Película dirigida por Andrew
Desmond (Galaxy of Horrors), quien además comparte créditos como co-escritor
del guión junto a Arthur Morin. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD
dentro de los Estados Unidos el pasado 10 de enero, mientras que su salida en
formato físico está confirmada para el próximo 3 de marzo.
Sinopsis:
Rose (Freya Tingley) es una violinista
prodigio que hereda una enorme mansión después de que su famoso y desaparecido
padre se suicidara. Ahí encuentra el último trabajo de este: una pieza maestra musical
con muchos símbolos extraños que tendrá que descifrar para poder tocarla.
Comentarios generales:
Por lo regular cuando un actor
muere sus últimos trabajos se vuelven de máximo interés debido a que es el punto
final de su legado y en el caso del gran Rutger Hauer resultó que uno de estos era
una película de terror. Algo sin duda bastante bueno para la exposición de The
Sonata, pero que también significaba añadir de golpe unas expectativas que
originalmente no se tenían y que pueden jugar en su contra debido a que se
trata de un filme discreto cuyo propósito evidentemente nunca fue ser esa gran
última vitrina para alguien.
Y es que hay que señalar antes
que nada que la presencia de Rutger Hauer es bastante limitada debido a que su
personaje más que nada sirve como el enlace de una historia que Desmond
pretende sobrellevar por medio de elementos específicos. Ya que desde el inicio
queda claro que esto se trata de un thriller que recaerá en la música y, sobre
todo, en establecer un sólido estilo visual que resalte el aspecto gótico para
brindarle así un sello distintivo.
Aunque con esto no quiero decir
que lo demás no importe, al contrario, aquí todo importa gracias a que estamos
ante un misterio bastante creativo que provoca que los personajes principales siempre
tengan algo que hacer, ya sea por medio de descubrimientos circunstanciales o
por medio de investigaciones que involucran un poco más elaboración. Haciendo
con esto que las acciones se desarrollen a fuego lento, sin demasiada prisa,
pero sin nunca caer en lo aburrido gracias a que cada información revelada te
genera curiosidad por querer saber más con respecto al misterio que existe
detrás de la pieza musical.
En general todo fluye de manera
adecuada y cuando llega a haber algún momento en donde las acciones se estancan
siempre está el aspecto visual para evitar que el daño sea importante. Esto
porque la mansión en si es un personaje más y por medio de esta es que se
logran generar determinados momentos que
proporcionan la dosis de terror necesaria por medio de una atmósfera que
magnifica situaciones muy simples.
Es hasta la parte final cuando
las cosas flaquean y en gran medida se debe a que, cuando se establece que lo que hay detrás de la pieza es algo mucho más perverso, el ritmo se acelera sin demasiada justificación y con ello todo el elemento
detectivesco pierde relevancia. Ocasionando así un cierre que te deja con la sensación de que realmente lo
ocurrido no llevó a nada importante.
Con respecto a las actuaciones
hay que decir que Fraya Tingley cumple como la protagonista, aunque es Simon
Abkarian (Charles) quien termina robándose los reflectores en varias escenas.
En cuanto a la producción es de buena factura, salvo por un detalle: el trabajo
de fotografía es estupendo, la dirección de arte está muy bien cuidada, el
score es genial y el trabajo de sonido no presenta fallos. Solo son los efectos
a base de CGI los que desentonan por completo debido a que parecen de programa
de TV de los años 90s.
Opinión final: The Sonata me
gustó. Película sin demasiadas pretensiones para pasar el rato y escuchar un
buen score.
Ojometro:
****
****