viernes, 4 de enero de 2019

Crítica: Bird Box (2018)


Adaptación de la novela del mismo nombre dirigida por Susanne Bier y cuyo guión fue escrito por Eric Heisserer. Se estrenó directamente en Netflix a nivel mundial el pasado 21 de diciembre.

Sinopsis:

Cinco años después de que una presencia siniestra llevara a la mayoría de la sociedad al suicidio, una madre y sus dos pequeños hijos hacen un intento desesperado para llegar a un refugio. Aunque esto no será nada sencillo debido a que la amenaza no puede ser vista y tendrán que realizar su travesía a ciegas.



Comentarios generales:

Creo que es difícil no estar de acuerdo en que Netflix tuvo un 2018 impresionante en cuanto a su oferta de terror se refiere, ya que el servicio de streaming estuvo lanzando contenido casi todo el año que abarcó bastantes subgéneros. Realmente con lo que habían sacado en octubre/noviembre era más que suficiente para cerrar el año, pero todavía tenían a Bird Box en espera y, aunque su fecha de salida no fue precisamente la más conveniente, no podía ignorarla. Mucho más porque sin duda es un trabajo controversial.

Y es que además de tener que pasar por las inevitables comparaciones con “A Quiet Place”, lo que nos trae Bier también tiene que lidiar con aquellas a “The Happening” gracias a lo idéntica que resulta su premisa. Una que sin duda es atractiva y sirve para contar una historia que la directora aborda, al menos de inicio, como si se tratará de una de zombies durante los eventos del pasado y que va alternando con el viaje del presente para brindar así una dinámica agradable que con el paso de los minutos logra captar tu interés gracias al misterio que hay detrás de la amenaza; además de que cuenta con algunos momentos de impacto que elevan el nivel de intensidad de manera adecuada.

Realmente durante los primeros treinta minutos las cosas fluyen sin problemas, pero pasando este periodo de tiempo todo empeora y se vuelve prácticamente imposible que se rectifique el rumbo, no solo porque lo que ocurre en pantalla se empieza a sentir repetitivo, sino porque lo que rodea a las criaturas que provocan los suicidios nunca parece tener una explicación lógica y la información brindada solo son migajas a las que les tienes que ir encontrando cierto sentido. Obligando así a que los conflictos se centren más entre los sobrevivientes y, sobre todo, a añadir una amenaza externa que se siente muy forzada e incluso tiene menos sentido que la principal (¿Por qué a los locos no les afecta?).

A esto hay que agregarle la poca efectividad al tratar de generar momentos de tensión, los cuales son importantes considerando que la película pone siempre en escenarios poco ventajosos a los personajes pero que, salvo por un par de estos, realmente nunca existen situaciones en las que el espectador verdaderamente sienta preocupación por lo que ocurre.

La parte final tampoco es la mejor; de hecho, diría que empeora las cosas. Y no es tanto porque nunca se muestre a la amenaza, eso creo que termina quedando en segundo plano cuando en lugar de esclarecer varios puntos importantes solo van aumentando las dudas y te dejan con muchísimas preguntas sin responder al apostar por un desenlace abierto a interpretación.

En cuanto a las actuaciones es donde sin duda tiene sus puntos más fuertes, con una Sandra Bullock (Malorie) que carga sin demasiados problemas con el peso de la película y con un John Malkovich (Douglas) que tiene una participación que roba cámara. La producción también es buena: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte cumple, el score está ok, el trabajo de sonido es bueno y los efectos están bien hechos.

Opinión final: Bird Box es bastante decepcionante. Película con potencial que nunca logra su cometido.

Ojometro:
**