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viernes, 1 de noviembre de 2024

Crítica: Apartment 7A (2024)

Precuela dirigida por Natalie Erika James, quien comparte créditos como co-escritora del guión junto a Christian White y Skylar James. Se estrenó a nivel mundial directamente en Paramount+ el pasado 27 de septiembre, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Terry Gionoffrio (Julia Garner) es una bailarina lesionada que atraviesa por un mal momento, hasta que un día se encuentra a una peculiar y acomodada pareja de ancianos que le darán un hogar sin saber que estará rodeada de fuerzas oscuras que no puede comprender.


Comentarios generales:

Hacer una precuela de “Rosemary's Baby” era un movimiento muy arriesgado debido a que la obra maestra de Polanski se sostiene por si sola y no necesita expandirse más allá de esos 137 minutos de duración, además de que al ya no existir el factor satánico sorpresa del final no hay manera de lograr los mismos resultados. Simplemente es un producto de su tiempo con todo lo que eso conlleva, dejando así a Apartment 7A en una posición compleja de la que realmente nunca sabe cómo alejarse por completo.

Ya que lo presentado por Natalie Erika James en cierta forma es una historia que básicamente nos quiere contar lo mismo que el filme de 1968 desde la perspectiva de otro personaje y eso significa un hándicap en contra dado a que desde el primer minuto sabemos lo que va a ocurrir, lo cual provoca que la experiencia sea vuelva pesada muy rápido. Además a eso hay que agregarle que durante los primeros 35/40 minutos la directora no tiene mucha prisa por explotar el terror y recarga todo el desarrollo hacía el drama, mostrándonos escenas en las que hay pocas cosas de interés que justifiquen la existencia de esta precuela para el espectador.

Simplemente todo se lleva a cabo según el librito, aunque durante el segundo acto se empieza a notar un poco más de ambición en la construcción de determinados momentos para tratar de añadir cierta potencia. Sobre todo cuando el tema satánico se expone de manera más predominante y se nos ofrecen ciertos pedazos de información sobre las acciones del culto; sin embargo, esto solo es tratado de una manera bastante superficial y rápidamente volvemos a caer en la dinámica predominante llena de dudas con respecto hacía si el enfoque debe de irse con la locura de la protagonista o de plano se debe de seguir manteniendo un límite en lo que se muestra en pantalla para apostarlo todo con una parte final más explosiva.

Siendo lo segundo lo que se termina dando y eso nos lleva a los que son los minutos de mayor intensidad. Donde nuestra protagonista por fin muestra un quiebre emocional y mental que ayuda a generar la tensión suficiente para poder magnificar el aspecto satánico y así por lo menos brindar un desenlace que deja buenas sensaciones a pesar su predictibilidad.  

Respecto a las actuaciones hay que decir que este es probablemente el rubro que termina salvando a la película de hundirse por completo, ya que Julia Garner lo hace bien y poco a poco su personaje se va ganando tu empatía ante una situación de la cual ella simplemente jamás tiene algún tipo de control. Mientras que Dianne Wiest (Minnie Castevet) nos trae un personaje excéntrico que a la vez puede resultar perturbador.

En cuanto a la producción claramente se puede notar una factura de película para streaming: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte no está mal, el score es poco convincente, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son simples y la labor de maquillaje discreta.

Opinión final: Apartment 7A está pasable. Una precuela innecesaria que probablemente solo sirva para que las nuevas generaciones sientan curiosidad por ver “Rosemary's Baby”.

Ojometro:
***

jueves, 31 de octubre de 2013

Crítica: We Are What We Are (2013)


Remake de la película mexicana del 2010 “Somos lo que hay” que está dirigido por Jim Mickle (Stake Land). Se estrenó de manera limitada en cines el 27 de septiembre en los Estados Unidos, mientras que en México llegó apenas el pasado fin de semana también con un número limitado de copias.

Sinopsis:

La familia Parker se guía por antiguas creencias que pasan de generación en generación. Cuando la madre muere, son sus hijas Iris (Ambyr Childers) y Rose (Julia Garner) quienes cargarán con una responsabilidad que no les agrada, la cual es llevar carne a la mesa para una celebración… y no precisamente de animales.



Comentarios generales:

No es común que se hagan remakes de películas mexicanas, mucho menos de terror, por lo cual cuando supe de este trabajo no sabía que esperar debido a que realmente “Somos los que hay” paso sin pena ni gloria por estos lares y aunque no es mala, tampoco creo que sea una gloria.

Para esta versión Mickle y el otro guionista, Nick Damici, hacen un par cambios notorios con respecto a la original pero que realmente no cambian mucho la dinámica; de hecho, a mi juicio esta versión sufre exactamente del mismo problema: es excesivamente tediosa y consume mucho tiempo en su desarrollo. Algo que no va cuando te la venden como una violenta historia de canibalismo, ya que aunque el punto central si trata sobre eso, en términos generales es más que nada un drama con tintes de thriller y un poco de gore en sus últimos minutos.

Con esto no digo que We Are What We Are sea mala, en realidad es un trabajo bastante decente que está bien dirigido y filmado, pero que durante gran parte del tiempo se siente como si se estuviera desaprovechando algo con demasiado potencial al añadirle situaciones poco favorables como un pequeño romance que resulta totalmente intrascendente para los propósitos de la historia. Además no toma muchos riesgos a la hora de mostrar más violencia en situaciones que lo pedían a gritos.

El final si es bastante bueno. Muy potente y con una escena que está entre mis favoritas de este 2013, la cual te deja ese sentimiento de que la película pudo haber sido mucho mejor si hubiera seguido esa línea desde al menos cuarenta minutos antes.

En lo que respecta a las actuaciones debo de decir que Childres (a pesar de su cara de zombie) y Garnes están muy bien en sus papeles, logran una buena química fraternal; mientras que Bill Sage como papá totalmente creyente y controlador brinda buenos momentos. En producción el trabajo de fotografía es notable, desde el primer minuto te atrapa con bellas tomas en exteriores y posteriormente dándole ese toque oscuro que termina siendo su sello. Otro punto que me ha agrado bastante fue el score: es muy sutil, así como un tanto deprimente.  

Opinión final: We Are What We Are es un remake decente que para muchos puede resultar algo aburrido. Denle una oportunidad, aunque les recomendaría que trataran de ver primero la película mexicana.

Ojometro:
***