es una delicia debido a que durante sus casi dos horas de duración el espectador se ve involucrado en un viaje sin ningún tipo de freno. Uno en donde no tienen que pasar ni 15 minutos para que inicie la locura y así se establezca rápidamente el ritmo con el que vamos a tener que lidiar por el resto del metraje, esto mientras vemos como se desencadena el infierno dentro de un lugar diseñado para la comodidad, pero que para esta clase de situaciones prácticamente se convierte en el peor enemigo de las personas ante el poco margen de maniobra con el que cuentan.

Es en base a esta dinámica como la primera hora pasa volando, la cual está atascada de zombies y acción a máxima velocidad; algo que daría pie para pensar que no hay mucha sustancia detrás, pero afortunadamente no es así. Ya que durante este periodo el creador también nos muestra un desarrollo interesante con los personajes y su manera con la que lidian los problemas, estableciendo así un choque de personalidades muy marcado que juega con el lado más podrido de la naturaleza humana que invariablemente provoca empatía por algunos de ellos y por otros no tanto.

Para la segunda mitad no cambia en lo absoluto la acción y la violencia, sin embargo, si se empieza a recurrir en ciertas pausas para generar secuencias donde los sobrevivientes tienen que pensar un poco más para poder salir adelante del problema. Un aspecto que luce menor, pero que en realidad es lo que genera unos niveles de tensión muy elevados que ayudan muchísimo en este lapso para que la película no decaiga y, sobre todo, se pueda solventar la ausencia de una explicación mucho más elaborada de los origines del virus (algo que pueden ver un poco más a detalle en “Seoul Station”, la película animada que salió en conjunto).

La parte final es caótica y, para tratarse de un trabajo de zombies, sorprendentemente emocional. En este punto la sensación de catástrofe a gran escala ya es muy palpable tanto por la atmósfera construida como por la cantidad de criaturas que se logran poner en pantalla, lo cual provoca que uno se vea muy agobiado por el hecho de que estos personajes se encuentran ya cerca de su objetivo y aun así tienen todas las de perder.

Las actuaciones están muy bien, Yoo Gong (Seok Woo) carga con el peso de la película sin ningún tipo de problema y realiza una muy buena mancuerna con Ma Dong-seok (Sang Hwa); aunque quien se llevará las miradas es la pequeña Soo-an Kim (Soo-an) debido al contraste que representa con la mayoría de los personajes. La producción es de muy buena nota: el trabajo de fotografía es consistente, la dirección de arte adecuada, el score resulta agradable, el trabajo de sonido es espectacular, el maquillaje cumple y los efectos son de una gran calidad considerando el importante uso de CGI.

Opinión final: Train to Busan  no solo se trata de una de las mejores películas de 2016, sino que además se trata de una de las mejores películas de zombies de la década. Muy recomendable.

Ojometro:
*****