Secuela escrita y dirigida
nuevamente por Rigoberto Castañeda (Km 31, Atrapados). Se estrenó en cines
dentro de México el pasado 4 de noviembre, aunque aún no hay información sobre
cuándo podría llegar a otros mercados.
Sinopsis:
Siete años después de los sucesos
que le costaron su carrera, el detective Martín Ugalde (Carlos Aragón) es
contratado por una importante candidata política para que investigue la
desaparición de su hijo. Un trabajo en el que, conforme va uniendo las piezas,
se dará cuenta que tal vez este ligado con el caso que había estado
dispuesto a olvidar.
Comentarios generales:
Independientemente de que no
fuera una gran película, Km 31 significo un suceso importante
dentro del cine mexicano gracias a que fue la responsable de revivir un género
que dentro de la industria nacional estaba completamente olvidado. Así que
cuando finalmente se anunció la tan esperada secuela las expectativas fueron
considerables; sin embargo, después de 10 años, lo único que te deja Km 31-2 es
una sensación de que llegó demasiado tarde.
Esto porque Castañeda sigue
mostrando fuertes influencias del cine de terror japonés; uno que, si bien
sigue presente, ya no es tan relevante como hace diez años atrás. Construyendo
así una historia que durante el primer acto se centra fuertemente en los niños para
plantear un misterio un tanto enredado que poco a poco se va desenvolviendo de
manera ágil en medio de una atmósfera oscura, la cual juega un papel
fundamental para poder solidificar esta mezcla de thriller policíaco
supernatural cuyo propósito, al menos durante este lapso, parece ser el alejarse
lo más posible de su predecesora.
Algo que termina siendo un gran
error, ya que esto trae consigo la integración de varios personajes que rayan
en lo caricaturesco, así como situaciones increíblemente forzadas (todo lo que
involucra al periodista o reportajes, principalmente) que vuelven bastante difícil
el poder generar momentos de suspenso efectivos debido a que cambian por
completo el tono de las cosas. Además, el director nos deja con varias
situaciones a medias o se tarda demasiado en presentar detalles que hubieran
sido muchísimo más efectivos si no tomaran tanto tiempo en desarrollarse;
siendo el ejemplo perfecto un larguísimo plano secuencia diseñado para lograr
un momento de impacto significativo, pero que pierde efectividad por lo
aburrido que se vuelve.
En general el segundo acto tiene
un ritmo muy lento que no ayuda y entre tanta elaborada explicación, a la que
cada cinco minutos se le integra algo nuevo, las cosas no fluyen de la mejor
manera y vuelve obsoletas situaciones que uno suponía que serían importantes.
La parte final es bastante
caótica, en gran parte porque es muy evidente que no sabían cómo concluirla. De
pronto, todo lo que dio pie a esta situación pasa a segundo término y cuando se pretende generar nuevamente un conflicto en base a esto ya se siente sumamente
forzado y como una vil excusa para darle paso a un despliegue de efectos
especiales que no resuelven realmente mucho.
De las actuaciones el
más destacado es Carlos Aragón, sobre todo porque es el único que logra
mantener su personaje en un tono acertado y no cae en el tono caricaturesco de prácticamente
todo el resto del elenco. La producción es por mucho su punto más fuerte, de lo
mejor que he visto en el cine mexicano últimamente: el trabajo de fotografía es
bastante bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score es agradable,
el trabajo de sonido cumple y los efectos especiales están bien hechos, salvo
por un uso exagerado de CGI al final que no luce particularmente bien.
Opinión final: Km 31-2 resultó
decepcionante. Una película con buenos valores de producción, pero que se
siente como algo completamente viejo.
Ojometro:
**
**