martes, 30 de agosto de 2016

Crítica: Scare Campaign (2016)


Película dirigida por los hermanos Cameron y Colin Cairnes (100 Bloody Acres), quienes además son los escritores del guión. Se estrenó en DVD y formato digital dentro de Australia el pasado 6 de julio, aunque todavía no hay información sobre cuándo podría llegar a otros mercados.

Sinopsis:

El popular show de bromas, Scare Campaign, ha entretenido a la audiencia por los últimos 5 años con una mezcla de sustos clásicos y cámaras ocultas. Sin embargo, con la nueva era del online los productores encuentran un show mucho más violento que hace ver al suyo como cosa de niños y les pide a los creadores algo más fuerte para mantenerlos al aire. ¿Acaso irán más allá de lo permitido esta vez?



Comentarios generales:

Desde hace algún tiempo vengo mencionando que el cine australiano (también el neozelandés) vive un momento bastante dulce dentro del género, se ha convertido en un lugar donde los creadores pueden explotar diferentes tipos de ideas sin tanta presión y eso ha tenido como resultado una serie de filmes muy destacados. Provocando así que espere grandes cosas cada vez que me entero de un nuevo trabajo proveniente de aquella región y la verdad es que lo único que hace Scare Campaign es seguir solidificando ese sentir gracias al grato sabor de boca me dejó.

Y es que ahora los hermanos Cairnes, a diferencia de su primer filme, nos traen un trabajo un poco más oscuro con el cual pretenden realizar una crítica contundente sobre el estado actual del entretenimiento y la forma en la que los creadores de contenido están dispuestos a cruzar ciertos límites bajo el único propósito de satisfacer el morbo insaciable de una audiencia cada vez menos sensible. Algo que no es precisamente nuevo, pero que en esta ocasión sirve como el punto de partida perfecto para desarrollar una historia que ira mutando con el pasar de los minutos; la cual inicia dándole importancia a los elementos más básicos del cine de terror no solo para generar sobresaltos entre la audiencia, sino también para establecer el claro contraste entre lo "viejo pasado de moda” y lo nuevo mientras te muestran cómo se realiza esta clase de shows.

Todo bajo un ritmo tremendamente fluido que ayuda a que la primera hora transcurra rapidísimo, con muchísima dinámica para que así el espectador no tenga tanto tiempo de analizar a fondo lo que se construye detrás de una serie de eventos que, conforme pasan los minutos, van subiendo de intensidad. Convirtiendo así una simple película de reality show en un slasher hecho y derecho bastante potente, con muertes llamativas e incluso un asesino imponente que se come cada escena en la que aparece. Sin duda elementos suficientes para volverla bastante recomendable, pero los directores se encargan de que solo sean algunos de los atractivos dentro de esta propuesta llena de cosas que no son lo que parecen.

Esto porque los últimos 25/30 minutos significan otro cambio radical, uno no tan difícil de predecir ciertamente, pero que brinda un giro total en la dinámica previamente presentada. De pronto el cazador se vuelve la presa y en base a eso se nos presenta un contenido incluso más violento, con muertes visualmente más impactantes y una extraña sensación de justicia a pesar de que lo que ocurre es, en toda la regla, algo espantoso.  

Las actuaciones son sólidas, el elenco en general está bien balanceado para que nadie resalte de gran manera; sin embargo, la labor de Josh Quong Tart (Rohan) durante los minutos que le brindan acaba con eso gracias a la aterradora presencia que logra mostrar en pantalla. La producción es de buena nota: el trabajo de fotografía resulta efectivo, la dirección de arte cumple, el score tiene cosas interesantes, el trabajo de sonido es limpio, los efectos son realmente buenos en las muertes de mayor impacto y la cuestión del maquillaje resulta muy efectivo en determinados momentos.

Opinión final: Scare Campaign fue una grata sorpresa. Película sumamente disfrutable que sin duda deben de tratar de ver.

Ojometro:
**** 

domingo, 28 de agosto de 2016

Crítica: The Girl in the Cornfield (2016)


Película escrita y dirigida por Ryan Callaway (The Watchers), quien además es co-productor junto a su esposa Amy Callaway. Se estrenó en VOD y DVD durante el mes de mayo dentro de los Estados Unidos, pero luce poco probable que llegue a otros mercados.

Sinopsis:

Después de recoger a su hermana menor, Heather (Briana Aceti) y su amiga Corrine (Tina Duong) se dirigen a casa en medio de un aislado camino rodeado de un maizal, donde al quedarse dormida por instante Heather atropella a una mujer.  Aterradas, ellas bajan del auto para ayudarla, pero solo se encuentran un rastro de sangre que será inicio de una serie de aterradores eventos que les cambiarán su vida por completo.



Comentarios generales:

Tener una buena historia dentro de un filme independiente suele ser el tanque de oxígeno para estas producciones que deben de pasar un sinfín de problemas para poder ver la luz, no importa si todo lo demás deja mucho que desear, si la historia te atrapa por lo regular perdonas muchas cosas. Sin embargo, cuando dicho aspecto se sustenta en elementos comunes que ves año tras año la calidad de la producción si toma más relevancia y si está no cumple con ciertos estándares es muy probable que el proyecto termine siendo uno muy poco atractivo (o malo), lo cual fue el caso con The Girl in the Cornfield.

Esto porque lo que nos presenta Callaway es algo muy estándar que al inicio pretende manejarse como un concepto sumamente oscuro, sustentándose principalmente en el entorno tétrico proporcionado por el maizal y el tema del misterio de la mujer atropellada, pero que rápidamente se esfuma para darle paso a una serie de sucesos genéricos que pasan a toda velocidad. En serio, realmente el director no se toma ningún tiempo para desarrollar un suspenso necesario que te genere interés en lo que está por venir, todo lo suelta de golpe durante el primer acto por medio de sustos fáciles muy predecibles que no aportan mucho y una serie de eventos que se sienten muy forzados considerando los periodos de tiempo transcurridos.

A partir de ahí la película se vuelve aburrida, con un ritmo por demás tedioso y llena de situaciones que no hacen demasiado por ir solidificando las posturas de ambas protagonistas, quienes terminan siendo personajes muy blandos en todo esto. Situación que provoca que parte del peso de la historia recaiga en la actriz más joven y eso, si bien le brinda un toque de inocencia interesante, tampoco ayuda demasiado para incrementar los niveles raquíticos de suspenso que se manejan; los cuales recaen en varias escenas que resultan hasta deprimentes de ver por el nivel de la producción.  

La parte final es un poquito más intensa, en gran parte porque se sabe más o menos el trasfondo de los eventos (explicados de manera muy acelerada) y porque el espíritu tiene cierto protagonismo que en automático les agrega fuerza a momentos relevantes, pero tampoco es realmente nada del otro mundo e incluso el desenlace bien puede dejar confundido a muchos.

Las actuaciones son lo que uno espera en esta clase de trabajos, muy acartonadas y con muchísima dificultad para reflejar emociones fuertes. La producción es limitadísima: el trabajo de fotografía resulta efectivo por unos lapsos (y en otros no tanto), la dirección de arte es pobre, el score si está bastante bueno, el trabajo de sonido presenta muchas fallas, los efectos son dignos de cortometraje escolar y la cuestión de maquillaje es sumamente limitada.

Opinión final: The Girl in the Cornfield es un filme independiente más. No se perderán de mucho si no la ven.

Ojometro:
**

jueves, 25 de agosto de 2016

Crítica: The Purge: Election Year (2016)


Tercera entrega de la franquicia, la cual nuevamente fue escrita y dirigida por su creador James DeMonaco. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el pasado 1 de julio y en México hizo lo propio apenas este 19 de agosto; recaudando hasta la fecha $102.3 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Años después de haberle perdonado la vida al hombre que mató a su hijo, Leo Barnes (Frank Grillo) se ha convertido en el jefe de seguridad de la senadora Charlie Roan (Elizabeth Mitchell). Una candidata presidencial cuyo principal objetivo es eliminar la purga anual y a la que tendrá que proteger a toda costa en dicha festividad de aquellos que se benefician de las miles de muertes año con año.



Comentarios generales:

La franquicia de The Purge es un tanto atípica dentro del género gracias a que se trata de una en donde la segunda entrega fue, por mucho, mejor que la original y eso le brindó una nueva oportunidad para poder expandirse que por lo regular muchas otras no tienen. Es por eso que Election Year estaba obligada a cumplir a como dé lugar con resultados positivos, mucho más considerando que el contexto actual de la elección de los Estados Unidos le quedaba como anillo al dedo. Algo que para nuestra fortuna logra, aunque no con la efectividad tan alta como su predecesora.

Y es que la verdad se nota de manera instantánea que DeMonaco se siente muy cómodo con el tono adquirido en Anarchy, lo cual provoca que ahora su atención se centre mucho más en lo que hay detrás de la purga y por ello recurre a temas que actualmente son relevantes en su país como los programas sociales (algo que sirve para re-introducir un personaje de la primera entrega), las fricciones raciales y, claro, la carrera presidencial. Brindándole así un inicio mucho menos tenso de lo acostumbrado, ya que ahora los momentos previos a esta fatal festividad se centran más en el lado humano en lugar del simple desquicio social que provoca; sin dejar de lado los conflictos que le darán sentido más adelante, así como algunos aspectos que se integran para mostrar la evolución que ha tenido con el pasar de los años como es el caso de los turistas asesinos.

Realmente no es tan complicado descifrar lo que va a ocurrir, así que cuando finalmente da inicio la ola de brutalidad lo que hace el director es recurrir a escenas de acción para establecer un ritmo caótico que nunca volverá a disminuir y que ayuda muchísimo a mantener esa sensación de peligro constante durante la persecución. Aunque al hacer esto se pierde un poco el aspecto perturbador de las entregas anteriores, no tanto por la falta de violencia o sangre, sino porque ahora no se le da demasiado énfasis a las locuras que hacen las personas durante esta noche y ciertamente los pocos ejemplos mostrados no tienen peso, con algunos rayando incluso en lo caricaturesco.

En general todo fluye de manera agradable, sin embargo, llega un punto en donde la película pretende darle muchas vueltas a ciertas cosas y eso genera inconsistencias que convierten al segundo acto en uno poco atractivo. Uno en donde la esencia de la purga pasa a segundo término, lo cual disminuye el nivel de impacto de forma considerable.

Afortunadamente esa esencia regresa para la parte final, una en donde se utilizan ciertas referencias nazis para seguir explicando el trasfondo oscuro que existe detrás de la purga y que termina proporcionando el desenlace satisfactorio lleno de acción. El cual no deja tan claro si este es el cierre definitivo o si habrá una cuarta entrega (lo que es probable).

Las actuaciones cumplen, realmente de todos los actores principales hacen un trabajo adecuado considerando que se ven a obligados a mezclar de manera mucho más frecuente emociones fuertes con algo de humor. La producción es de buena nota: el trabajo de fotografía no varía mucho con respecto a las entregas anteriores, la dirección de arte cumple, el score está ok, el trabajo de sonido es destacado y los efectos en su mayoría son sólidos.

Opinión final: The Purge: Election Year está entretenida. No llega al nivel de la 2da entrega, pero se pasarán un buen rato.

Ojometro:
****

lunes, 22 de agosto de 2016

Crítica: On the Brain (2016)


Primer largometraje del director Kevin Van Stevenson, cuyo guión fue escrito por Brandon Trask. Se estrenó el pasado 12 de julio vía DVD y VOD dentro de los Estados Unidos, mientras que su llegada a otros mercados está en duda (aunque es probable que llegue por medio de TV).

Sinopsis:

Un sheriff recién llegado descubre que hay algo verdaderamente mal en el apartado pueblo de Golden Torch. Un lugar en donde no tiene muchos aliados y del cual rápidamente se da cuenta que tal vez no salga con vida.



Comentarios generales:

Para estas alturas uno supondría que el realizar películas sobre zombies/infectados es algo de mero trámite considerando el auge que han tenido desde inicios de la década. Evidentemente no digo que sea sencillo, pero por lo general lo complicado es encontrar una idea lo suficientemente original para resaltar sobre el resto debido a que la estructura de estos trabajos no suele cambiar demasiado y funciona en un porcentaje bastante alto de las veces; sin embargo, en ciertas ocasiones nos topamos con cosas tan malas que ni siquiera lo más básico pueden hacerlo bien y On the Brain es un perfecto ejemplo de eso.

Ya que lo que nos regalan Stevenson y Trask es una historia sin pies ni cabeza, la cual inicia de manera extremadamente lenta enfocándose en una alcaldesa omnipotente que por alguna razón maneja un restaurante y en un sheriff que impone poco respeto, los cuales en lugar de colaborar para combatir el ataque de infectados se ponen inmediatamente en contra (dejando parado al personaje principal todavía más como un bueno para nada). Un punto que pareciera irrelevante, pero que termina quitando todo el misterio sobre el origen de la infección de manera muy rápida, generando así una serie de ataques cuya relevancia es nula para el proceso de investigación que consumirá gran parte de lo que resta del metraje.

Todo esto obliga a utilizar un ritmo muchísimo más pausado y, por ende, la película se vuelve aburridísima a partir del segundo acto, no solo por la carencia de momentos verdaderamente potentes que involucren a los infectados (casi todas las escenas de impacto o muertes son fuera de cámara), sino porque además le agregan un triángulo amoroso de la nada para generar tensiones. Un movimiento absurdo que no hace ningún tipo de aportación y ni siquiera logra su cometido, el cual además solo revuelve muchísimo más el limitado concepto de la infección; uno que pasa completamente a segundo término y que es confirmado bajo la teoría más absurda que se puedan imaginar.

La parte final te da la sensación de que fue construida en pleno momento, sin ningún tipo de control de calidad y esperando a que todo quedara mínimo decente para darle así algo de fluidez a la historia. Esto porque se siente increíblemente forzado como de pronto un personaje secundario se convierte en el verdadero héroe. Simplemente es imposible creerle y eso provoca que la resolución del inevitable conflicto sea demasiado floja; además de que carece por completo de elementos característicos de esta clase de cine.

Las actuaciones son malas, todas resultan muy planas y carentes de emoción como para poder causarte interés en unos personajes que, en teoría, se encuentran frente a un peligro como ningún otro. La producción es muy pobre: el trabajo de fotografía deja mucho que desear, la dirección de arte es casi inexistente, el score no tiene nada destacado, el trabajo de sonido es pésimo y la cuestión del maquillaje es decente a lo mucho.

Opinión final: On the Brain es malísima. Una de las peores películas sobre zombies/infectados que he visto en años recientes.

Ojometro:
*

jueves, 18 de agosto de 2016

Crítica: Green Room (2016)


Película escrita y dirigida por Jeremy Saulnier (Murder Party). Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos durante el mes de abril, mientras que su salida en formato físico se dio el pasado 12 de julio.

Sinopsis:

Los miembros de una banda de punk rock se ven forzados a pelear por sus vidas después de presenciar un asesinato dentro de un bar de neo-nazis en las profundidades de los bosques en Oregón.



Comentarios generales:

Cuando piensas estrenar un filme independiente uno de los principales obstáculos es la poca promoción que se logra conseguir, ya que por lo regular todo se limita a festivales e internet; sin embargo, en esta ocasión dicho obstáculo se vio superado justo cuando hace un par de meses falleció el actor Anton Yelchin. Una tragedia que puso en el radar de muchísimas personas a Green Room y con ello una presión extra por satisfacer ciertas expectativas que inicialmente no se tenían contempladas. Expectativas que afortunadamente no solo cumple, sino que las supera de manera más que amplia.

Esto porque lo que nos regala Saulnier es un trabajo de una nota bastante alta en la que desde los primeros minutos se encarga de imprimirle una atmósfera no solo que vaya acorde al estatus deprimente de esta banda de rock, sino que además sea un indicativo constante sobre el peligro que corren durante su búsqueda de fama. Ofreciendo así un primer acto en donde realmente no ocurre nada extremo, pero el cual cuenta con un nivel de tensión constante que obliga al espectador a hacerse de la idea de que claramente estos personajes se encuentran condenados por estar en el lugar y momento equivocados; donde el escenario más alentador para ellos es una muerte rápida en la que no sufran demasiado.

Lo cual evidentemente no ocurre y como resultado tenemos una presentación de bandos que obliga a dividir las acciones en dos escenarios para crear contraste: uno en donde la tensión se encuentra a tope y otro donde prevalece una aterradora frialdad. Algo que, combinado con un excelente ritmo y trabajo de edición, hace que la dinámica de la película sea un deleite; la cual no permite ni un solo segundo de relajación para que, cuando finalmente ambos escenarios se junten, el nivel violencia e intensidad genere algo bastante crudo en muchos sentidos.

Y es que sin duda uno de los puntos fuertes de la película (así como una de las principales virtudes de su director) es presentar todo de manera seca, sin muchos rodeos. Aquí los actos heroicos no existen y cada muerte se presenta de forma contundente para añadir impacto, al igual que un aire de desesperanza para las víctimas que provoca que uno quiera verlos salir de ahí con vida a como dé lugar.

La parte final está diseñada para brindar un breve respiro con algunos momentos de dialogo para el desarrollo de ciertos personajes y regresar con la fuerza necesaria para construir un clímax satisfactorio que continúe con la crudeza de los dos actos previos. Uno que no solo te hará querer ver a las victimas salir adelante, sino que además muestra un pequeñísimo nivel de humanidad cuando realmente parecía haber dejado de existir en esta historia.   

Las actuaciones son buenas, realmente todos los involucrados cumplen muy bien con sus respectivos roles; aunque la presencia de Patrick Stewart sin duda le añade un extra con su actuación fría e intimidante. La producción es de destacar: el trabajo de fotografía es excelente, la dirección de arte cumple sin ser espectacular, el score resulta un gran complemento, el trabajo de sonido es bueno y toda la cuestión de efectos/maquillaje no es precisamente llamativa, pero logra su cometido en las escenas de mayor impacto.

Opinión final: Green Room es en extremo recomendable. Sin duda se trata de una de las mejores propuestas de 2016.

Ojometro:
*****

lunes, 15 de agosto de 2016

Crítica: The Funhouse Massacre (2016)


Película dirigida por Andy Palmer (Find Me), cuyo guión fue escrito por Ben Begley. Se estrenó en VOD y formato físico dentro de los Estados Unidos el pasado 7 de junio, aunque todavía están pendientes las fechas de su llegada a otros mercados.

Sinopsis:

Seis de los psicópatas más peligrosos del mundo se escapan de un manicomio y proceden a desatar el terror entre el público dentro de una casa de los horrores durante la noche de Halloween, la cual está inspirada precisamente en sus crímenes más sangrientos.



Comentarios generales:

Robert Englund es uno de los personajes más queridos y respetados dentro del género, así que cuando una película cuenta con su participación es prácticamente una obligación verla. Obvio con esto las expectativas crecen y en el caso de The Funhouse Massacre había mucha curiosidad considerando que la vendían como un homenaje a los trabajos de atracciones de los 80s (especialmente The Funhouse de Tobe Hooper), algo que sin duda cumple; aunque con un humor que podrá no ser muy atractivo para todo el mundo.

Y es que después de un inicio sangriento que establece lo peligrosos que son los psicópatas (con sorpresa incluida que seguro causará malestar) la película cae en una dinámica sustentada en un humor muy simple por medio de personajes estereotipados que, además de no aportar mucho, te mete la idea de que el aspecto cómico será lo dominante en una historia cuya esencia tendría que ser la violencia. Provocando así que el primer acto sea uno bastante lento, pero que poco a poco se va recuperando conforme las acciones se trasladan dentro de la atracción y se empieza a explicar de mejor manera lo que hay detrás de este macabro plan para generar un deseo genuino por querer ver la masacre que nos espera.

Una que es realmente efectiva y sin duda el alma de todo esto, ya que la manera en la que se desarrolla es algo muy entretenido de ver gracias al balance entre humor/gore que el director logra; uno que además se ve beneficiado por un ritmo caótico y un trabajo visual en extremo llamativo. En verdad todo lo que tiene que ver con la casa de los horrores está muy bien hecho y por lo mismo el espectador siente como si estuviera dentro de una de estas atracciones; en donde además se muestra un aspecto un tanto perturbador sobre como las personas bien podrían no diferenciar en ciertas circunstancias lo que es verdad y lo que es ficción.

Para nuestra mala suerte la parte final decae un poco, no tanto por la ausencia de sangre o momentos de impacto, sino porque se siente muy acelerada. La mayoría de los psicópatas pasan a segundo término y el conflicto que a lo largo de toda la película se va construyendo termina de manera abrupta, sin demasiadas respuestas y con la clara encomienda de dejar preparado el camino para una posible secuela.

Las actuaciones están bien, no son ninguna maravilla y por lapsos el humor manejado vuelve a ciertos personajes detestables, pero en general cumplen con su propósito. La producción es de factura sólida: el trabajo de fotografía es bueno, la dirección de arte es lo mejor de la película, el score está ok, el trabajo de sonido tiene altibajos, los efectos son en su mayoría prácticos bien hechos y la cuestión del maquillaje no desentona.

Opinión final: The Funhouse Massacre me entretuvo. Ciertamente no es para todos los gustos, pero si logran digerir su humor seguro pasarán un buen rato.

Ojometro:
***

jueves, 11 de agosto de 2016

Crítica: The Amityville Terror (2016)


Película que significa el debut tras la cámara del director Michael Angelo, la cual cuenta con un guión escrito por Amanda Barton (quien también actúa en esta). Se estrenó de manera directa en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 2 de agosto y su salida en DVD está programada para finales de mes.

Sinopsis:

Cuando una nueva familia se muda a una vieja casa ubicada en Amityville, todos sus miembros se ven atormentados y torturados por un espíritu que vive ahí dentro. Aunque esa no es su única preocupación, ya que la gente maliciosa del mismo pueblo hará hasta lo imposible para mantenerlos atrapados ahí adentro.



Comentarios generales:

Creo fervientemente que las películas centradas en Amityville deberían de prohibirse por unos cuantos años para darle descanso a un tema que simplemente no da para más. Puede que suene exagerado, pero si uno se pone a pensar sobre cuál fue el último trabajo, ya no digo bueno, sino aceptable bajo esta premisa seguramente se tiene que remontar varias décadas atrás; algo que no va a cambiar en lo absoluto después de que vean The Amityville Terror.

Esto porque los que nos regala Angelo es una película que, si bien pretende darle un giro distinto a la historia conocida, nunca se siente como algo nuevo y en gran parte se debe al poco esfuerzo que existe por darle su debida importancia a todo el tema del pueblo. Ya que durante el primer acto solo se centran en que hay algo extraño dentro de la casa, lo cual ya se ha visto hasta el cansancio y provoca que todo este lapso sea uno bastante intrascendente; en donde el punto fuerte es establecer más que nada la personalidad rebelde de la hija (le gusta el rock, no quiere ir a la escuela, maneja una moto e incluso sabe disparar una ballesta) y el conflicto que mantiene con otro miembro de la familia.

Todo bajo un ritmo bastante cansino que no cambia durante el segundo acto a pesar de contar con algunas escenas potentes que, en teoría, están diseñadas para ir construyendo de manera consistente la posesión definitiva. Un proceso para nada complejo, pero que poco a poco se va perdiendo ante la falta de decisión sobre a qué darle prioridad; sobre todo cuando se llega al punto en donde la familia empieza a verse afectada de manera directa por el espíritu y aun así el centro de atención sigue siendo la hija rebelde cuyas investigaciones resultan muy superficiales como para brindarte un panorama claro sobre por qué hay tanto odio hacia ellos y los motivos detrás de quien termina siendo el principal villano de la historia.

La parte final es lo más disfrutable debido a que por fin se clarifica el tema de los vecinos y con ello vienen algunas de las reacciones más exageradas que les brindan un toque cómico no intencional a las cosas. Realmente no presenta nada espectacular, pero por lo menos varias de las secuencias son disfrutables y finalmente se atreven a mostrar un poco más de violencia para generar algo de impacto.
 
Las actuaciones son bastante malas, ninguna resalta por encima del resto y en general se sienten muy huecas ante la poca habilidad para manifestar emociones creíbles para el espectador. La producción es más de película para la TV: el trabajo de fotografía es decente, la dirección de arte desangelada, el score pasa desapercibido, el trabajo de sonido tiene carencias, los efectos son básicos y el maquillaje realmente solo resalta en los minutos finales.

Opinión final: The Amityville Terror es otra película mediocre. Aunque si no se la toman tan en serio tal vez le encuentren cierto encanto.

Ojometro:
**

lunes, 8 de agosto de 2016

Crítica: Satanic (2016)


Primer largometraje para el director Jeffrey G. Hunt, cuyo guión fue escrito por Anthony Jaswinski. La película se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 1 de julio, pero todavía no hay información sobre cuándo podría salir en formato físico o sobre su llegada a otros mercados.

Sinopsis:

Mientras se dirigen al festival de Coachella, un grupo de amigos decide hacer una parada en Los Ángeles para realizar un tour en lugares donde ocurrieron famosos crímenes. Al inicio todo parece un simple pasatiempo absurdo, pero cuando se encuentran con una misteriosa chica su viaje pronto se convertirá en una auténtica pesadilla.



Comentarios generales:

Cuando una película se centra tanto en la imagen de una actriz (o actor) de cierto renombre por lo general mis dudas se incrementan porque eso suele ser señal de que no hay demasiado contenido que valga la pena. Obvio no ocurre siempre, pero en un género con tantas complicaciones para encontrar distribución digna es una práctica habitual y con Satanic era tan evidente que me vi obligado a tener cero expectativas para no decepcionarme demasiado, lo cual terminó siendo inútil debido a que este es un trabajo tan malo que incluso al fan más ferviente de Sarah Hyland le costará trabajo digerir.

Esto porque se trata de una historia sin pies ni cabeza, la cual Hunt y Jawinski en un inicio pretenden volverla atractiva hablando sobre lugares verdaderos con un pasado oscuro, pero que realmente solo es una excusa para darle algo de sentido a lo que en esencia es un relleno de 30 minutos. Ya que las atracciones que visitan son únicamente dos y el resto del primer acto se limita básicamente a acciones por demás estúpidas por parte de un grupo de amigos que siguen todos los estereotipos conocidos, las cuales con el paso de los minutos se evidencia que no tienen ningún tipo de peso.

Es pasada la media hora y con la introducción de un nuevo personaje cuando las cosas adquieren un tinte más oscuro, donde la aparición de un pentagrama le da sentido al aparente tema satánico que se maneja y se proporciona la que es la escena más freak de toda la película. Básicamente es a partir de aquí cuándo el ritmo se vuelve ligeramente más ágil y el director recurre a elementos simples para generar así momentos de suspenso que ayuden a solidificar la maldición en la que se ven involucrados los personajes, sin importar si cuentan con un sustento sólido como para llevarse a cabo.
 
La parte final es un total caos. Por simple sentido común uno sabe que lo que les ocurre tiene que ver con el pentagrama; sin embargo, nunca se te brindan los suficientes detalles para redondear todo este tema y como resultado lo que ves es una secuencia genérica llena de gritos que no tiene el más mínimo sentido, al grado de que ni siquiera un momento visualmente impactante es capaz de dejarte con un buen sabor de boca para cuando aparecen los créditos.

Las actuaciones son espantosas de inicio a fin, aunque en defensa de los actores también debo de decir que contaban realmente con muy poco como para poder ofrecer algo decente. La producción es probablemente lo que más se salva: el trabajo de fotografía por momentos es bueno, la dirección de arte no resalta, el score no aporta mucho, el trabajo de sonido cumple, los efectos son simples y el maquillaje muestra buenas cosas en los últimos minutos.

Opinión final: Satanic es muy mala. Un total desperdicio de tiempo que sin duda deben evitar a toda costa.

Ojometro:
*

jueves, 4 de agosto de 2016

Crítica: Lights Out (2016)


Primer largometraje del director David F. Sandberg, el cual está basado en un cortometraje del mismo nombre que él mismo escribió; aunque para este proyecto el guión corrió a cargo de Eric Heisserer. Se estrenó en cines dentro de los Estados Unidos el pasado 22 de julio y en México hizo lo propio durante este fin de semana, recaudando hasta la fecha $65.6 millones de dólares en taquilla a nivel mundial.

Sinopsis:

Cuando su hermano menor empieza a experimentar los mismos eventos que una vez la hicieron dudar de su salud mental, Rebecca (Teresa Palmer) tratará de descubrir lo que hay detrás de este terror. Lo que no sabe es que esto la pondrá cara a cara ante una entidad muy ligada a su propia madre.



Comentarios generales:

Ya he comentado con anterioridad que siempre tomo con cautela los trabajos que están basados en cortometrajes por razones muy particulares y el caso de Lights Out no era la excepción. Sin embargo, en esta ocasión si debo de confesar que fue un poco más complicado el no hacerme de ciertas expectativas considerando el tremendo éxito del corto y por el hecho de que James Wan era el productor (además del anuncio de su secuela), pero afortunadamente al final los resultados han sido bastante satisfactorios como para justificarlas.

Esto porque Sandberg maneja con mucho cuidado la transición de su historia de unos cuantos minutos a una mucho más elaborada utilizando elementos muy básicos y, sobre todo, mostrando la amenaza de manera clara. Un aspecto que sin duda es benéfico debido a que, si viste el material original o la promoción, ya sabias prácticamente de que trataba esto y así se le brinda una mejor fluidez a un primer acto que no solo se centra en esta aterradora presencia por medio de escenas que añaden mucha tensión gracias al juego de luz/oscuridad, sino también en los problemas que sacuden a esta familia; los cuales sirven para poner cierta duda sobre el aspecto sobrenatural por medio de una posible enfermedad hereditaria.

En general todo transcurre de manera correcta como hasta los 40/45 minutos, pero a partir de aquí es cuando la película flaquea un poco debido a que se empieza a notar cierto relleno para darle más sustancia al tema de la amenaza; una que la verdad se siente un tanto forzada y no termina por convencer. Aunque esto tampoco afecta demasiado debido al gran manejo de los tiempos que muestra el director para mantener todo el tiempo esa atmósfera oscura en la que en base a ciertos sustos fáciles y el impecable manejo del sonido se logra generar una sensación de peligro constante que siempre mantenga en alerta al espectador.

La parte final es muy agradable. Es donde por fin todo explota y sueltan las riendas para así brindar escenas de mucho más impacto que, combinadas nuevamente con toda la cuestión de la luz/oscuridad, construyen un desenlace potente y mucho más emocional de lo que me esperaba (a pesar de que sigue sin ser tan convincente la explicación).

Las actuaciones están bien, sobre todo Palmer y Maria Bello (Sophie) logran mostrar una buena química como madre e hija cuya relación es muy conflictiva. La producción es en realidad simple, pero bien cuidada: el trabajo de fotografía es de lo mejor de la película, la dirección de arte cumple, el score es sólido, el trabajo de sonido es impecable y los efectos hacen un uso limitado del CGI gracias a ciertos trucos utilizados por parte del director.

Opinión final: Lights Out me pareció buena película. Cuenta con un relleno muy evidente, pero en general logra su cometido.

Ojometro:
****

martes, 2 de agosto de 2016

Crítica: ClownTown (2016)


Primer largometraje para el director Tom Nahel (quien además actúa en este), cuyo guión fue escrito por Jeff Miller. Se estrenó en cines y VOD dentro del Reino Unido el pasado 27 de junio, mientras que su salida en los Estados Unidos bajo formato físico está planeada para inicios del mes de octubre.

Sinopsis:

Un grupo de amigos se queda varado en un pequeño pueblo que al parecer se encuentra completamente abandonado y donde pronto tendrán que correr por sus vidas cuando se vean perseguidos por un violento grupo de psicópatas vestidos como payasos.



Comentarios generales:

Los payasos son una fuente inagotable de terror debido a que pueden ser utilizados de diversas formas para explotar distintos tipos de situaciones que incomoden al espectador. Lo cual ha generado que en los últimos años se haya visto un importante incremento en su uso, uno que por lo regular resulta efectivo si cuenta con dos elementos muy marcados: looks interesantes y un motivo claro para su presencia. De los cuales ClownTown cumple a la perfección con el primero, pero básicamente se olvida del segundo.

Y es que Nahel y Miller nunca parecen muy interesados en brindar algo más que 80 minutos de persecución y sangre, ya que después de la introducción la película toma un rumbo en verdad triste; donde te obligan a querer ver morir a las victimas lo más rápido posible en lugar de generarte interés por saber cómo superarán sus obstáculos. Todo esto gracias a que lo que ocurre es simplemente estúpido, partiendo desde el hecho de que el motivo por el cual llegan a este pueblo es porque alguien perdió un CELULAR y que ese mismo personaje se agobia tanto por su perdida como si se tratara de su hijo; convirtiendo así en una labor muy complicada el que uno pueda comprar la idea de lo que ocurre, sobre todo cuando esto se realiza en un lugar desierto y ninguno de los personajes parece notarlo.

Realmente es hasta que hacen acto de presencia los payasos cuando las cosas mejoran un poco y en gran parte porque la impresión que te dejan es muy fuerte. Inmediatamente les añaden tensión e impacto a las acciones, creando así un entorno más siniestro con el cual esperas que se puedan elaborar mejores situaciones; sin embargo, este impacto dura solo unos cuantos minutos debido a que la persecución se torna muy aburrida rápidamente al mostrar exactamente lo mismo una y otra vez, provocando que cada aspecto se sienta plano en lugar de irte quitando varias dudas con respecto a los asesinos (¿Quiénes son estos tipos? ¿Cuál es su verdadero motivo? ¿Cómo llegaron al pueblo?).

La parte final no diría que es realmente mala, pero sin duda le hace falta mucha fuerza. Te explican de manera muy vaga el pasado del líder de los payasos para que realices unas conexiones evidentes, pero que no resuelven los problemas de la motivación que hay detrás; mientras que el inminente choque payasos/víctimas no aporta nada llamativo y se va por una conclusión sencilla que deja abierta la puerta para una posible secuela.

Las actuaciones son malas, al grado de que los que mejor quedan parados son aquellos actores que le dan vida a los payasos y no dicen una sola palabra a lo largo en toda la película. La producción cumple: el trabajo de fotografía está ok, la dirección de arte resulta efectiva, el score es bastante bueno, el trabajo de sonido cumple, los efectos son muy sencillos y la caracterización de los payasos, si bien no es tan espectacular, logra su cometido.

Opinión final: ClownTown es bastante pobre. Salvo por el look de los asesinos, realmente no tiene muchas cosas que valgan la pena.

Ojometro:
**