Tercera entrega de la franquicia
desde que esta fue revivida en 2010, la cual está dirigida por R.D. Braunstein
y escrita por el debutante Daniel Gilboy. Se estrenó de manera limitada en
cines dentro de los Estados Unidos el pasado 9 de octubre, mientras que su
salida en formato físico se dio el día 20 del mismo mes.
Sinopsis:
A Jennifer Hills (Sarah Butler)
aún la atormenta la brutal violación que sufrió años atrás, por lo cual se
cambio de identidad y de ciudad; además de que se unió de manera reacia a un
grupo de apoyo para iniciar una nueva vida. Sin embargo, cuando el asesino de
una amiga queda libre y varias historias sobre violadores empiezan a surgir,
esta los empezará a cazarlos para hacerlos pagar de la manera más cruel posible.
Comentarios generales:
Creo que cuando salió el remake
hace cinco años atrás nadie se esperaba que fuera el inicio de una serie de
nuevas películas que pretendieran establecer a la franquicia como una
importante, especialmente porque la premisa en si no se presta para expandir demasiado
este universo. Eso se pudo sentir con la segunda parte y con Vengeance is Mine
no será diferente; aunque en esta ocasión se toma un rumbo ligeramente
diferente que, si bien le añade algo nuevo, hace que parezcan desesperados por
encontrar una idea fresca para poder seguir exprimiendo el nombre.
Y es que Gilboy basa
absolutamente todo en la primera entrega para contar su historia, ignorando por
completo la segunda parte y con ello evadiendo cualquier tipo de conexión que
la justifique; una decisión entendible considerando que para muchos esta pasó desapercibida,
pero que a la vez te hace sentir que no existe un rumbo fijo. Lo cual se puede
notar bastante en un primer acto donde Braunstein nos ofrece mucho dialogo,
dándole prioridad a la forma en que Jennifer lidia con su situación y la
paranoia que esto le provoca por medio del mensaje de que todos los hombres son
basura; algo que en un inicio funciona pero que con el pasar de los minutos se
torna aburrido, dejando solo unos cuantos momentos de dinamismo que involucran
a un personaje un tanto exagerado que seguramente provocará opiniones encontradas.
Para el segundo acto es cuando el
tono sube de manera considerable al mostrar una serie de muertes bastante gráficas
como parte de la venganza que seguramente dejarán satisfechos a los amantes de
lo extremo gracias a que por lo menos un par de estas resultan en verdad
dolorosas de ver; sin embargo, esto no es suficiente para rescatar una historia
que pretende ser más sobre un “anti-héroe” que se va deteriorando física y
mentalmente con el paso de los días. Sobre todo porque convierten en una loca
sin escrúpulos a un personaje de carácter inicialmente fuerte y con ello sus motivaciones
ya no quedan del todo claras (¿Lo hace por vengar a las víctimas o para
satisfacer sus propios deseos de sangre?), eliminando de paso mucha tensión o
suspenso al añadirle un retorcido toque cómico.
El final presenta un giro que no cambia
gran cosa y resulta imposible no pensar que estuvo planeado con el simple propósito
de cerrar el capítulo de Jennifer para así tomar otro camino en el potencial
caso de una cuarta entrega.
De las actuaciones sin duda el
tener de vuelta a Sarah Butler ayuda a imprimirle fuerza a todo lo que tiene
que ver con el tema de la venganza, mientras que Jennifer Landon (Marla) le
agrega chispa a la parte más depresiva de la película. La producción se nota de
bajo presupuesto: el trabajo de fotografía es discreto, el score pasa sin pena
ni gloria, tiene buen sonido y la combinación de efectos/maquillaje logra
buenos resultados cuando se disponen a generar impacto.
Opinión final: I Spit on Your
Grave 3 me decepcionó bastante. Una mala entrega que se siente innecesaria y,
sobre todo, muy alejada del concepto original.
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