martes, 10 de marzo de 2020

Crítica: Come to Daddy (2020)


Primer largometraje del director Ant Timpson, el cual cuenta con un guión escrito por Toby Harvard. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 7 de febrero, mientras que su salida en formato físico está programada para el próximo 24 de marzo.

Sinopsis:

Norval Greenwood (Elijah Wood) es un hombre en sus treinta que viaja a una cabaña remota para reencontrarse con su padre distanciado, aunque la reunión no será como lo pensaba.



Comentarios generales:

Elijah Wood se ha convertido en uno de los actores que mayor interés me genera en años recientes debido a que es por demás fascinante ver como alguien que fue el rostro de una de las franquicias de cine más mainstream de los 2000s de pronto se convirtió en un actor que se la pasa aceptando los proyectos más extravagantes que se le cruzan. Es algo genial y para el propio género ha sido benéfico, así que por eso Come to Daddy era una de las películas que más me atraían de 2020 y no me ha decepcionado.

Ya que Timpson presenta una historia que sabe explotar sus rarezas de buena manera sin caer en los extremos, en lo caricaturesco; especialmente durante un primer acto que se sustenta en la interacción de dos personajes completamente opuestos con personalidades llamativas que daban pie a eso.

Los cuales de inmediato establecen una gran química como padre e hijo que llevan mucho tiempo sin verse, logrando momentos incómodos y siempre dejando en claro que hay un riesgo latente para Norval con el que se va acumulando tensión de manera sostenida hasta que llega un acontecimiento fundamental con el que no solo explota la burbuja, sino que además le da la vuelta por completo a la dinámica que uno como espectador esperaba.

Trayendo consigo uno de los cambios de género que se manejan para dar paso a algo que camina entre la comedia negra y el suspenso. Con nuestro protagonista bajo un rol mucho más patético e inseguro con el que siempre complica cada situación en la que se ve involucrado y que poco a poco va abriendo el camino para que la película vuelva a mutar, ahora enfocándose más en el drama y con ello brindarle un poco más de contexto a ciertas cuestiones que no habían quedado del todo claras. Aunque originando con esto algunos minutos en donde las cosas se vuelven un tanto aburridas ante el lento desarrollo que tienen.

Para la parte final lo que vemos es algo muy distinto a lo que se planteaba en el primer acto, pero no por ello resulta menos rara. Aquí las malas decisiones del Norval vuelven a ser factor en un espacio no tan contenido (donde toda la gente es detestable) y eso desencadena los que son sin lugar a dudas los sucesos más violentos de filme para llegar a una conclusión que se podría considerar como la más “feliz” para lo que acabamos de ver.

En las actuaciones realmente todos están bien, Wood hace muy buena labor como el chico patético que complica siempre las cosas; aunque participaciones secundarias como las de Stephen McHattie (Gordon) y Michael Smiley (Jethro) son las que le dan ese aire de extravagancia al visionado. La producción es de buena factura: el trabajo de fotografía es bastante bueno, la dirección de arte es sólida, el score cumple, el trabajo de sonido es limpio y lo referente a efectos/maquillaje está bien hecho.

Opinión final: Come to Daddy me gustó. Buena película que combina varios géneros para contar algo que podría haber sido un potencial desastre.

Ojometro:
****