Película escrita y dirigida por
Chris Sparling, quien hace su debut en el género. Salió directamente en formato
físico el pasado 20 de enero dentro de los Estado Unidos, aunque no hay
información sobre cuándo podría llegar a otros mercados.
Sinopsis:
En 1976 un pequeño laboratorio de
Pennsylvania dirigido por el Dr. Henry West (William Mapother) que se dedica a
investigar a individuos con habilidades psíquicas se convierte en el hogar del
único caso de posesión confirmado por el gobierno de los Estados Unidos. Ahora,
tras casi 40 años, finalmente los eventos que se habían mantenido clasificados
saldrán a luz para revelar lo que verdaderamente ocurrió.
Comentarios generales:
Una historia sobre un caso de
posesión reconocido por el gobierno no era precisamente un concepto que llamara
profundamente mi atención, así que The Atticus Institute no era algo que
esperara con muchas ansias al momento que me entere de ella; sin embargo, una
vez que el tráiler salió a luz mi opinión cambió. ¿Las razones? Simple, la película
desbordaba cierto aspecto tétrico que me resultó muy llamativo y para mi
alegría es algo que en el producto final tiene muchísima importancia.
Y es que desde el primer minuto
Sparling se encarga de establecer un misterio del que tal vez sepas en cierta
forma sobre qué va, pero que aun así tienes mucha curiosidad por ver cómo se va
desarrollando ante la efectiva manera de presentarlo por la vía del falso
documental; estableciendo poco a poco los motivos por los cuales estos estudios
tienen cierta relevancia y por qué eligieron este escenario en lugar de un manicomio
genérico cualquiera. Aunque sin duda lo interesante llega una vez que nos
presentan al personaje de Judith porque la verdad es increíble ver como al
momento en que aparece en pantalla el tono de la película se transforma por
completo; su sola presencia intimida, te incomoda y solo es cuestión de un par
muestras de sus habilidades para generar una atmósfera completamente aterradora
con la cual no se necesita de demasiadas situaciones con gran elaboración de
por medio para sacar alguno que otro susto.
Nunca esconden nada a pesar del
formato para que así la experiencia no se torne más hacia el camino del found
footage y eso se agradece, además de que ayuda a que el ritmo semi lento
implementado no afecte cuando las cosas se estancan un poco. Situación que se
da como a los 45 minutos, específicamente cuando la película se empieza a
centrar mucho más en el tema Judith/Gobierno; algo que al inicio no está mal,
pero una vez que sale a flote todo el tema del arma las cosas simplemente
pierden fuerza: nunca se logra a crear un balance adecuado entre el tema político
y el paranormal, generando así una repetición de eventos que cortan de manera
tajante la fluidez presentada previamente.
La parte final tiene sus
altibajos. Sigue con la línea del arma del gobierno sin realmente aportar nada
relevante, pero también logran construir ciertos momentos de tensión muy bien
logrados que brindan un cierre potente.
En el tema de las actuaciones todo
es muy limitado gracias a la manera de presentar la historia, pero Rya
Kihlstedt en su papel de Judith se les va a quedar grabada en la cabeza a pesar
de que prácticamente no habla en toda la película. La producción es muy sólida aun
con su limitado presupuesto: la presentación como documental está
extremadamente bien hecha, la dirección de arte cumple, el score es realmente
bueno y lo que tiene que ver con los efectos es muy discreto. El único “pero”
que le encontré fue que el trabajo de sonido con ciertos diálogos es algo pobre
dado a que por momentos no se escuchan de manera clara.
Opinión final: The Atticus
Institute es una buena película que por ciertos detalles no alcanzó todo su
potencial, pero vale mucho la pena.
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