martes, 29 de enero de 2019

Crítica: Pledge (2019)


Película dirigida por Daniel Robbins (Uncaged) y escrita por Zack Weiner, quien también actúa en esta. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 11 de enero, mientras que su salida en formato físico ya está confirmada para el próximo 2 de abril.

Sinopsis:

Un grupo de universitarios de primer año son seleccionados para entrar a una exclusiva fraternidad, aunque pronto se darán cuenta que para lograrlo tendrán que hacer cosas que nunca se hubieran imaginado.



Comentarios generales:

Las fraternidades no son precisamente algo ajeno al género, su presencia siempre ha estado ahí desde hace bastante tiempo pero durante las últimas dos décadas solo han tenido un rol meramente secundario. Situación extraña considerando que estas representan una gran oportunidad para explotar ciertos aspectos que van de la mano con el cine de terror y que Pledge se encarga de recordárnoslo de manera adecuada.

Aunque no sin antes poner cierto reto para el espectador y su tolerancia a los estereotipos, ya que lo que nos trae Robbins es una historia básica, pero que se sustenta enormemente en las actuaciones y en la manera en la que uno pueda llegar a identificarse con estos nerds en su búsqueda por ser populares. Con una primera media hora bastante tediosa y con un humor demasiado simple diseñado para mostrar algunos momentos incómodos, así como la poca habilidad social que tienen para interactuar no solo con las chicas, sino con prácticamente cualquier persona. Todo mientras se logra generar una atmósfera oscura que marca un buen contraste.

Evidentemente las cosas mejoran conforme se van exponiendo las verdaderas intenciones de la fraternidad y porque el nivel de intensidad se incrementa de golpe con lo que se les obliga a hacer a nuestros protagonistas, poniéndolos en situaciones que no son tan extremas o increíblemente grotescas, pero que si provocan cierto nivel de preocupación porque en el fondo uno sabe que esto no está tan alejado de la realidad. Lo malo es que una vez se entra de lleno en la dinámica se decide bajar un poco el ritmo para hacer de la tortura más psicológica y generar ligeras rencillas que ponen a prueba el tema de la amistad entre estos tres nerds, dando pie a una postura un tanto ridícula por parte de uno de ellos que para este punto se siente demasiado forzada considerando las circunstancias.

La parte final me agradó. Aquí es donde la violencia se intensifica y se muestran los momentos de impacto mientras se revela un poco más sobre lo que hay detrás de esta noche de pesadilla, lo cual ciertamente le brinda una dimensión mucho mayor a las cosas y le da sentido a ciertos detalles que no encajaban del todo.

Donde tiene sus mayores fortalezas es sin lugar a dudas en las actuaciones, con un Zachery Byrd (Justin) que resulta el personaje perfecto para poder preocuparte por la situación y con un Aaron Dalla Villa (Max) que realiza a la perfección ese rol villano poco cuerdo. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte cumple, el score no es la gran cosa, el trabajo de sonido es bueno y lo referente a efectos/maquillaje está bien cuidado.

Opinión final: Pledge está entretenida. Película para pasar el rato más que nada.

Ojometro:
***