viernes, 10 de julio de 2020

Crítica: Dreamkatcher (2020)


Película dirigida por Kerry Harris y escrita por Dan V. Shea. Se estrenó en VOD y DVD dentro de los Estados Unidos el pasado 28 de abril.

Sinopsis:

Tratando de ponerle fin a sus pesadillas, un niño se roba un atrapasueños de la casa de su misteriosa vecina. Aunque al hacer esto empezará a tener aterradoras visiones que lo incitan a asesinar a su madrastra.



Comentarios generales:

No sé cuáles eran los planes de Lionsgate para Dreamkatcher antes de que iniciara la pandemia, pero muy probablemente se trataba de una película con posibilidades de salir en cines gracias a que su factura es de una calidad por encima de las producciones destinadas al VOD. Sin embargo, es claro que ante la situación tan atípica no quedó de otra más que estrenarla por otros medios y probablemente eso haya sido lo mejor, tanto para el estudio como para los fanáticos.

Esto porque lo que nos trae Harris es una historia aburrida que difícilmente podría generar algún tipo de interés a gran escala gracias a que no cuenta con nada demasiado original o por lo menos llamativo para destacar.

De hecho, con solo ver los primeros diez minutos uno se puede dar una idea bastante clara de lo que le espera debido a que pareciera mucho más importante resaltar los bellos paisajes en lugar de desarrollar de mejor manera una problemática familiar que se sustenta principalmente en las rabietas de un niño. Unas que además se desgastan muy rápido y no ayudan en lo absoluto para construir un primer acto en el que por lo menos puedas sentir empatía por su situación.

Llevando así a la película a una espiral de sucesos poco interesantes que, en teoría, están diseñados para hacer que la relación de Josh con su madrastra sea amena y ayude a entender mejor las posturas de ambos, pero que en realidad solo terminan siendo una pérdida de tiempo ante el ritmo pasivo bajo el que se desarrollan. Lo cual empeora una vez que el tema sobrenatural empieza a adquirir fuerza y con ello se integran elementos para presentar algunos sustos simples que en ningún punto logran provocar una sensación de peligro considerable ante el evidente riesgo que representa la interacción constante entre ambos personajes.

En general nunca existe nada emocionante que añada fuerza y, aunque ciertamente se esfuerzan por tratar de conseguirlo, esto nunca se da. Sobre todo en una parte final en donde lo más impactante ocurre fuera de cámara y el conflicto definitivo carece de tensión, dejándonos así con un cierre que lo único que te genera es una sensación de vacío total.

Las actuaciones están bien, por ahí Finlay Wojtak-Hissong (Josh) resulta por momentos bastante fastidioso pero en general todo el elenco hace un trabajo correcto considerando lo pobre del guión; incluida Lin Shaye (Ruth) con su ya patentado personaje de anciana loca. La producción es lo mejor de la película: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte está bien cuidada, el score cumple, el trabajo de sonido no tiene fallos, los efectos son simples y la labor de maquillaje sencilla.

Opinión final: Dreamkatcher es demasiado aburrida. Película del montón que se les olvidará en un par de horas. 

Ojometro:
**

viernes, 3 de julio de 2020

Crítica: Brahms: The Boy II (2020)


Secuela de la película de 2016, la cual es nuevamente dirigida por William Brent Bell (Devil Inside) y escrita por Stacey Menear. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos a finales del mes de enero, recaudando $20.3 millones de dólares en taquilla a nivel mundial. Mientras que su salida en VOD y formato físico se dio el pasado 19 de mayo.

Sinopsis:

Sin conocer la terrible historia de la mansión Heelshire, una joven familia se muda a la casa de huéspedes dentro de la propiedad, donde su pequeño hijo encontrará un nuevo amigo: un viejo muñeco al que él llama Brahms.


Comentarios generales:

Gran parte del éxito de “The Boy” en 2016 se debió a una publicidad un tanto engañosa y a la presencia de Lauren Cohan, quien en ese momento se encontraba en su pico de popularidad. Más allá de eso realmente se trataba de una película muy normal cuyo concepto no daba para más y por ello me resultó sorpresivo que se anunciara una secuela; simplemente parecía algo innecesario y después de ver Brahms: The Boy II ese pensamiento se incrementó mucho más.

Ya que lo que nos traen Brent Bell y Menear es un intento forzadísimo por tratar de generar una franquicia a como dé lugar, destrozando lo que construyeron en la primera entrega por medio de una historia que realmente se olvida de todo lo establecido previamente.

Optando mejor por el camino seguro en el que un niño es la figura central para la exposición del propio muñeco y utilizando un pretexto bastante simple para trasladar a la familia cerca de la mansión. Logrando con esto que los primeros 30/35 minutos sean en exceso aburridos gracias a que todo se desarrolla de manera muy lenta y se regresa a la dinámica cansina sobre si el muñeco tiene o no tiene vida mientras se agregan de vez en cuando algunos sustos fáciles poco efectivos, ya sea por medio de situaciones que lo involucran directamente o algunos traumas diseñados para el personaje de Liza que te hacen cuestionar su estabilidad mental.

Un aspecto que piensas tendrá más relevancia conforme avanzan las cosas, pero realmente se va perdiendo con el pasar de los minutos para darle más relevancia al tema del hijo y su peculiar relación con el muñeco. Lo cual a mi juicio es lo más interesante de la película debido a que si existe una justificación lógica para su extraño comportamiento y casi mutación en Brahms, aunque este tema también poco a poco empieza a perder fuerza conforme se van sacando ideas improvisadas con el objetivo de reinventar todo lo que conocimos de la primera entrega y mejor se opta nuevamente por explotar hasta el cansancio los sustos fáciles para tratar de añadir algo de impacto sin mucho éxito.

Dejando así una parte final en la que ya no te importa mucho lo que ocurra y que en general se siente acelerada. Con situaciones convenientes para expandir información importante en cuestión de segundos (escena del padre en el hospital) y con un nivel de intensidad que no ayuda en lo absoluto a que el tema supernatural resulte convincente.

Las actuaciones no tienen nada para destacar, claramente la presencia de Katie Holmes (Liza) fue un intento por replicar lo de Cohen pero la película es tan genérica que realmente nadie termina luciendo. Es en la producción donde tiene sus mejores atributos: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte cumple, el score no resalta, el trabajo de sonido es correcto y tanto los efectos como el maquillaje son discretos.

Opinión final: The Boy II es decepcionante. Secuela innecesaria que muy probablemente acabe con las aspiraciones de generar una franquicia.

Ojometro:
**

martes, 30 de junio de 2020

Crítica: The Other Lamb (2020)


Película dirigida por Malgorzata Szumowska y escrita por C.S. McMullen. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 3 de abril, mientras que su salida en formato físico está confirmada para el próximo 28 de julio.

Sinopsis:

Selah (Raffey Cassidy) es una chica que ha pasado toda su vida formando parte de un culto liderado por el enigmático Shepherd (Michiel Huisman). Ahí todas son sus esposas o sus hijas que lo siguen ciegamente, pero pronto ella empezará a cuestionar sus métodos.



Comentarios generales:

El cine sobre sectas o cultos sufrió una sacudida importante el año pasado gracias a “Midsommar” y claramente desde entonces las cosas cambiaron para este tipo de trabajos. De pronto un subgénero que ya tenía una manera bastante bien definida sobre como presentar sus propuestas sin demasiadas quejas se encontró con algo que, si bien no ponía nada nuevo sobre la mesa, si logró tener un impacto significativo y por lo consiguiente muchos lo consideran el nuevo estándar para esta clase de películas.

Un estándar que con The Other Lamb probablemente no vayan a encontrar debido a que Szumowska pretende ofrecernos una experiencia más contemplativa en donde el shock es prácticamente inexistente. Presentándonos así una historia en la que no hay nada particularmente nuevo en comparación a otras que ya hemos visto, aunque si contiene un mensaje bastante perturbador con respecto al inevitable destino de las mujeres que forman este culto y con el cual se van construyendo todos los cuestionamientos por parte de nuestra protagonista bajo un ritmo lento con el que sin duda más de uno pudiera llegarse a desesperar.

Ya que realmente todo está diseñado para que el espectador se imagine lo que ocurre mientras se explotan las escenas con hermosos paisajes, sueños o algunos flashbacks. Casi nada se muestra de manera explícita, pero en realidad eso no lo encontré como algo tan problemático gracias a que se siente como parte natural de la experiencia.

El verdadero problema llega cuando ya entrados en el segundo acto las cosas se empiezan a volver demasiado monótonas y nos vemos envueltos en una larga travesía que, a pesar de ofrecer algunos visuales muy agradables, se termina sintiendo demasiado pesada y no ayuda a que se conecte del todo con la dinámica del grupo. La cual debería de hacerte sentir más interesado en la evolución de Selah, incluso incomodo por saber qué es lo que le va a ocurrir; sin embargo, en lugar de eso solo se nos presentan situaciones que te resultan indiferentes la mayoría del tiempo.

Todo lo anterior nos deja con una parte final un tanto desabrida que a duras penas logra incrementar la sensación de desagrado ante lo que se sabe que es inevitable. Aunque sin mostrar nada tan gráfico lo que ocurre en el cierre si tiene el suficiente impacto y fuerza para que resulte efectivo.

De las actuaciones son Raffey Cassey y Michiel Huisman quienes sostienen la película y no lo hacen nada mal, sobre todo considerando que tienen un número bastante reducido de diálogos y tienen que depender mucho de sus expresiones. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte cumple, el score es sólido, el trabajo de sonido es limpio y lo referente a efectos/maquillaje es bastante discreto.

Opinión final: The Other Lamb está ok. Película contemplativa que probablemente no sea lo que muchos esperan cuando se trata de cultos.

Ojometro:
***

viernes, 26 de junio de 2020

Crítica: You Should Have Left (2020)


Película escrita y dirigida por David Koepp (Stir of Echoes, Secret Window), la cual es una adaptación de la novela del mismo nombre. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 18 de junio, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Un banquero retirado, su joven esposa actriz y su pequeña hija van de vacaciones a una apartada y sumamente moderna casa en los campos de Gales en la que nada es lo que parece.



Comentarios generales:

Blumhouse se ha vuelto una fuerza tan dominante dentro del género de terror que incluso en medio de una pandemia ha podido capitalizar un proyecto que se vio afectado por las medidas de contención aplicadas dentro de los Estados Unidos. Ya que originalmente You Should Have Left se iba a estrenar en cines, pero ante las complicaciones se optó por estrenarla en otras plataformas que parecían un tanto extrañas para una película que aparentaba ser de un perfil mayor en los planes del estudio. Aunque al final esta decisión parece que fue la mejor que pudieron tomar.

Y es que lo que nos trae Koepp es un thriller psicológico bastante discreto cuyo atractivo depende en gran medida de las actuaciones de su reconocido elenco, ya que la historia como tal es mucho más predecible de lo que imaginas y uno bien puede descifrar durante los primeros 15 minutos detalles que serán muy importantes. Lo cual no luce como algo sumamente alentador, pero la verdad es que no es suficiente como para quitarte todo el interés en la película debido a que durante el primer acto se logra establecer una dinámica sólida de familia feliz que hace que sientas curiosidad por saber si al menos tenías razón con respecto a lo que descifraste.

Además a esto hay que agregarle que el estilo visual minimalista de la propia casa ayuda a la generación temprana de momentos desconcertantes con los que se empiezan a sembrar las dudas con respecto a lo que verdaderamente ocurre ahí. Esto porque igual puede ser una cuestión psicológica de Theo, la presencia de algún fantasma o simplemente el hecho de que la casa está embrujada.

Hasta ahí todo va bien, sin embargo, una vez que las cosas se empiezan a asentar la caída resulta evidente. Principalmente porque la construcción de los momentos diseñados para generar suspenso no es precisamente la mejor, aunque el mayor problema recae en el hecho de que, en el afán por querer elaborar en demasía situaciones no tan complejas, se empieza a caer en una repetitividad que poco a poco hace que el ritmo se vuelva cansino y con ello todo lo referente al misterio detrás de la casa vaya perdiendo fuerza.

Dejándonos así un último acto que es predecible, pero que al menos logra recomponer el rumbo por medio de un juego visual llamativo con los escenarios y, sobre todo, por darle rienda suelta a la fragilidad mental de Theo. Cuya problemática sin duda ayuda a que los minutos finales cuenten con un nivel de intensidad adecuado.

Como lo mencione anteriormente, las actuaciones son lo que sostiene a la película. Con un Kevin Bacon (Theo) que está realmente bien de principio a fin, mostrando un sutil pero constante descenso a la locura que te hace involucrarte de lleno con su personaje; mientras que Amanda Seyfried (Susanna) y en especial la pequeña Avery Tiiu Essex (Ella) realizan una buena labor de complemento.

La producción es de factura impecable: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte es sólida, el score cumple, el trabajo de sonido está bien cuidado, los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje es bastante simple.

Opinión final: You Should Have Left es aceptable. Un thriller con buenas actuaciones que jamás puede redondear su propuesta.

Ojometro:
***