Película escrita y dirigida por
Travis Oates, la cual significa su primer largometraje. Se estrenó de manera
limitada en cines dentro de los Estados Unidos el pasado 18 de septiembre,
mientras que su salida en formato físico y digital se dio este 14 de octubre.
Sinopsis:
Diez personas arriban a un
apartado hotel ubicado en las montañas que para su sorpresa está completamente
desierto. Imposibilitados para regresar por la falta de combustible, el grupo
decide quedarse para investigar los misterios que rodean ese lugar y los
motivos por los que no hay nadie ahí.
Comentarios generales:
Un grupo de jóvenes, un hotel
aislado, muchos kilómetros de bosque… Ciertamente las probabilidades de éxito
no estaban muy a favor de Don’t Blink si consideramos que todos estos elementos
han sido utilizados hasta el hartazgo por un alto porcentaje de trabajos independientes
en los últimos años. De hecho, en un inicio di por sentado que esto se trataba
de un slasher, pero resultó ser algo completamente diferente y con resultados bastante
sorpresivos.
Y es que sin duda Oates en su
debut se encarga de traernos un filme al que se le puede describir como muchas
cosas, menos como uno común; donde su mayor propósito es llevar la palabra
“misterio” a niveles que están mas allá de lo que estamos acostumbrados dentro
del género de terror, alejándose de las estructuras convencionales para que
cada vez que pase algo uno quiera ver más por el simple hecho de que no te dan ninguna
pista sobre lo que está sucediendo o qué (o quien) esta detrás.
Aunque para lograrlo se implementa un ritmo bastante lento durante los primeros dos actos que no le ayuda mucho, volviéndola un poco pesada y por grandes momentos un tanto desesperante ante la ausencia de tensión, sustos, sangre o situaciones que le brinden algo de lógica a lo que estas observando. Más que nada aquí vemos el desarrollo de los personajes y su manera de responder ante una situación atípica que el director nunca pretende esconder.
Aunque para lograrlo se implementa un ritmo bastante lento durante los primeros dos actos que no le ayuda mucho, volviéndola un poco pesada y por grandes momentos un tanto desesperante ante la ausencia de tensión, sustos, sangre o situaciones que le brinden algo de lógica a lo que estas observando. Más que nada aquí vemos el desarrollo de los personajes y su manera de responder ante una situación atípica que el director nunca pretende esconder.
Es hasta el tercer acto cuando
las cosas empiezan a tomar verdadera fuerza y todo el desarrollo previo da
frutos; no solo porque hace algunos cuestionamientos interesantes sobre la
existencia del ser humano, sino porque la violencia incrementa (no de forma
excesiva) y el suspenso alcanza unos niveles muy altos. De pronto ya no es
cuestión de saber qué es lo que pasará, sino saber cuándo alcanzará su
aterrador destino a estos personajes, lo cual resulta mucho más agobiante de lo
que parece.
El final es como una hoja en
blanco, donde el espectador es invitado a utilizar su imaginación para tratar
de descifrar el misterio. Algo que resulta como un arma de doble filo porque muchos
pueden terminar sintiéndose estafados ante la ausencia de respuestas concretas.
Las actuaciones no están nada
mal, muchos de los actores apenas reciben algunos minutos en pantalla (incluida
Mena Suvari), pero los que terminan siendo los más relevantes logran cosas
interesantes; en especial Zack Ward. La producción es pequeña y realmente no
creo nada resalte de manera especial: el trabajo de fotografía está ok, la
dirección de arte del hotel está bien cuidada, el trabajo de sonido es sólido y
todo lo que tiene que ver con efectos/maquillaje es realmente mínimo.
Opinión final: Don’t Blink es una
película que agradará o no dependiendo los gustos (y paciencia) de cada quien. No
es la gran maravilla, pero brinda un rato agradable.
***