Producción belga dirigida por Roxy
Shih y escrita por Giles Daoust. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD
dentro de los Estados Unidos el pasado 31 de enero, aunque todavía no hay
información sobre cuándo saldrá en formato físico o si llegará a otros mercados.
Sinopsis:
Lleno de culpa tras la muerte de
su pequeño hijo en un accidente automovilístico, el brillante cirujano John
Clark (Adam Huss) descubre que la única manera de aliviar el dolor permanente con
el que vive es probando el sabor de la sangre humana.
Comentarios generales:
Ya he comentado en ocasiones
anteriores que no es extraño que producciones que sufren para encontrar
distribución de pronto opten por promocionarse como películas de terror y así
generar el suficiente interés para obtenerla. No es lo ideal, pero es algo que
pasa y seguirá pasando; sin embargo, ya tenía bastante tiempo que no veía una
tomada de pelo tan descarada como la de Painkillers.
Un filme cuya promoción se centró
esencialmente en la presencia de Mischa Barton y una temática aparentemente de
vampiros, dos cosas muy simples que por increíble que parezca no son lo
prometido. Primero porque Barton aparece en pantalla solo por 70 segundos y,
segundo, porque la historia que nos trae Shih es algo que de mera casualidad
integra el elemento de la sangre para tratar de añadir cierta originalidad a un
drama que desde el primer instante resulta pesado y que realmente hace muy poco
por brindar el suficiente contenido para hacer interesante el descenso a la
oscuridad por parte de su protagonista.
Un descenso que es en exceso
aburrido de ver una vez que se establece de manera muy blanda durante el segundo
acto, ya que nunca existen momentos que logren hacer creíble que John pueda ser
una amenaza. Básicamente todo consiste en verlo temblar, beber algo de su
sangre y mentirle a su esposa; estableciendo así un patrón que no cambia demasiado
(incluso con la integración de un antagonista) y que vuelve complicado
construir situaciones que logren incrementar tanto los niveles de tensión como la
sensación de peligro que supuestamente deberían de existir considerando la
situación desesperada en la que se encuentra.
La parte final es la única que se
siente con un nivel de intensidad más elevado, sin ser nada espectacular.
Realmente todo lleva a una conclusión predecible que no toma ninguna clase de
riesgos al momento de la resolución del conflicto o en el apartado visual,
optando mejor por el camino fácil para un cierre muy blando y carente de
emociones.
En cuanto a las actuaciones no
presenta muchas cosas interesantes, Adam Huss por momentos luce hasta cómico con
su temblorina permanente y eso evita a que uno pueda tomar en serio su problema,
mientras que Madeline Zima (Chloe) solo está de adorno. La producción no tiene
nada malo: el trabajo de fotografía es correcto, la dirección de arte básica,
el score no aporta gran cosa, el trabajo de sonido cumple, los efectos son
mínimos y la labor de maquillaje muy discreta considerando el tema que cubre.
Opinión final: Painkillers no
vale la pena. Película aburridísima que solo les hará perder su tiempo mientras
esperan ver algo que no es.
Ojometro:
**
**