viernes, 18 de enero de 2019

Crítica: Suspiria (2018)


Remake del clásico de 1977 dirigido por Luca Guadagnino y escrito David Kajganich. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos durante el mes de noviembre del año pasado, mientras que en México apenas lo hizo durante el 11 de enero. Su salida en formato físico está anunciada para el próximo 31 de enero.

Sinopsis:

La oscuridad gira en torno a una prestigiosa compañía de danza y en esta se encuentran sumergidos la directora del lugar, una ambiciosa joven bailarina y un psicoterapeuta en duelo. Algunos de ellos sucumbirán ante tal pesadilla, pero otros finalmente despertarán.



Comentarios generales:

Al ser una de las películas con más alto perfil de 2018 dentro del género varios me preguntaron que por qué no había escrito sobre Suspiria y la razón de esto es simple: retrasaron su estrenó en México por motivos que sigo sin comprender. Gracias a esto se quedó fuera de toda consideración de mis reconocimientos pero las expectativas se mantuvieron intactas, sobre todo por la cantidad de opiniones extremas a su alrededor que por un instante me hicieron temer; aunque al final he quedado bastante satisfecho con el resultado.

Personalmente me sigo quedando con la original de Argento, pero lo que nos trae Guadagnino es digno de aplaudir debido a que nos regala un remake que nunca pretende sustentar su éxito (o fracaso) siendo solo una actualización moderna, sino que trata de construir algo que pueda fungir casi como un complemento al material original bajo su propia visión y estética durante seis actos. Esto claro sin alejarse de la fuente, ya que al menos de inicio guarda similitudes marcadas en el desarrollo de la historia pero sin recaer demasiado en lo visual y, sobre todo, en no ocultar por mucho tiempo el tema de las brujas para añadir así una constante sensación de peligro.

Sin duda el cambio más radical que presenta, aunque en este caso resulta por demás efectivo debido a que gracias a esto se pueden construir momentos con los que se nos enseña más respecto a la manera en la que opera el aquelarre y ayuda a darle más trasfondo a la desaparición de las estudiantes (una de estas por medio de una de las muertes más brutales que se puedan ver). Logrando así un buen balance entre lo fantástico y lo real que permita el desarrollo de pequeños conflictos entre las propias brujas para mantener así el interés sobre su meta final, a pesar de que ya se sabe cuáles son sus intenciones.

En general la película fluye de buena manera, pero no todo es perfecto. Cuenta algunas decisiones extrañas en lo que se refiere a la edición (cortes muy bruscos que rompen por breves momentos el ritmo) y también se ve plagada de ideas del director italiano poco efectivas; tales como implementar tomas desde ángulos extraños que lucen forzadas o ciertos flashbacks/sueños que aportan muy poco.

Mencionado esto, también hay que decir que lo que ocurre nunca te aburre y poco a poco te va absorbiendo entre los bailes, la atmósfera oscura y la fabulosa música con la que cuenta, todo para llegar a un sexto acto magistral. Uno que contiene una gran sorpresa que desencadena un suceso de terror puro no solo por lo que representa, sino porque visualmente logra un impacto enorme por medio de elementos gráficos que se mantuvieron muy dosificados hasta este punto.

Las actuaciones son bastante buenas: Tilda Swilton hace un trabajo estupendo con los dos personajes a los que le toca darle vida (Madame Blanc y Dr. Klemperer), Dakota Johnson (Susie) cumple perfectamente en su rol de chica “ingenua” con la que el espectador puede preocuparse y en general el resto de los secundarios tienen sus momento para brillar; en especial Chloe Grace Moretz (Patricia). 

La producción es de gran factura: el trabajo de fotografía es muy bueno, la dirección de arte está increíblemente bien cuidada, la música compuesta por Thom Yorke es fantástica, el trabajo de sonido es genial, los efectos son sólidos y la labor de maquillaje es de primer nivel. 

Opinión final: Suspiria me gustó bastante. Película divisiva a más no poder que algunos amarán y otros odiarán con pasión, pero que difícilmente los dejará indiferentes.

Ojometro:
*****