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martes, 1 de agosto de 2023

Crítica: Play Dead (2023)

Película dirigida por Patrick Lussier (My Bloody Valentine, Trick), cuyo guión fue co-escrito por Simon Boyes y Adam Mason. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de abril, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 2 mayo.

Sinopsis:

Chloe (Bailee Madison) finge su propia muerte para robar evidencia dentro de la morgue. Sin embargo, para su mala suerte, el forense que se encarga del lugar tiene un enfermo y sádico negocio por el cual no puede dejar que absolutamente nadie salga de ahí.


Comentarios generales:

No es que uno pueda predecir las cosas, pero conforme vas viendo más y más películas de terror con el pasar de los años te puedes dar una idea clara sobre lo que te espera con simplemente ver uno o dos trailers. Y en el caso de Play Dead era obvio que nos encontraríamos con algo mediano, de esos trabajos que solo buscan satisfacer las necesidades básicas del espectador sin comprometerse a algo más complejo y cuya única esperanza para destacar a largo plazo es tener alguna sorpresa escondida que lo cambie todo, pero en este caso eso no ocurrió.

Y es que lo traído por Lussier, en efecto, difícilmente se puede decir que sea malo; sin embargo, también resulta complejo poder elaborar demasiado sobre sus virtudes porque en realidad todo lo hace apegándose estrictamente al librito y por ende su historia muchas veces carece de situaciones que puedan impulsarla a otro nivel. Lo cual en el primer acto puede que no sea tan problemático debido a que aquí sustentan todo en los detalles, no solo en lo que se refiere a la cuestión del hermano de Chloe, sino también en lo metódico que es el forense en cada acción dentro de la morgue y establecer con ello rápidamente la idea sobre que salir de ahí es una misión prácticamente imposible.

Llevándonos con esto a una segunda mitad del filme que se supone debería de ser intensa gracias a las revelaciones con respecto al negocio del forense para contrastar con lo metódico de la primera mitad, aunque en realidad todo lo que ocurre es muy blando. No como para arruinar la experiencia debido a que al menos el ritmo fluye de buena manera y por ello el visionado jamás se vuelve pesado, pero en ningún punto sientes que el peligro sea extremo y que el nivel de amenaza represente un riesgo enorme para la protagonista dado a que el director jamás se atreve a ir más allá en lo visual cuando existían los elementos suficientes para justificarlo.

Optando mejor por un toque más de acción para una parte final que no está tan mal gracias a que nos muestra un poco más de intensidad al implementar un incremento en la violencia dentro la resolución del conflicto. Haciendo con esto que incluso una alianza muy sacada de la manga y sin demasiada justificación no sea suficiente como para generarte gran malestar por el desenlace.

Las actuaciones no son nada del otro mundo, con una Bailee Madison que tiene un papel poco exigente y con un Jerry O'Connell (El Forense) que queda parado como un asesino demasiado plano. Mientras que en producción tampoco tiene mucho que destaque: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es simple, el score no destaca, el trabajo de sonido es sólido, los efectos son sencillos y la labor de maquillaje tiene algunas buenas cosas.

Opinión final: Play Dead está ok. Película genérica para ver cuando no tengan otra cosa más que hacer.

Ojometro:
***

martes, 26 de enero de 2021

Crítica: 12 Hour Shift (2020)

Película escrita y dirigida por Brea Grant. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos durante octubre del 2020, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 5 de enero.

Sinopsis:

Es 1999 y durante el turno de 12 horas en un hospital de Arkansas la enfermera drogadicta Mandy (Angela Bettis) verá cómo su productivo negocio en el mercado negro de tráfico de órganos puede llegar a su fin ante un error de su estúpida prima.


Comentarios generales:

Hacer comedia dentro del género de terror es de las cosas más complicadas debido a que casi siempre se corre el riesgo de que se sienta forzada debido a que no todo se presta para explotarla de la mejor manera. Un problema que además se suele magnificar cuando se habla de producciones independientes gracias a que en estas la mayoría de las veces no se cuenta con las personas más capaces para encontrar el balance adecuado que las comedias de terror necesitan y 12 Hour Shift lo pone de manifiesto.

Ya que lo que nos presenta Bea Grant es una historia llena de humor negro en la que chocan la aburrida monotonía de un hospital en Arkansas y el turbio negocio del tráfico de órganos de la manera más simplista posible. Donde el principal conducto para dicho humor es el personaje de Mandy por medio de acciones cuestionables que son lo suficientemente interesantes como para cargar con el peso de la película por algunos minutos, pero que rápidamente se empiezan a desgastar ante lo ajeno que siente todo con respecto al resto de los demás personajes (a excepción de la prima).

Simplemente lo que ves luce vacío y sin vida, generando con esto no solo un ritmo nada atractivo, sino que además provoca que la creadora opte por forzar la comedia en situaciones que no lo ameritan y por lo consiguiente existan muchos momentos que te dejan frio ante lo poco efectivos que resultan. Aunque para nuestra suerte con el pasar de los minutos va mostrando una mejor sensibilidad para identificar que funciona y que no, lo cual hace que algo que parecía condenado al fracaso vaya mejorando a paso lento justo en la mitad del segundo acto.

Una mejoría que en gran parte se da porque los personajes secundarios empiezan a involucrarse de mayor forma en las acciones y esto inmediatamente añade más sustancia al caos. Provocando así que para la parte final exista un mayor dinamismo y escenas con sangre que permiten que el desenlace al menos contenga cierto grado de emoción a pesar de que la meta siempre es regresar a la monotonía inicial.

Con respecto a las actuaciones definitivamente quien más destaca es Angela Bettis, ella es la única con la que sientes cierta naturalidad dentro de un conjunto de personajes que la mayoría del tiempo termina forzando cada situación. En cuanto a la producción realmente se nota el presupuesto discreto: el trabajo de fotografía es decente, la dirección de arte simple, el score es genérico, el trabajo de sonido está bien cuidado y todo lo relacionado con efectos/maquillaje es ínfimo.

Opinión final: 12 Hour Shift está pasable. Película de corte independiente muy marcado a la que la salva su parte final.

Ojometro:
***

martes, 8 de septiembre de 2020

Crítica: The New Mutants (2020)


Película dirigida por Josh Boone, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Knate Lee. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el 28 de agosto, mientras que en México hizo lo propio durante el fin de semana pasado. Recaudando hasta la fecha $20.8 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Cinco jóvenes mutantes son mantenidos contra su voluntad en un hospital secreto con el objetivo de enseñarles a manejar sus nuevas habilidades. Aunque cuando extraños eventos empiezan a ocurrir, pronto todos ellos se darán cuenta que tendrán pelear contra sus pecados del pasado para poder salir con vida de ahí.



Comentarios generales:

La verdad es que The New Mutants era una película que ya estaba condenada al fracaso incluso antes de que terminara de editarse gracias a que Fox y Disney generaron demasiados contratiempos en la etapa de post producción que solo provocaron múltiples retrasos. Por si eso no fuera suficiente, también llegó el COVID-19 y con eso cualquier tipo de esperanza para que la película tuviera éxito financiero se esfumó, convirtiéndola así en objeto de muchas burlas y dejándola parada ante la peor situación posible que puede encontrarse cualquier película: la indiferencia del público.

Lo cual ciertamente es una pena debido a que lo que nos trae Boone termina siendo un producto más disfrutable de lo que se podría esperar considerando todos los problemas, ya que nos presenta una historia que combina el cine de superhéroes con el de terror de una manera ligera y balanceada. En la que además se puede notar una clara influencia de “A Nightmare on Elm Street 3: Dream Warriors”.

Poniéndonos frente a un grupo de adolescentes que sufren distintos traumas derivados de sus propios poderes para establecerlos así como individuos frágiles a pesar de sus dotes extraordinarios y en base a esto ir construyendo poco a poco una problemática que se sustente en dos clases de amenazas. La primera siendo una palpable que resulta muy obvia y la segunda siendo más compleja, cuyo objetivo es ayudar a ir integrando todos los elementos ligados al terror para generar una atmósfera más oscura y también proporcionar detalles importantes con respecto al pasado de cada uno de los personajes.

Obviamente con esto el inicio puede llegar a resultar un poco lento, aunque la verdad en ningún punto lo encontré como algo problemático; en especial porque una vez que se manifiestan los horrores dentro del hospital las cosas empiezan a fluir bajo un ritmo bastante ágil que se sostiene durante el resto del metraje. Además el nivel de intensidad se incrementa conforme se entra al segundo acto, nunca sin llegar a extremos, pero si lo suficiente como para hacer que las pesadillas logren tener impacto y por lo consiguiente la sensación de riesgo sea mayor.

Dejando el camino puesto para una parte final entretenida que sin duda es la que expone en mayor medida la espectacularidad que conlleva una película de superhéroes. Donde el despliegue de efectos se magnifica para brindar un cierre con bastante acción y un enfrentamiento final al cual podría calificar como peculiar.

Las actuaciones están bien, la dinámica del grupo es bastante sólida; sin embargo, hay alguien quien resalta por encima del resto: Anya Taylor-Joy (Illyana Rasputin). Ella es por mucho la que tiene el personaje más interesante y no lo desaprovecha, aunque es una lástima que no se vaya a poder explotar en futuras secuelas.

En términos de producción la película es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, cuenta con una dirección de arte bien cuidada, el score cumple, el trabajo de sonido es muy bueno, la labor de maquillaje resulta efectiva y los efectos son de gran calidad.

Opinión final: The New Mutants me gustó. La verdad por todos los problemas que la rodearon esperaba un desastre mayúsculo, pero terminé pasando un buen rato.

Ojometro:
****

viernes, 13 de septiembre de 2019

Crítica: Recovery (2019)


Primer largometraje del director John Liang, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Scott Rashap. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 4 de junio, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Las pacientes y el staff medico de una recluido centro de tratamiento para drogas tendrán que pelear con algo más que sus propios demonios cuando un misterioso asesino empiece a matarlos uno por uno.



Comentarios generales:

Existen películas que no te provocan ningún tipo de reacción cuando ves su trailer o lees su sinopsis, simplemente asumes el riesgo de que el resultado puede ser extremo para bien o para mal y empiezas a verla. No es algo tan común pero suele ocurrir, sobre todo cuando te dedicas a escribir sobre cine durante todo el año y eso fue precisamente lo que me pasó con Recovery.

Un trabajo bastante mediocre con el cual Liang no hace su mejor presentación al regalarnos una historia con la que nunca es capaz no solo de ofrecer algo relativamente fresco, sino en añadirle por lo menos algo de viveza. Ya que desde el inicio lo que vemos no te transmite nada y para colmo el personaje principal (Ronnie) es extremadamente odioso como para que uno pueda sentir cierta curiosidad ante su situación, convirtiendo así el primer acto en un aburridísimo viaje con discusiones y peleas forzadas que tratan de añadir cierto contexto sin demasiado éxito.

Es hasta que se presenta la primera muerte cuando las cosas adquieren un tono distinto y evidentemente el misterio por saber quién es el asesino es lo que sustenta un segundo acto en el que tampoco pasa demasiado. Todo se sigue centrando en el errático comportamiento de Ronnie para generar dudas que por un momento resultan razonables, pero esto dura poco y pronto lo que vemos empieza tornarse sumamente repetitivo. Ocasionando así que los minutos que supuestamente tendrían que ser los más tensos solo queden parados como anecdóticos gracias a que solo proporcionan alguno que otro momento de impacto sin grandes consecuencias.

De la parte final por lo menos tengo que reconocer que la relevación de la identidad del asesino está bien manejada, incluso diría que es hasta algo sorpresiva y evidentemente lleva a la parte más dinámica de toda la película. Donde se puede ver más violencia pero en general solo se limita presentar persecuciones vacías y una resolución anticlimática.

Las actuaciones no son para destacar, Stephanie Pearson (Ronnie) como la protagonista nunca logra provocarte ningún tipo de empatía y la actitud de su personaje cansa como a los diez minutos; mientras que el resto del elenco solo está de adorno la mayoría del tiempo. La producción es pequeña: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte y el score son genéricos, el trabajo de sonido cumple, los efectos son muy básicos y la labor de maquillaje simple.

Opinión final: Recovery es decepcionante. Película que pasará sin pena ni gloria y olvidarán en un par de días.

Ojometro:
**

viernes, 9 de agosto de 2019

Crítica: Gonjiam: Haunted Asylum (2018)


Película dirigida por Beom-sik Jeong (Gidam), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Sang-min Park. Se estrenó en cines dentro de Corea del Sur durante el 2018, siendo un éxito en aquel país al recaudar $20 millones de dólares en taquilla; mientras que en otros mercados ha llegado en formato físico y VOD.

Sinopsis:

Todo el equipo de una serie de terror por internet viaja a Gonjiam, un hospital abandonado que es considerado el lugar más embrujado de Corea del Sur. Ahí pretenden transmitir en vivo y ver si los mitos son ciertos, pero pronto descubrirán que dentro de ese lugar las cosas son mucho más aterradoras de lo que se hubieran imaginado. 



Comentarios generales:

En los últimos años el cine de terror proveniente de Corea del Sur ha dado de que hablar y poco a poco su relevancia se ha hecho notar entre los fans en todas partes del mundo, así que cuando una película de aquel país empieza a hacer ruido es difícil que no se escuche sobre esta. Y en el caso de Gonjiam: Haunted Asylum vaya que hizo ruido y por ello es que aparece en el blog, ya que en un inicio la dejé pasar (en gran medida por la poca distribución que tuvo), pero ante el pedido de varios lectores me resultó imposible seguir ignorándola y al final me alegra haberlos escuchado.

Ya que lo que nos ofrece Beom-sik Jeong es un found footage que vale bastante la pena, no tanto porque sea uno que ponga muchas cosas nuevas sobre la mesa, sino por la manera tan efectiva en la que está filmado. Algo fundamental para brindarle dinamismo a una historia que de inicio no representa gran novedad pero si cuenta con un nivel de elaboración un poco más robusto a lo habitual, estableciendo los propósitos de los personajes y, sobre todo, la forma en la se presentarán las acciones por medio del uso de diversas cámaras que de manera inmediata logran que el ritmo sea uno agradable incluso en partes donde no ocurre demasiado.

Eso hace que los primeros 35 minutos no se sientan pesados y además te dan una buena idea sobre la distribución del hospital (algo relevante más adelante), aunque sin duda lo mejor llega una vez entrado el segundo acto.

Aquí es cuando la película logra sus mejores momentos debido a que el descontrol empieza a darse de a poco, sin demasiadas prisas y con el propósito de no solo ir construyendo momentos que proporcionen tensión efectiva, sino que también profundicen con respecto al tema de la obsesión por obtener reconocimiento en internet a toda costa. Logrando así una mezcla que por algunos minutos te hace dudar sobre si lo que ocurre ahí dentro es real o no.

Ante esto la parte final cuenta con mucha fuerza y dinámica; sin embargo, también resulta un tanto repetitiva. No al grado para arruinar el producto general, pero si como para no aprovechar del todo lo construido y explotar de lleno los elementos visuales que se van revelando. Optando mejor por un desenlace con muchos gritos que ya hemos visto demasiadas veces.

Las actuaciones no son nada del otro mundo o muy distintas a lo acostumbrado en esta clase de historias, pero son lo suficientemente efectivas como para lograr que los momentos de mayor peso funcionen. La producción es de gran factura para ser un found footage: el trabajo de fotografía es estupendo, el trabajo de sonido es muy limpio y los efectos, si bien no son espectaculares, son de buena calidad.

Opinión final: Gonjiam: Haunted Asylum me gustó. Un found footage agradable que no aporta nada nuevo, pero que les hará pasar un buen rato.

Ojometro:
****

martes, 4 de diciembre de 2018

Crítica: The Possession of Hannah Grace (2018)


Película dirigida por el holandés Diederik Van Rooijen y escrita por Brian Sieve. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos y México el pasado 30 de noviembre, recaudando $10 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Megan Reed (Shay Mitchell) es una ex policía en rehabilitación que encuentra un trabajo en la morgue del hospital. Dicho trabajo es algo que aparentemente puede manejar sin problemas, pero durante su segunda noche de guardia empezará a vivir una serie de extraños y violentos sucesos después de recibir un particular cadáver. 



Comentarios generales:

El mes de diciembre suele ser de los más complicados para el género debido a que para estas alturas del año ya casi todas las películas relevantes se han estrenado y, salvo que sean de temas navideños, las que restan pasan completamente de noche. Sin embargo, a pesar de esto casi siempre termina saliendo de la nada una última producción para rellenar la cartelera que en ocasiones acaba siendo una sorpresa y The Possession of Hannah Grace parecía que podía ser el ejemplo en este 2018; aunque al final resultó ser todo lo contrario.

Y no es porque sea una película más de exorcismos/posesiones debido a que Van Rooijen nos trae un trabajo con lo que al menos pretende añadir algo nuevo sobre la mesa dentro de esta clase de historias, sino más bien se debe a que nunca parece saber exactamente cómo lograrlo. Esto porque inicia con un exorcismo poco efectivo en el que se suelta demasiada información y luego no le da el seguimiento adecuado, prefiriendo centrase en la vida del personaje de Megan que, al menos durante todo lo que resta del primer acto, es lo que consume el tiempo sin presentar nada particularmente interesante y que hace de esto una experiencia pesada ante el ritmo lento que se implementa.

Uno que no sería tanto problema si con el pasar de los minutos sirviera para ir construyendo buenos momentos de suspenso o por lo menos expusiera de manera interesante lo que hay detrás del cadáver, algo que no ocurre y que por alguna extraña razón el director parece empeñado en guardar lo más que se pueda. Sustentando así gran parte del filme en una dinámica repetitiva muy fastidiosa que solo se corta con eventos puntuales en los que se pretende añadir impacto, pero que ante pésimas decisiones con el trabajo de fotografía resultan incómodos de ver y limitan demasiado el elemento más original con el que cuenta todo el tema de la posesión.

La parte final es lo más decente. Ya que después de estar durante sesenta minutos esperando a que se le dé rienda suelta al demonio aquí por fin pasa y por lo menos se logran construir algunos momentos con buena intensidad que cambian la dinámica previamente mencionada, aunque nunca logran redondear la idea central y terminan por dejar una conclusión abierta a interpretación que te deja con la sensación de que lo ocurrido no tuvo importancia.

En las actuaciones realmente la única que resalta es la de Shay Mitchell y diría que para el revoltijo de cosas sin demasiado sentido que la ponen a hacer cumple sin llegar a ser nada del otro mundo. La producción tampoco tiene muchas cosas que destacar: el trabajo de fotografía es mediocre, la dirección de arte simple, el score es genérico, el trabajo de sonido limpio, los efectos lucen muy pobres y la labor de maquillaje es probablemente lo mejor de la película.

Opinión final: The Possession of Hannah Grace es bastante mala. Película sin pies ni cabeza que no vale la pena.

Ojometro:
**

viernes, 6 de abril de 2018

Crítica: Inoperable (2018)


Película dirigida por Christopher Lawrence Chapman, quien comparte créditos como co-escritor del guión junto a Jeff Miller. Se estrenó en VOD y DVD dentro de los Estados Unidos el pasado 6 de febrero.

Sinopsis:

Amy (Danielle Harris) se despierta dentro de un hospital que ha sido evacuado ante la inminente llegada de un huracán. Su instinto rápidamente le dice que tiene que escapar lo antes posible, pero pronto se dará cuenta que eso no será tan fácil como parece y podría quedar atrapada para siempre.



Comentarios generales:

Hay veces que a los estudios les conviene sacar una película justo después de algún otro trabajo exitoso para poder aprovecharse de la inercia positiva que dejó este, pero también hay veces en la que esa puede llegar a ser una muy mala decisión. Siendo esto último lo que ocurrió con Inoperable, una película cuya fórmula fue utilizada hace algunos meses atrás con resultados positivos (Happy Death Day) y que ahora en 2018 simplemente se siente como un pobre intento de explotación fácil sin gran calidad.

Lo cual es bastante sorpresivo considerando que los elementos para ofrecer algo entretenido estaban ahí, sobre todo porque Chapman nos trae una historia que, si bien se sustenta en la repetitividad, esta no sigue el patrón de presentar exactamente los mismos eventos una y otra vez. Aquí desde un inicio queda claro que cada nueva experiencia por parte de Amy tendrá algo distinto por medio de pequeñas acciones suyas o por su interacción con otro par de personajes que en gran medida sirven para alejar esa sensación de que te encuentras viendo exactamente lo mismo (estos a veces no la recuerdan o aparecen en lugares distintos), brindándole así una dinámica agradable que logra generar dudas sólidas con respecto a la situación.

Lo malo es que dicha dinámica dura muy poco gracias a que a partir de cierto punto el guionista/director se empieza a enfocar en eventos complejos que la mayoría de las veces quedan parados como relleno y no tanto como piezas importantes con las cuales el espectador pueda ir atando cabos por su cuenta. Una situación que provoca un tedio enorme y hace que la película se empiece a sentir excesivamente larga sin razón; en especial cuando la propia frustración de los personajes se traslada a uno mismo por el hecho de no tener nada con que sentirse involucrado ante tanto relleno disfrazado de escenas de impacto o infinitas persecuciones en los pasillos del hospital.

Todo lo anterior hace que al llegar a la parte final ya no te importe nada y vaya que termina afectando. Esto porque la revelación sobre lo que hay detrás de la situación es, por lo menos, sorpresiva; sin embargo, ante la pobre construcción uno no termina considerándola así y a lo mucho queda parada como una improvisación un tanto descarada.

En cuanto a las acciones realmente es el show de Danielle Harris, ella sale en prácticamente todas las escenas y creo que cumple con su papel a pesar de las limitaciones de la historia. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte es básica, el score no genera mucho, el trabajo de sonido es efectivo, los efectos son simples y la labor de maquillaje cumple cuando se le requiere.   

Opinión final: Inoperable resultó decepcionante. No es tan mala pero tiene demasiados detalles que hacen que su premisa nunca pueda explotar.

Ojometro:
**

viernes, 15 de diciembre de 2017

Crítica: Patient (2017)


Debut tras la cámara del director Jason Sheedy, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Brett Brooks. Salió directamente en DVD durante el mes de mayo dentro de los Estados Unidos, pero no parece que vaya a llegar a otros mercados en algún futuro.

Sinopsis:

Después de haber escapado de un culto suicida, una paciente parapléjica es atormentada por malvados espíritus que le lanzan una maldición que consiste en matar a todo a aquel que escuche su voz. ¿La única manera de deshacerse de esta? Ofrecerles el alma de su inocente sobrino en lugar de la suya. 



Comentarios generales:

Es muy común que haya películas que de la noche a la mañana desaparezcan del radar gracias a que sufren para encontrar distribución, es por eso que muchas se quedan en el limbo por años o simplemente en la memoria de quienes las pudieron llegar a ver en algún festival. Ese parecía ser el caso con Patient, una película que dio de que hablar en 2016 pero de la que no supe nada más hasta que hace unos días la encontré por mera casualidad y de lo cual me alegro, ya que a pesar de ser un trabajo pequeño tiene cosas interesantes que dejan ver que existe talento detrás.

Esto debido a que lo que nos presentan Sheedy y Brooks es una propuesta con riesgos que uno supondría no iba a ver en una producción como esta, no tanto por la temática, sino por cómo quieren desarrollarla. Ya que después de una introducción que no te dice mucho y deja abierta la puerta a muchas preguntas se decide dejar sin habla a la protagonista, lo cual, combinado con el hecho de que toda la historia se desarrolla dentro de una sola habitación, hace que rápidamente se tenga que mostrar bastante astucia para tratar de hacer de las acciones lo más interesantes posible.

Situación que logran manejar de manera acertada durante al menos unos 35/40 minutos al ir integrando poco a poco elementos ligados a la maldición que le añaden ese toque de oscuridad necesario y porque en general muestran buena creatividad para desarrollar cosas en un espacio tan limitado. Aunque lamentablemente esta efectividad va disminuyendo con el pasar de los minutos y en gran medida se debe a que no revelan demasiadas cosas sobre el culto, provocando así que la película se torne aburrida (incluso por momento sin sentido) ante el nulo desarrollo sobre este tema y empiece a dar vueltas sobre el mismo punto sin la habilidad de poder generar el impacto por algo que se supone fue muy traumático.

La parte final cumple a secas. El problema de que no te explican demasiado es parcialmente resuelto y, aunque sigue faltando mucha profundización con respecto al culto, al menos logran brindarte los detalles suficientes para entender el panorama general y así construir un desenlace que contenga la cantidad de fuerza necesaria que vaya acorde a esta historia.

En cuanto a las actuaciones realmente es Anney Reese (Rachel) quien tiene la labor más difícil considerando las características de su personaje y creo que no lo hace mal, mientras que el resto del elenco sale bien librado. La producción es muy discreta: el trabajo de fotografía resulta correcto, la dirección de arte es genérica, el score está ok, la labor de sonido cumple, los efectos son extremadamente simples y la labor de maquillaje resulta muy básica.

Opinión final: Patient está ok. Es un trabajo pequeño al que la ambición lo supera, pero definitivamente merece que le den al menos una checada. 

Ojometro:
***

sábado, 14 de octubre de 2017

Crítica: Nails (2017)


Debut tras la cámara del director Dennis Bartok, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Tom Abrams. Se estrenó en cines dentro del Reino Unido e Irlanda durante el mes de junio, mientras que su salida en VOD en diversos mercados se dará entre octubre y noviembre.

Sinopsis:

Después de quedar paralitica por un terrible accidente, Dana (Shauna Macdonald) lucha para mantener a salvo su vida y la de su familia cuando descubre que una aterradora presencia habita dentro del hospital donde se encuentra.



Comentarios generales:

Pocas cosas me generan tanta curiosidad como el hecho de poder ver nuevos monstruos u asesinos, al final de cuentas el género de terror siempre se ha sustentado de manera importante en estos y es difícil ignorarlos. Es por eso que Nails captó mi interés de inmediato cuando empezaron a salir los pósters y demás arte promocional porque parecía que el monstruo en cuestión sería algo especial, tal vez el detonante para una nueva franquicia; sin embargo, eso tristemente no fue así.

Y no es porque el personaje de Nails en si no sea atractivo, al contrario, creo que lo mejor que hacen los guionistas es establecer un origen y su respectiva mitología de manera adecuada como para que cuente con una longevidad aceptable. Lo malo es que todo eso termina resultando un tanto irrelevante gracias a la manera en la que se cuenta esta historia, ya que al tener una protagonista que no puede caminar la cantidad de situaciones que se pueden explotar se ve limitada y, al menos durante el primer acto, todo se tiene que centrar exclusivamente en generar una sensación muy fuerte de vulnerabilidad para que así los primeros sustos fáciles implementados tengan un poco más de fuerza ante la clara desventaja que existe entre ambas partes.

Una situación que puede resultar efectiva durante unos cuantos minutos, pero que la pierde de manera rápida y eso provoca que la película entre en un desarrollo lento; donde para empeorar las cosas deciden implementar un sistema de cámaras de vigilancia que solo están ahí para explotar más adelante una subtrama familiar que a nadie le interesa. Aunado a esto, las acciones siguen un patrón repetitivo para tratar de exponer el aparente deterioro psicológico de Dana mientras se pretenden añadir ciertas dudas sobre si la leyenda es verdad o no; aunque lo que ocurre durante este lapso se siente hueco debido a que la construcción previa es demasiado superficial y no aporta demasiado contenido que ayude a la elaboración del misterio.

La parte final es algo extraña, ya que por grandes lapsos parece como si estuvieras viendo una copia/plagio de “A Nightmare on Elm Street”. En varios momentos Nails realiza cosas que hacen clara referencia a Freddy Krueger para sostener unos minutos finales que supuestamente deben de lograr un impacto considerable, pero que fallan en su objetivo por el simple detalle de que la mayoría de las muertes son fuera de cámara.

En las actuaciones todo recae en Shauna Macdonald y, aunque hace un esfuerzo aplaudible, las limitantes de su personaje y la trama en si hacen que su papel sea un tanto plano. La producción es discreta: tiene un trabajo de fotografía aceptable, la dirección de arte es muy simple, el score me pareció agradable, el trabajo de sonido sin complicaciones y todo lo relacionado a efectos/maquillaje es limitado.  

Opinión final: Nails fue una gran decepción. Una película genérica que desaprovecha su elemento más atractivo y de la cual se olvidarán en cuestión de días.

Ojometro:
**

jueves, 24 de agosto de 2017

Crítica: Blood Hunters (2017)


Película dirigida por Tricia Lee (Silent Retreat), cuyo guión fue escrito por Corey Brown. Se estrenó directamente en VOD, DVD y Blu-ray dentro de los Estados Unidos el pasado 4 de julio.

Sinopsis:

Ellie Barnes (Lara Gilchrist) se despierta embarazada en algo que parece ser un hospital y en donde todo el personal está muerto. Desconcertada y asustada planea escapar de ahí lo antes posible, pero pronto descubrirá eso no será nada sencillo.



Comentarios generales:

Hay que aceptar que el nombre de Blood Hunters es uno de los menos originales que existen, es por demás genérico y da a entender una sola cosa si es que no tienes conocimiento previo sobre lo que trata. Lo cual fue mi caso, ya que cuando me llegó esta película me mentalice casi de inmediato sobre qué sería de vampiros y gracias a ello no esperaba grandes cosas, pero al final lo que me encontré fue algo diferente que al menos trata de ser original a pesar de las limitaciones con las que cuenta.

Lo cual la verdad en un inicio no lo pareciera porque Lee y Brown apuestan mejor por una introducción bastante estándar, planteando un escenario ya visto anteriormente para explotar el tema de la soledad dentro de una instalación desconocida y de ahí poco a poco ir revelando misterios conforme se vayan presentando en pantalla a los personajes. Lo cual ciertamente hace que el primer acto sea lento y no tan interesante, sobre todo porque el tema del embarazo de Ellie no es utilizado de manera adecuada para ir generando dudas cuando en teoría tendría que ser el punto central de todo esto; optando mejor por simplemente utilizar una dinámica de huir de la amenaza a toda costa sin construir nada de suspenso y añadir alguno que otro toque de humor muy ligero.

Ya en el segundo acto las cosas se ponen más entretenidas: primero porque el tema del embarazo ahora si juega un rol importante en las acciones y, segundo, porque se revela algo muchísimo más complejo con respecto al origen de las criaturas y a la propia condición de los protagonistas. Algo que sin duda es exagerado, pero que de algún modo termina generando el interés suficiente para ver cómo se desarrolla una situación que pasa de ser un peligro reducido a algo potencialmente devastador para la humanidad; integrando un poco más de sangre e incluso cierto conflicto con la religión que sirve como herramienta para no hacer tan predecible lo que está por venir.  

La parte final la encontré decepcionante. Aquí es donde el ser una producción pequeña le termina pasando factura debido a que esa potencial amenaza a gran escala nunca se siente como tal y la intensidad que debería de tener considerando las acciones de los personajes es de muy bajo nivel, provocando con eso que el desenlace no sea nada potente y termine siendo más bien un tanto cursi.

Las actuaciones son aceptables, realmente nadie resalta y la mayoría solo hace lo necesario para sacar adelante sus roles. La producción es discreta: el trabajo de fotografía deja algo que desear, la dirección de arte cumple, el score es adecuado, el trabajo de sonido está ok, los efectos en general son muy básicos y la labor de maquillaje es bastante buena para lo que es.  

Opinión final: Blood Hunters está ok. Su idea es bastante loca pero muchas limitantes evitan que explote por completo, aunque puede agradarle a varios.  

Ojometro:
***

domingo, 7 de mayo de 2017

Crítica: Eloise (2017)


Primer largometraje del director Robert Legato, cuyo guión fue escrito por Christopher Borrelli. Salió en VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de febrero, mientras que su salida en DVD se dio a finales de marzo.

Sinopsis:

Cuatro amigos se adentran en un antiguo hospital psiquiátrico abandonado con el propósito de encontrar un certificado de defunción, el cual le ayudará a uno de ellos para conseguir una importante herencia. Lo malo es que estando ahí dentro no solo conocerán la aterradora historia del lugar, sino también la verdad sobre sus trágicos pasados.



Comentarios generales:

Para muchos es un tema menor, pero lo cierto es que la elección de un titulo apropiado para una película puede definir el futuro de esta gracias a que en muchas ocasiones es la única información con la que se cuenta antes de verla. En el caso de Eloise dicha elección claramente no fue la mejor, esto porque el titulo te hace suponer algo totalmente distinto y nunca te pasa por la mente que en realidad ese es el nombre de un antiguo hospital, provocando así un conflicto con lo que uno piensa que va a ver y lo que en realidad te están presentando en pantalla.

Lo cual ciertamente es algo contraproducente, pero en este caso tampoco creo que sea el principal factor para que lo que nos regala Legato nunca termine por convencer; en especial cuando las bases de esta historia son tan endebles. Ya que básicamente todo se sustenta en la incógnita que existe detrás de este hospital psiquiátrico de tan peculiar nombre, pero la verdad es que nunca logran exponer muchas cosas para que el espectador tenga un interés genuino sobre dicho lugar y eso ocasiona que todo el primer acto resulte demasiado aburrido de ver, incluso con el desesperado intento por querer introducir cierto aspecto cómico por medio de un personaje demasiado exagerado y poco creíble.

Es hasta llegados los 35 minutos cuando las cosas se ponen interesantes, en gran medida porque el interior del hospital finalmente logra generar una atmósfera agradable y con eso inmediatamente una sensación de misterio que, si bien resulta muy pequeña, ayuda a que por fin esto se sienta como una película de terror. Además de que es a partir de aquí cuando el ritmo se incrementa y con ello podemos presenciar algunas escenas un poco más intensas diseñadas para entender de mejor manera el pasado del hospital; sin embargo, esto no sirve de nada gracias a que llega un punto en el que todo lo que estás viendo no tiene mucho sentido entre los saltos de tiempo utilizados que nunca son debidamente justificados.

La parte final es por mucho lo mejor. Tampoco es que sea una maravilla, pero al menos es donde se encuentra algo más de creatividad y ciertos aspectos emocionales (ligados al pasado de los protagonistas) que se complementan de manera aceptable; aunque eso no evita que la historia siga siendo inverosímil y que te deje más dudas que respuestas.

De las actuaciones no puedo decir que son malas realmente, por ahí existe solo una muy exagerada pero el resto hace lo mínimo aceptable considerando que tampoco tenían mucho con que trabajar. La producción es donde claramente está su fuerte: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es bastante buena, el score resulta agradable, cuenta con un trabajo de sonido bueno y  toda la labor de efectos es relativamente simple.

Opinión final: Eloise no vale la pena. Un thriller psicológico bastante aburrido que rellenará la programación de diversos canales de TV en unos cuantos meses.

Ojometro:
**

martes, 28 de marzo de 2017

Crítica: The Institute (2017)


Película dirigida por James Franco y Pamela Romanowsky, cuyo guión fue co-escrito por los hermanos Adam y Matt Rager. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD el pasado 3 de marzo dentro de los Estados Unidos, pero todavía no se sabe si saldrá en formato físico o si llegará a otros mercados.

Sinopsis:

En Baltimore del siglo XIX una chica afectada por la muerte prematura de sus padres se interna de manera voluntaria en el Instituto Rosewood. Ya estando ahí será sometida a extraños y violentos métodos que forman parte de un experimento de modificación de personalidad, lavado de cerebro y control mental del cual tendrá que escapar.  



Comentarios generales:

Cuando se reveló que el guión de The Institute estaría, en parte, inspirado en eventos reales inmediatamente se convirtió en una película de mi interés debido a que siempre me gusta realizar cierta investigación con respecto a los hechos en los que alguna obra se basa. Lo cual en este caso resultaba por demás atractivo dado a que lo que rodea al Instituto Rosewood, más allá de estar sustentado en pruebas circunstanciales, podía generar algo que se saliera de los convencionalismos que suelen presentarse en las historias que se realizan en instituciones mentales, pero tristemente no fue así.

Y es que el problema fundamental que presenta es el hecho de que la idea base en la que se construye todo esto ni siquiera son las acusaciones que giran en torno al instituto, sino el lavado de cerebro, una situación que provoca que todo el tiempo se sienta un conflicto evidente para Franco y Romanowsky al no saber exactamente cómo manejar de manera equitativa ambos temas. Lo cual ocasiona que el primer acto sea bastante aburrido al mostrarnos al personaje de Isabel experimentando situaciones que no encajan con lo que esperabas ver y que en realidad se sienten bastante vacías considerando que estas forman parte de un proceso aparentemente complejo del cual nunca te logran brindar detalles claros para que entiendas lo que hay detrás.

Situación que empeora una vez que entramos al segundo acto, ya que para este punto la película empieza a mostrar una estructura inusual en la que lo relacionado con el lavado de cerebro avanza de manera acelerada, prácticamente llegando a lo que se siente como su clímax, mientras que también empiezan a introducir aspectos del tráfico de mujeres por medio de personajes secundarios que, así como los presentan, también los desaparecen. Provocando que todo lo relacionado a este tema luzca más como simple relleno polémico; en especial porque cada personaje o suceso ligado parecen más como una distracción y no como aspectos relevantes para profundizar en la historia. Aunado a que tampoco ayudan en la generación de terror.

La parte final probablemente sea lo más atractivo considerando que es aquí cuando los directores ya no ponen tanto énfasis en el lavado de cerebro y demás cosas que enreden las acciones, dándole paso a una venganza que resulta entretenida de ver. Sin duda es la parte más violenta, la que va a satisfacer la necesidad de sangre, pero también deja algunas cosas en el aire que no ayuda a que el desenlace sea convincente.

La actuación de Allie Gallerani (Isabel) no está mal, pero el hecho de que su personaje sufra tantos cambios radicales de manera repentina, sin ningún tipo de explicación, vuelve difícil el tomarlo en serio; mientras que el resto del elenco raya en lo caricaturesco o simplemente resulta irrelevante. La producción es su punto más fuerte: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte presenta buenas cosas, el score está ok, el trabajo de sonido cumple, los efectos son muy sencillos y la labor de maquillaje tiene algunos aspectos interesantes.

Opinión final: The Institute es decepcionante. Una película más del montón que pasará con más pena que gloria.

Ojometro:
**

jueves, 2 de marzo de 2017

Crítica: A Cure for Wellness (2017)


Película dirigida por Gore Verbinski (The Ring), cuyo guión fue escrito por Justin Haythe. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el 17 de febrero y en México hizo lo propio el fin de semana pasado. Recaudando hasta la fecha $16.6 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Un ambicioso joven ejecutivo es mandado a una remota locación en los Alpes Suizos para que traiga de regreso al CEO de su empresa, quien se encuentra en un misterioso “centro de bienestar”. Sin embargo, al sufrir un accidente, él se convertirá en un interno más dentro del lugar y poco a poco irá descubriendo secretos que le harán sospechar de sus verdaderos propósitos.



Comentarios generales:

A Cure for Wellnes era una de las películas más esperadas de mi parte para este 2017, no solo por su temática, sino porque significaba el regreso al género de un director que en su momento demostró saber cómo lidiar con este de manera decente. Además, su paso por el mundo mainstream podía ser sinónimo de algo mucho más grande a lo acostumbrado y daba esperanzas de ver algo de nivel; sin embargo, al final lo que nos dejó es un trabajo con algunas cosas positivas que no son suficientes para ocultar los problemas que lo rodean.

Realmente lo que nos trae Verbinski es una película que desde el primer instante impacta la pupila por medio del aspecto visual para crear un contraste muy marcado con las acciones de unos ejecutivos a los que nos les interesa nada más que su dinero y que se encuentran representados por el personaje de Lockhart: un tipo frío y sin ningún remordimiento que, al menos de inicio, te cae extremadamente mal.

Todo está perfectamente planeado para que uno se siga asombrando con cada locación en base al trabajo de fotografía y a la impecable dirección de arte, pero a la vez sienta esa sensación de que algo no está bien con este lugar aparentemente paradisíaco; que detrás de tan peculiar comportamiento existe algo mucho más siniestro. Un aspecto que se magnifica a partir del accidente para así ofrecer un primer acto que está cargado de contenido bizarro bajo el propósito de que el espectador se vea atrapado en un tipo de pesadilla de la cual no puede salir y cuya única guía para entender lo que ocurre dentro de este mundo lleno de cosas raras es un alguien tan poco emocional como Lockhart.

El problema llega con el 2do acto, ya que es a partir de aquí cuando queda en evidencia que se le quieren dar muchas vueltas a algo que no es tan complejo y eso vuelve a la película no solo muy repetitiva, sino también demasiado lenta. Ocasionando así que al menos le sobren unos 30 minutos, los cuales califican como puro relleno a pesar de que el director sigue siendo lo suficientemente hábil para generar cosas muy llamativas, pero que ya no resultan tan hipnotízantes como para lograr que uno no se dé cuenta que la historia no progresa de manera importante y que los retos por los que atraviesa el personaje principal en ciertos casos no aportan demasiado.

La parte final no está mal, aunque tanto enredo previo y excesiva elaboración prohíben que pueda tener un impacto mucho mayor al que se esperaría. Obviamente cuenta con escenas llamativas (incluso para algunos podrían resultar incomodas) y la manera en la que se resuelve el conflicto, así como el tema de la “cura”, deja unos visuales impresionantes que ayudan a darle un toque de majestuosidad cuando en realidad es uno un tanto simple.

Las actuaciones están correctas, Dane DeHaan (Lockhart) por momentos sufre para poder demostrar diversas emociones pero saca adelante al personaje; mientras que Jason Isaacs (Volmer) y Mia Goth (Hannah) lo hacen bien como los complementos principales. La producción es de primer nivel: el trabajo de fotografía es grandioso, la dirección de arte estupenda, cuenta con un buen score, el trabajo de sonido cumple, los efectos en su mayoría están bien cuidados y la labor de maquillaje consiste principalmente de detalles muy puntuales.

Opinión final: A Cure for Wellness está ok. Una experiencia visual apabullante que dura demasiado para lo que pretende contar.

Ojometro:
***

jueves, 20 de octubre de 2016

Crítica: Patient Seven (2016)


Antología que cuenta con la participación de nueve diferentes directores, siendo Danny Draven el principal. Se estrenó directamente en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 11 de octubre, pero todavía no hay información sobre su salida en formato físico.

Sinopsis:

Un renombrado psiquiatra ha seleccionado a seis pacientes con problemas mentales como parte de la investigación para su nuevo libro. Todos extremadamente peligrosos, pero una vez que empieza a utilizar sus métodos poco ortodoxos la duda sobre quién en verdad debería de pertenecer al instituto mental empieza relucir.



Comentarios generales:

Con el renacer de las antologías se abrió una puerta enorme para todos aquellos cortometrajes que normalmente se quedan en el olvido después de rondar por diversos festivales, ya que ahora cuentan con un medio de exposición adecuado para poder darse a conocer y, tal vez, lograr que su concepto se vuelva un largometraje. Sin duda algo positivo, pero también representa un riesgo porque ahora suele ser común encontrar antologías cuyo esfuerzo es mínimo y solo se dedican a poner corto tras corto sin ningún tipo de idea detrás que justifique su uso.

Afortunadamente Patient Seven no sigue esa línea y es gracias a eso por lo que destaca, ya que si bien los cortos son bastante distintos uno del otro (varios con un elemento peculiar como único enlace), la manera en la que Draven logra unirlos por medio de la historia base es realmente interesante. Todo sustentado por la gran actuación de Michael Ironside (Dr. Daniel Marcus) que te atrapa desde el primer instante y ayuda a que las entrevistas sean bastante intensas no solo por sus peculiares métodos, sino también por las personalidades únicas de los pacientes que te hacen esperar impacientemente al siguiente que haga su aparición.

La producción es bastante cumplidora. Salvo por un par de cortos que se nota que tuvieron un poco más de presupuesto por el uso de CGI, todos mantienen una factura similar y eso beneficia mucho a que el tono de la película no sufra de grandes cambios con el pasar de los minutos.

Pasando a los cortos:


"The Visitant" (Nick Peterson, 2014)

Manera efectiva de iniciar las acciones, aunque sin ser nada verdaderamente especial. Una pequeña historia sobre una madre consternada (¿O no?) sobre el bienestar de sus hijas con bastante tensión incluida, la cual cuenta con la participación de Amy Smart y Doug Jones.

"The Body" (Paul Davis, 2013)

El cortometraje más largo de todos y probablemente el mejor. Una buena manera de darle un toque de humor negro al Halloween por medio de una gran ambientación y referencias escondidas que, complementadas con la participación de Alfie Allen como un asesino extremadamente frío, funcionan a la perfección.

"Undying Love" (Omar Orn Hauksson, 2011)

La historia de zombies obligada. Bastante corta y con un aire muy marcado a “28 Days Later”, pero en general está bien hecho y el final vale la pena.

"The Sleeping Plot" (Dean Hewison, 2013)

El más flojito de todos. Básicamente se centra en como la inocencia de un niño puede ser increíblemente peligrosa, aunque sin nada realmente destacado.

"Banishing" (Erlingur Ottar Thoroddsen, 2013)

Otro de los más elaborados y con una historia más convencional sobre espíritus. Sin duda es el que presenta la mejor atmósfera de todas, además de que su estructura de tres actos ayuda bastante para que todo encaje y el giro final funcione a la perfección.   

"Death Scenes" (Joel Morgan, 2012)

Probablemente el más discreto en cuanto presupuesto, aunque su premisa es atractiva. Resalta al ser sobre vampiros y por la manera en la juegan con la perspectiva de ciertos sucesos para tomar por sorpresa al espectador en su conclusión.

"Evaded" (Johannes Persson & Rassmus Wassberg, 2013)

Otro corto sobre zombies. Su relevancia pasa más por lo que la une con la historia base, pero no está mal; logran un drama interesante con pocos minutos.

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Opinión final: Patient Seven no es perfecta, pero definitivamente vale la pena. Se trata de una antología que logra aprovechar al máximo todos sus recursos para dar un buen uso a cortometrajes y, a su vez, generar algo original.

Ojometro:
****

domingo, 5 de junio de 2016

Crítica: Don't Look in the Basement 2 (2016)


Secuela de la película de 1973 dirigida por Tony Brownrigg (Red Victoria), quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Megan Emerick. Salió directamente en VOD, DVD y Blu-ray (así como en una edición de colección en VHS) dentro de los Estados Unidos el pasado 25 de mayo.

Sinopsis:

En 1972 los pacientes y doctores del Sanatorio Stephens fueron brutalmente asesinados. Ahora, después de más de 40 años, el único sobreviviente regresará para encontrar que los fantasmas del pasado no han podido descansar en paz desde aquel entonces.



Comentarios generales:

Siempre me ha parecido extraño cuando se anuncia de manera repentina una secuela de alguna película de los 70s u 80s con poco cartel debido a que los riesgos son enormes si consideramos que muy probablemente muchos de los fans no vieron la original o, peor aún, ni siquiera sabían que existía. Por ello Don't Look in the Basement 2 era una apuesta arriesgada en muchos sentidos, pero gracias a que el hijo del creador original estuvo involucrado en el proyecto el resultado fue mejor del esperado.  

Y no es porque Brownrigg nos regale una película revolucionaria ni mucho menos, más bien lo que hace es mantener el legado de su padre al no inventarse nada y seguir la fórmula previamente establecida, donde lo importante durante la primera media hora es resaltar el aspecto mental mientras poco a poco se van revelando las conexiones con lo que ocurrió en el pasado. Algo que sin duda no es tan interesante, ya que, si bien la presencia de Sam añade misterio, lo cierto es que no es tan difícil descifrar por qué empiezan a ocurrir cosas extrañas dentro del sanatorio y eso vuelve un tanto repetitivas las acciones.

Es durante la segunda mitad cuando las cosas adquieren un mejor tinte; primero porque se logra generar una atmósfera setentera llamativa y, segundo, porque finalmente el aspecto paranormal toma forma. Todo bajo un ritmo agradable que, combinado con algunas dosis de comedia bien pensadas, termina proporcionando una dinámica variada en donde se dan cambios de intensidad constantes por medio de alguna muerte impactante o de alguna posesión bizarra. Aunque al hacer esto se sacrifica demasiado al personaje de Sam, quien pasa de ser el centro de atención a un simple espectador más sin el mayor peso en el desarrollo.  

La parte final es sólida. El nivel de intensidad aumenta de manera clara, al igual que la violencia, pero lo verdaderamente destacado es el grado de locura que se logra reflejar con la mayoría de los personajes dado a que ese es el punto central de la historia y ayuda a que el desenlace sea uno esperanzador, lo cual ya no es muy común en estas épocas.

Las actuaciones están ok, ninguna resulta en extremo exagerada considerando que el aspecto mental juega un papel fundamental dentro de la película y los toques cómicos están bien dosificados. La producción es decente: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte es muy genérica, el score está ok, los efectos prácticos están bien hechos y el trabajo de maquillaje realmente no presenta nada que sobresalga.

Opinión final: Don't Look in the Basement 2 está aceptable. No es ninguna maravilla, pero ofrece algunos buenos momentos que la vuelven un buen complemento para su predecesora.

Ojometro:
***

sábado, 7 de febrero de 2015

Crítica: The Atticus Institute (2015)


Película escrita y dirigida por Chris Sparling, quien hace su debut en el género. Salió directamente en formato físico el pasado 20 de enero dentro de los Estado Unidos, aunque no hay información sobre cuándo podría llegar a otros mercados.

Sinopsis:

En 1976 un pequeño laboratorio de Pennsylvania dirigido por el Dr. Henry West (William Mapother) que se dedica a investigar a individuos con habilidades psíquicas se convierte en el hogar del único caso de posesión confirmado por el gobierno de los Estados Unidos. Ahora, tras casi 40 años, finalmente los eventos que se habían mantenido clasificados saldrán a luz para revelar lo que verdaderamente ocurrió.



Comentarios generales:

Una historia sobre un caso de posesión reconocido por el gobierno no era precisamente un concepto que llamara profundamente mi atención, así que The Atticus Institute no era algo que esperara con muchas ansias al momento que me entere de ella; sin embargo, una vez que el tráiler salió a luz mi opinión cambió. ¿Las razones? Simple, la película desbordaba cierto aspecto tétrico que me resultó muy llamativo y para mi alegría es algo que en el producto final tiene muchísima importancia.

Y es que desde el primer minuto Sparling se encarga de establecer un misterio del que tal vez sepas en cierta forma sobre qué va, pero que aun así tienes mucha curiosidad por ver cómo se va desarrollando ante la efectiva manera de presentarlo por la vía del falso documental; estableciendo poco a poco los motivos por los cuales estos estudios tienen cierta relevancia y por qué eligieron este escenario en lugar de un manicomio genérico cualquiera. Aunque sin duda lo interesante llega una vez que nos presentan al personaje de Judith porque la verdad es increíble ver como al momento en que aparece en pantalla el tono de la película se transforma por completo; su sola presencia intimida, te incomoda y solo es cuestión de un par muestras de sus habilidades para generar una atmósfera completamente aterradora con la cual no se necesita de demasiadas situaciones con gran elaboración de por medio para sacar alguno que otro susto.

Nunca esconden nada a pesar del formato para que así la experiencia no se torne más hacia el camino del found footage y eso se agradece, además de que ayuda a que el ritmo semi lento implementado no afecte cuando las cosas se estancan un poco. Situación que se da como a los 45 minutos, específicamente cuando la película se empieza a centrar mucho más en el tema Judith/Gobierno; algo que al inicio no está mal, pero una vez que sale a flote todo el tema del arma las cosas simplemente pierden fuerza: nunca se logra a crear un balance adecuado entre el tema político y el paranormal, generando así una repetición de eventos que cortan de manera tajante la fluidez presentada previamente.

La parte final tiene sus altibajos. Sigue con la línea del arma del gobierno sin realmente aportar nada relevante, pero también logran construir ciertos momentos de tensión muy bien logrados que brindan un cierre potente.

En el tema de las actuaciones todo es muy limitado gracias a la manera de presentar la historia, pero Rya Kihlstedt en su papel de Judith se les va a quedar grabada en la cabeza a pesar de que prácticamente no habla en toda la película. La producción es muy sólida aun con su limitado presupuesto: la presentación como documental está extremadamente bien hecha, la dirección de arte cumple, el score es realmente bueno y lo que tiene que ver con los efectos es muy discreto. El único “pero” que le encontré fue que el trabajo de sonido con ciertos diálogos es algo pobre dado a que por momentos no se escuchan de manera clara.

Opinión final: The Atticus Institute es una buena película que por ciertos detalles no alcanzó todo su potencial, pero vale mucho la pena.

Ojometro:
****

martes, 28 de octubre de 2014

Crítica: See No Evil 2 (2014)


Secuela directa de la película del 2006 que está dirigida por The Soska Sisters y cuyo guión fue escrito por la dupla Nathan Brookes / Bobby Lee Darby. Se estrenó dentro de los Estados Unidos vía VOD el 17 de octubre y directamente en DVD el pasado día 21.

Sinopsis:

Después de la masacre ocurrida en el hotel Blackwell todos los cuerpos son mandados a la morgue de la ciudad, incluido el del sádico Jacob Goodnight (Glenn 'Kane' Jacobs). Ahí los recibe Amy (Danielle Harris), de quien es cumpleaños y varios de sus amigos la sorprenden con una pequeña fiesta en su lugar de trabajo; aunque ninguno se imagina que el brutal asesino aún sigue con vida.



Comentarios generales:

La primera See No Evil fue una película gris en todos los sentidos, así que cuando se anunció una secuela ocho años después realmente nadie esperaba demasiado; mucho menos tratándose de WWE Studios. Sin embargo, una vez que confirmaron a las siempre controvertidas hermanas tras la cámara, a Harris y a Katharine Isabelle la intrascendencia se convirtió en interés; al grado de que See No Evil 2 para muchos era uno de los trabajos más esperados del año debido a que con estos nombres por lo menos se sabía que veríamos una mejoría pasara lo que pasara, lo cual ocurrió.

Ya que esta secuela sin duda se encuentra muchos escalones por arriba de su predecesora, principalmente porque las Soskas logran traernos un slasher bien balanceado, que toma las pocas virtudes de la original y trata de explotarlas de la mejor manera posible para hacer de Jacob Goodnight un asesino bastante brutal. Añadiéndole varios guiños que les harán recordar a ciertos trabajos de los 80s (Halloween 2 principalmente), pero con su sello característico de crear una atmósfera absorbente dentro de una morgue; cuidando cada detalle en el manejo de la luz y los tonos con el propósito de convertir a este en un escenario temible, con estilo; donde las victimas simplemente no tienen mucho margen de maniobra a la hora de escapar y con ello provocar una sensación de agobio muy fuerte.

La historia no pretende descubrir el hilo negro, sigue firmemente atada a vivencias del pasado de Goodnight (algo que a mi juicio provoca un uso excesivo de flashbacks), pero gracias al ritmo dinámico implementado realmente no es necesaria una trama tan compleja. Hay sustos fáciles y alguno que otro momento de suspenso, pero por otra parte también hay suficiente contenido de alta tensión que alegrará a más de uno; aunque en esta ocasión las muertes no son en grandes números. Una situación que termina beneficiándole debido a que es precisamente esto lo que hace que tengan más relevancia y a su vez brindarles un impacto visual mucho más elevado a pesar de que no son extremadamente originales.

El principal problema que le encontré es que por momentos parece no ir a ningún lado. Está bien que el propósito general fuera tener encerrados a todas las victimas sin oportunidad de escapar, pero verlos correr de un lado a otro sin que ocurra demasiado no es precisamente algo llamativo. Igualmente creo que la resistencia presentada ante Goodnight es muy débil por grandes lapsos, quitándole así cierto interés a lo que pudiera ocurrir con él durante los minutos finales.

Tiene un final sorpresivo. La verdad no esperaba esa clase de desenlace pero resulta muy efectivo para los propósitos de una posible trilogía.

En actuaciones es claro que Kane está hecho para esta clase de papeles y Harris cumple con otra actuación sólida en su ya largo historial, pero sin duda es Isabelle quien se roba la atención: le dan un rol común en el cual ya teníamos algún tiempo sin verla y lo convierte en uno sumamente divertido que termina siendo responsable de varios de los momentos más pintorescos de la película.

La producción es uno de sus puntos altos: el trabajo de fotografía es estupendo y parte importantísima para poder generar la atmósfera previamente señalada; la dirección de arte está muy bien cuidada y los efectos especiales cuentan con una mezcla CGI/Prácticos muy bien balanceada que en ocasiones resulta difícil de diferenciar.

Opinión final: See No Evil 2 es una secuela bastante entretenida. No aporta muchas cosas nuevas al género slasher, pero no creo que ese sea su propósito.

Ojometro:
***