Película dirigida por Gore
Verbinski (The Ring), cuyo guión fue escrito por Justin Haythe. Se estrenó en
cines dentro de los Estados Unidos el 17 de febrero y en México hizo lo propio
el fin de semana pasado. Recaudando hasta la fecha $16.6 millones de dólares en
taquilla a nivel mundial.
Sinopsis:
Un ambicioso joven ejecutivo es
mandado a una remota locación en los Alpes Suizos para que traiga de regreso al
CEO de su empresa, quien se encuentra en un misterioso “centro de bienestar”. Sin
embargo, al sufrir un accidente, él se convertirá en un interno más dentro del
lugar y poco a poco irá descubriendo secretos que le harán sospechar de sus
verdaderos propósitos.
Comentarios generales:
A Cure for Wellnes era una de las
películas más esperadas de mi parte para este 2017, no solo por su temática,
sino porque significaba el regreso al género de un director que en su momento
demostró saber cómo lidiar con este de manera decente. Además, su paso por el
mundo mainstream podía ser sinónimo de algo mucho más grande a lo acostumbrado
y daba esperanzas de ver algo de nivel; sin embargo, al final lo que nos dejó es
un trabajo con algunas cosas positivas que no son suficientes para ocultar los
problemas que lo rodean.
Realmente lo que nos trae
Verbinski es una película que desde el primer instante impacta la pupila por
medio del aspecto visual para crear un contraste muy marcado con las acciones
de unos ejecutivos a los que nos les interesa nada más que su dinero y que se
encuentran representados por el personaje de Lockhart: un tipo frío y sin ningún
remordimiento que, al menos de inicio, te cae extremadamente mal.
Todo está perfectamente planeado para que uno se siga asombrando con cada locación en base al trabajo de fotografía y a la impecable dirección de arte, pero a la vez sienta esa sensación de que algo no está bien con este lugar aparentemente paradisíaco; que detrás de tan peculiar comportamiento existe algo mucho más siniestro. Un aspecto que se magnifica a partir del accidente para así ofrecer un primer acto que está cargado de contenido bizarro bajo el propósito de que el espectador se vea atrapado en un tipo de pesadilla de la cual no puede salir y cuya única guía para entender lo que ocurre dentro de este mundo lleno de cosas raras es un alguien tan poco emocional como Lockhart.
Todo está perfectamente planeado para que uno se siga asombrando con cada locación en base al trabajo de fotografía y a la impecable dirección de arte, pero a la vez sienta esa sensación de que algo no está bien con este lugar aparentemente paradisíaco; que detrás de tan peculiar comportamiento existe algo mucho más siniestro. Un aspecto que se magnifica a partir del accidente para así ofrecer un primer acto que está cargado de contenido bizarro bajo el propósito de que el espectador se vea atrapado en un tipo de pesadilla de la cual no puede salir y cuya única guía para entender lo que ocurre dentro de este mundo lleno de cosas raras es un alguien tan poco emocional como Lockhart.
El problema llega con el 2do
acto, ya que es a partir de aquí cuando queda en evidencia que se le quieren
dar muchas vueltas a algo que no es tan complejo y eso vuelve a la película
no solo muy repetitiva, sino también demasiado lenta. Ocasionando así que al
menos le sobren unos 30 minutos, los cuales califican como puro relleno a pesar
de que el director sigue siendo lo suficientemente hábil para generar cosas muy
llamativas, pero que ya no resultan tan hipnotízantes como para lograr que uno no se dé cuenta que la historia no progresa de manera importante y que los
retos por los que atraviesa el personaje principal en ciertos casos no aportan
demasiado.
La parte final no está mal, aunque tanto enredo previo y excesiva elaboración prohíben que pueda tener un impacto
mucho mayor al que se esperaría. Obviamente cuenta con escenas llamativas
(incluso para algunos podrían resultar incomodas) y la manera en la que se
resuelve el conflicto, así como el tema de la “cura”, deja unos visuales
impresionantes que ayudan a darle un toque de majestuosidad cuando en realidad
es uno un tanto simple.
Las actuaciones están correctas, Dane
DeHaan (Lockhart) por momentos sufre para poder demostrar diversas emociones
pero saca adelante al personaje; mientras que Jason Isaacs (Volmer) y Mia Goth
(Hannah) lo hacen bien como los complementos principales. La producción es de
primer nivel: el trabajo de fotografía es grandioso, la dirección de arte estupenda,
cuenta con un buen score, el trabajo de sonido cumple, los efectos en su
mayoría están bien cuidados y la labor de maquillaje consiste principalmente de detalles muy puntuales.
Opinión final: A Cure for
Wellness está ok. Una experiencia visual apabullante que dura demasiado para lo
que pretende contar.
Ojometro:
***
***