viernes, 6 de julio de 2018

Crítica: Shhhh! (2018)


Película escrita y dirigida por Jason Rutherford, la cual significa su ópera prima. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 1 de abril, pero todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

A Harris (James Henderson) y su madre les gusta ir a ver películas, pero siempre parece que los idiotas los persiguen en el cine para hacerles imposible disfrutarlas. Aunque pronto dichos idiotas empezarán a ser asesinados por un misterioso individuo mientras Harris confronta no solo su propio pasado, sino también su salud mental.



Comentarios generales:

Todo el mundo debe de empezar de algún modo y en una industria como la del cine eso es probablemente de las cosas más complicadas, ya que incluso con las facilidades tecnológicas de la actualidad el filmar una película es un verdadero reto por todo lo que involucra. Por eso cuando me topo con algún trabajo que significa un debut le suelo dar una oportunidad, es un riesgo calculado que estoy dispuesto a tomar porque básicamente es la única manera en la que vería estos trabajos con los que las probabilidades de encontrar buenas cosas son bajas y demasiado altas para toparme con bodrios como Shhhh!.

Y es que en verdad esta es una de esas películas que cuesta trabajo entender cómo diablos alguien le dio el visto bueno para distribuirla porque apenas se puede considerar por encima de un trabajo escolar. Donde Rutherford se escuda detrás del cine serie b para presentar mucha basura dentro de algo que en esencia se podría decir que es un slasher, pero que también quiere manejarse de manera muy superficial como thriller para darle un poco más de desarrollo a una historia en la que resulta complicado identificar exactamente cuál es su atractivo.

Ya que los asesinatos, si bien son llamativos (uno incluso raya en lo grotesco), solo representan un complemento circunstancial para generar dudas con respecto al personaje de Harry y así poder brindar la pequeña dosis de misterio que encaje con la parte detectivesca. Lo cual en teoría no se escucha tan mal, pero en la práctica resulta una aberración porque no solo se trata de un personaje que te genera poco interés o empatía, sino que además los eventos que giran alrededor de este son muy estúpidos al estar llenos de diálogos dignos de conversaciones adolescentes y por la poca fluidez que existe entre escenas.

De lo poco positivo que puedo decir es que al menos logran mantener bien escondidas las sorpresas para la parte final. Una que es igual de absurda que el resto de la película, pero al menos todas las piezas encajan de manera decente y te hacen pensar un poco en detalles que te las indicaban durante el resto del metraje.  

Las actuaciones son espantosas, claramente la mayoría de los actores son amateurs y todo luce increíblemente acartonado o caricaturesco. La producción es lo que uno se espera de un filme como estos: el trabajo de fotografía es pobre, el score es genérico, el trabajo de sonido es un desastre total, los efectos son prácticos pasables y la labor de maquillaje luce de atracción de feria.

Opinión final: Shhhh! es horrible. Evítenla a toda costa.

Ojometro:
*