sábado, 22 de abril de 2017

Crítica: RAW (2017)


Película escrita y dirigida por Julia Ducournau, la cual significa su ópera prima. Se estrenó en cines dentro de Francia durante el mes de marzo, mientras que aquí en México llegó de manera limitada el pasado 14 de abril. Hasta la fecha ha recaudado $2.1 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Después de que una joven vegetariana experimenta una novatada carnívora dentro de la escuela veterinaria, un gusto inesperado por la carne empieza a crecer peligrosamente dentro de ella.



Comentarios generales:

El shock vende, eso es algo innegable y la gente encargada de diseñar la promoción de RAW lo sabía a la perfección debido a que casi todas las noticias ligadas a sus exhibiciones en festivales involucraban a personas desmayándose, vomitando o saliéndose de las salas ante lo impactante del contenido presentado. Una estrategia que rindió frutos y le dio notoriedad a esta coproducción francesa/belga que probablemente no hubiera logrado con una promoción convencional; sin embargo, esto también le generó un problema de identidad, ya que el tener al canibalismo como idea base te invita irremediablemente a pensar que se tratará de un gorefest diseñado para desafiar tu nivel de tolerancia al máximo, cuando en realidad es algo más elaborado.

Con esto no quiero decir que Julia Ducournau nunca pretende utilizar el impacto visual como parte fundamental de la historia, pero lo cierto es que durante el primer acto lo que nos regala es más que nada la exposición de Justin como simple carne de cañón ante esta cruel novatada que reta todo lo que le han enseñado y expone el conflicto interno de hacer lo que sea para ser aceptado en un nuevo circulo, a pesar de que esto cambie tu vida para siempre. Siendo así la manera perfecta para impulsar no solo su interés por la carne, sino también su despertar sexual y empezar con ello un viaje de descubrimiento que rápidamente proporciona algunos momentos extraños que poco a poco van mostrando el camino que nuestra protagonista tomará; uno que tratará de evitar, pero que resulta imposible de ignorar.

Lo cual lleva a que la primera escena de canibalismo presentada sea en extremo efectiva, no tanto desde el punto de vista gráfico (en realidad es muy “light”) sino más bien por la manera contundente en la que se establece que Justine básicamente no podrá encontrar una solución a su nueva adicción.

A partir de este punto es cuando las acciones se tornan mucho más intensas en todo sentido, el aspecto sexual se vuelve más relevante y la relación con su hermana se convierte en el hilo conductor para tratar de entender lo que le está pasando y como vivir con ello; aunque por momentos integrando cierto humor negro que se siente un tanto fuera de lugar para una historia como la que estamos viendo.

Todo esto genera unos 25 minutos finales muy disfrutables en donde los excesos visuales por parte de la directora llegan a su punto más alto, sin ser nunca precisamente grotescos o extremos. Diseñados para que el conflicto entre las hermanas sea algo desgarrador de ver y lleve a un desenlace potente, cuyo mensaje básicamente es que amar duele y que cada quien lidia con eso de manera distinta.

Las actuaciones son geniales, Garance Marillier como Justine se come la pantalla y Ella Rumpf (Alex) es el complemento ideal como su hermana; tienen una gran química e indudablemente esto provoca que varias de las escenas más memorables sean aquellas que las involucran a ambas. La producción no es nada ostentosa, pero está bien cuidada: cuenta con un trabajo de fotografía sólido, la dirección de arte está ok, el score es bastante bueno, al trabajo de sonido cumple y la labor de maquillaje logra su cometido en los momentos más gráficos.

Opinión final: RAW se trata de algo más que una simple historia de caníbales convencional que no solo se va por el camino del shock fácil. Muy recomendable.

Ojometro:
*****