Cuarta entrega de la franquicia,
ahora dirigida por Adam Robitel (The Taking of Deborah Logan) y cuyo guion fue
nuevamente escrito por Leigh Whannell. Se estrenó en cines aquí en México el
pasado 4 de enero e hizo lo propio dentro de los Estados Unidos y otros países
el día 5.
Sinopsis:
La doctora Elise Rainier (Lin
Shaye) y su equipo enfrentan al espíritu más temible con el que se hayan
topado. Uno que llevará las cosas a un nivel mucho más personal por el lugar
que habita: la casa en donde ella creció.
Comentarios generales:
A más de uno nos sorprendió el
anuncio de que habría una cuarta entrega, no tanto porque fuera algo imposible,
sino porque realmente parecía que no era necesario que Insidious tuviera una nueva
película considerando lo que ya habían mostrado y que con Chapter 3 parecía que sería el final de la franquicia. Sin embargo, con The Last Key
su creador nos demuestra que todavía quedaba espacio para contar algo
importante dentro de este universo, a pesar de que eso signifique el tener que
sacrificar ciertas cosas características para que funcione.
Esto principalmente se debe a que
el centro de la historia es Elise, lo cual hace que la dinámica acostumbrada
varié de cierta manera debido a Robitel y Whannell ahora tienen que lidiar con
el hecho de que el personaje afectado es uno al que difícilmente se le puede
colocar como una víctima indefensa y por lo consiguiente el uso de sustos, así
como la construcción lenta de momentos de suspenso, se ve mucho más limitado.
Provocando así un primer acto que se sustenta en mezclar eventos del pasado con
el presente para que, por medio de la Elise niña, se pueda ir desarrollando un
interesante caso que no solo va revelando la vida de nuestra protagonista, sino
que también establece al demonio como uno mucho más complejo por medio de los
sucesos de mayor tensión.
Situación que inmediatamente hace
que el ritmo sea más pausado de lo acostumbrado debido a que la elaboración requiere
un poco más de tiempo para ir juntando los puntos que liguen cada suceso de la
infancia de Elise con lo que sucede en la casa. Brindándole así cierto toque
detectivesco mucho mayor que funciona, pero que nunca termina por solidificarse
gracias a un giro que cambia la dinámica al involucrar de manera más profunda a
nuevos personajes que se sienten metidos con calzador para seguir explotando un
tema familiar que, en general, hacen ver a lo ocurrido previamente como algo con poca relevancia (a pesar de que si tiene una explicación lógica) y que lo
verdaderamente importante apenas está por venir.
La parte final logra su cometido
al colocar cada pieza en su lugar para que no queden tantas dudas con respecto
a la revoltosa línea de tiempo de la franquicia, aunque no tiene tanta fuerza
como los anteriores. Evidentemente es un poco más emocional, pero en general la
sensación de peligro nunca alcanza niveles tan elevados.
En las actuaciones este es el
show de Lin Shaye, quien como en las entregas anteriores está estupenda y solo
reafirma a su personaje como uno verdaderamente entrañable dentro del género. La
producción no cambia demasiado con lo anteriormente visto, aunque hay ciertos
aspectos que ahora no destacan tanto: el trabajo de fotografía mantiene su
sello, la dirección de arte no presenta grandes cambios, el score en esta
ocasión no resalta demasiado, el trabajo de sonido es impecable, los efectos
siguen estando bien hechos y la labor de maquillaje cumple.
Opinión final: The Last Key me
gustó. Un cierre digno para una de las franquicias más estables del género de
terror en la década actual.
Ojometro:
****
****