viernes, 11 de enero de 2019

Crítica: The Ranger (2018)


Primer largometraje de la directora Jenn Wexler, quien además comparte créditos como co-escritora del guión junto a Giaco Furino. Se estrenó de manera limitada en cines dentro de los Estados Unidos durante el mes de agosto en 2018, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 4 de enero.

Sinopsis:

Un grupo de punks adolescentes huye de la policía y se esconde en una cabaña abandonada en el bosque. Ahí parece que estarán a salvo, sin embargo, pronto tendrán que lidiar con un desquiciado guardabosques dispuesto a hacer lo que sea por mantener a salvo su territorio.



Comentarios generales:

A pesar de que en este blog se trata de cubrir la mayor cantidad de películas posibles cada año siempre van a existir algunas que por diversas razones no puedo ver, simplemente hay demasiadas y es imposible seguirles el paso a todas. Una de esas durante el 2018 fue The Ranger, un slasher del cual tenía pleno conocimiento pero que gracias a su extraña distribución terminó perdiéndose conforme pasaron los meses y no pudo seguir con la inercia positiva que obtuvo en diversos festivales. Inercia que me llamaba la atención y que he encontrado algo sorpresiva.

No tanto porque lo que nos ofrece Wexler sea terrible, ya que no lo es, sino porque se trata de una película en la que existen ciertas cosas que evitan poder disfrutar de la experiencia en su totalidad cuando hablamos de un slasher y que por lo regular los fans no suelen perdonar. Esto debido a que la manera de presentar a este grupo de punks tiene ciertas contradicciones al ponernos frente a unos jóvenes que representan una rebeldía con la que el espectador supuestamente tendría que sentirse identificado o al menos aplaudirla, pero la verdad eso resulta imposible considerando sus acciones y por ende en ningún momento uno siente empatía por estos drogadictos cuyo comportamiento solo provoca el querer verlos morir lo antes posible.

Situación que en teoría no debería de afectar porque al final de cuentas de eso trata la historia; sin embargo, al no tener ningún tipo de simpatía por este grupo todas las tonterías que hacen se vuelven aburridas de ver de manera muy rápida hasta que el guardabosques hace acto de presencia para dar inicio a la masacre. Una que sin duda es entretenida gracias a que presenta un nivel de violencia adecuado y escenas con algo de impacto visual, pero también porque nuestro asesino logra ofrecer algunos momentos con cierto humor involuntario como producto de sus diálogos y estricto seguimiento de las reglas. Además de que es hilarante ver cómo llega de un punto a otro con una velocidad que hasta el propio Jason Voorhees envidiaría.

La parte final cumple sin ser nada del otro mundo. Aquí es donde por fin se revela la conexión que existe entre la protagonista y el asesino que se lleva vendiendo desde el inicio, la cual ciertamente no presenta ninguna gran sorpresa pero al menos logra construir un enfrentamiento decisivo entretenido. 

Las actuaciones son promedio, salvo por la de Jeremy Holm (el guardabosques) que si cuenta con algunos momentos interesantes impulsados por un sentido del humor peculiar. La producción está bien considerando su ínfimo presupuesto: el trabajo de fotografía cumple, la dirección de arte está ok, el score no tiene nada muy destacado, el trabajo de sonido no es el mejor y tanto los efectos como la labor de maquillaje están bien cuidados.

Opinión final: The Ranger está ok. Un slasher discreto para pasar el rato y nada más.

Ojometro:
***