martes, 27 de febrero de 2018

Crítica: A Demon Within (2018)


Primer largometraje de los directores Ayush Banker y Justin LaReau, quienes además comparten créditos como co-escritores del guión junto a Michelle Beyda-Scott y Helene Gonze. Se estrenó directamente en VOD el pasado 12 de enero dentro los Estados Unidos, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

En el pequeño pueblo de Crestwick un escéptico doctor se ve forzado a confrontar demonios del pasado para poder salvar la vida de una adolescente que ha sido poseída en la casa que antes él habitaba.



Comentarios generales:

“Inspirada en hechos reales.”

Esta simple línea por lo general es suficiente para que mis dudas se disparen, ya que especialmente en trabajos independientes es una táctica de marketing sobreexplotada que hoy en día, más que provocar curiosidad, solo provoca miedo ante la posibilidad de ver algo atroz. Un escenario que con A Demon Within parecía probable considerando muchos factores que la rodeaban pero creo que al final, aunque la película es mala, no es esa aberración que me imaginaba que sería gracias a dicha línea inicial.

Principalmente porque se trata de una historia que no pretende descubrir el hilo negro y complicarse la vida en exceso, por lo cual ambos directores tienen un camino simple que seguir; aunque no sin problemas obvios. Unos que claramente se le pueden atribuir al hecho de que cuatro personas fueron quienes escribieron esto y durante la primera parte del metraje se nota a todas luces al no existir un rumbo fijo, ya que en lugar de centrarse en el tema de la posesión de la chica adolescente, mejor optan en mezclarla con un tema amoroso muy superficial que involucra a su madre; provocando con esto minutos sumamente aburridos en los que se enfocan en nimiedades y eliminan el impacto de cualquier suceso ajeno al no darle el seguimiento adecuado.

Realmente todo lo referente al cambio progresivo de Charlotte es tratado de manera muy vaga por medio de escenas bastante distanciadas que muestran poco en pantalla, situación que resulta problemática porque impide una efectiva construcción de sustos o suspenso. A eso también hay que agregarle el hecho de que tampoco te proporcionan demasiada información con respecto al demonio que se encuentra dentro de la casa, a lo mucho te muestran un flashback y de ahí en fuera es cuestión de asumir ciertas cosas por medio de lo que ocurre con la madre y un sacerdote que de manera conveniente aparece para revelar aspectos que en un par de minutos vuelven obsoleto lo mostrado previamente.

La parte final diría que se desarrolla de manera adecuada a pesar de que hay detalles que lucen algo caricaturescos tanto por las actuaciones como por los efectos especiales utilizados. El nivel de intensidad es mayor gracias al exorcismo y además logran integrar un giro que, por lo menos, genera cierta sorpresa por lo bien que lo ocultaron.

En el tema de las actuaciones todas son muy planas para tratarse de una temática que por lo general exige un nivel de intensidad y emociones mucho mayor, aunque Patricia Ashley (Charlotte) en su etapa poseída no lo hace tan mal. La producción es muy limitada y eso se nota: el trabajo de fotografía no es lo mejor, la dirección de arte es pobre, el score está pasable, el trabajo de sonido tiene ciertos fallos, los efectos parecen hechos con software de 1995 y la labor de maquillaje es muy discreta.

Opinión final: A Demon Within es una película más de exorcismos. Nada terrible, pero tampoco nada para recordar con afecto después de cinco minutos.

Ojometro:
**

viernes, 23 de febrero de 2018

Crítica: Red Eye (2018)


Primer largometraje del director Tristan Clay, quien además comparte créditos como co-escritor del guión junto a Destinie Orndoff. Se estrenó directamente en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 9 de febrero, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Cuatro amigos viajan a los bosques de West Virginia para filmar un documental sobre una leyenda local. Al inicio solo parece un proyecto personal bastante inocente, pero con el transcurrir de las horas se darán cuenta que puede que haya algo de cierto en dicha leyenda.



Comentarios generales:

Leyendas locales siendo investigadas es definitivamente el tema predominante en el cine de terror independiente, es una fórmula simple que te brinda la posibilidad de ser creativo y además es perfecta para realizar una película con muy pocos recursos. Lo complicado viene al momento de ser original debido a que existe una cantidad incontable de trabajos de este tipo que parecen hechos en serie, la comodidad por no arriesgar es demasiada y en el caso de Red Eye se puede notar en exceso.

Más que nada porque lo que nos traen Clay y Orndoff es una historia que, a pesar de sustentarse en una leyenda bastante retorcida, nunca demuestra tener como objetivo principal el ser tan impactante. Ya que el primer acto en términos generales se podría describir como un bonito homenaje a la nada, en donde pareciera que el principal propósito de los creadores no era realizar una película de terror, sino más bien una de superación personal debido a que gran parte de este se enfoca en temas como el bullying, el maltrato infantil o el embarazo no deseado mientras de manera superficial te brindan los detalles mínimos de lo que estos jóvenes supuestamente van a investigar.

Sin duda temas delicados, pero en este caso no sirven de mucho y solo hacen que el ritmo sea lento al consumir gran parte del metraje por medio de largas conversaciones que te hacen olvidar en algún punto cuál es el propósito original del viaje. Una situación que significa un gran desgaste para el espectador y que solo provoca que no sientas ningún tipo de curiosidad por ver lo que le pueda ocurrir a los personajes una vez que se topen con la inevitable realidad, la cual llega de golpe, sin demasiada construcción de suspenso y que solo tiene como propósito el tratar de generar cierta fuerza por medio de un par de muertes que ante el poco presupuesto te resultan más cómicas que grotescas o perturbadoras. 

De la parte final por lo menos puedo reconocer que es sangrienta y que el director no se guarda nada al momento de mostrar las cosas en pantalla. Aunque, por otra parte, el giro que se le da se siente en exceso forzado considerando que las motivaciones que hay detrás son un tanto ridículas; además de que ya se ha visto en ocasiones anteriores.

Las actuaciones son muy malas, no hay mucho más que decir respecto a esto. La producción es lo que uno espera de un filme independiente: un trabajo de fotografía pobre, el score fastidioso y un trabajo de sonido poco cuidado; aunque en el tema de los efectos/maquillaje se hace una labor decente considerando los ínfimos recursos con los que contaron.

Opinión final: Red Eye es una mala película. No es una atrocidad como otros proyectos independientes similares, pero resulta difícil recomendarla.

Ojometro:
**

martes, 20 de febrero de 2018

Crítica: Psychopaths (2018)


Película escrita y dirigida por Mickey Keating (Darling, Carnage Park). Se estrenó directamente en DVD y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 2 de enero.

Sinopsis:

Después de que un peligroso asesino en serie es ejecutado por medio de la silla eléctrica en una prisión de Los Ángeles, un grupo de psicópatas desatan el caos durante una noche que la ciudad nunca olvidará.



Comentarios generales:

Se podría decir que actualmente Mickey Keating es uno de los directores consentidos en la escena independiente del cine de terror, algo que se ha ganado en gran medida por la habilidad que ha demostrado para filmar películas en periodos de tiempo bastante cortos. Básicamente cada año saca una nueva y, además, suele conseguir la participación de actores con cierto renombre dentro del género; sin duda una labor que merece reconocimiento considerando las limitaciones que toda producción de este tipo suele tener, pero que tristemente no se traduce en una filmografía particularmente destacada y con Psychopaths sigue dicha tendencia.

Lo cual se me hace una pena debido a que tenía el material para sacar mínimo algo entretenido, la historia se prestaba para ello, pero lamentablemente parece que Keating estaba más interesado en acabar la película lo antes posible para poder seguir con su ritmo de filmación que en regalarnos algo decente. Ya que esto en esencia es una antología que no tiene pies ni cabeza, donde en lugar enfocarse en el desarrollo de las tres historias que presenta solo se dedica a tratar de generar un estilo visual que apantalle y, como consecuencia, te haga olvidar la poca coherencia que estas tienen no solo individualmente, sino también en conjunto.

Tratando de acoplarlas por medio de la voz de un narrador que nunca se siente como algo orgánico al brindarte información que resulta irrelevante o añadir ciertas conexiones que quedan paradas como simples casualidades. Realmente todo es una presentación constante de escenas con muy poco diálogo y con un uso de la música por momentos desesperante que solo buscan generar impacto a toda costa sin ningún otro propósito; nunca existe la intención de explicar si hay una conexión con el asesino que supuestamente desató todo este caos con su muerte o mínimo si fue la influencia principal de este grupo de psicópatas para cometer sus crímenes. Vamos… ni siquiera se hace el más mínimo esfuerzo por tratar de hacerte creer que esto se realiza en Los Ángeles.

La parte final tampoco ayuda mucho al ser una simple extensión de todo lo previo con una serie de secuencias pretenciosas que dejan muchas cosas a la interpretación y siguen priorizando un estilo visual por encima de todo lo demás. Provocando con esto que el desenlace sea increíblemente hueco.

De las actuaciones no se puede comentar demasiado debido a que la mayoría de los actores tiene realmente poco con que trabajar, siendo Ashley Bell la única que cuenta con algo más de material que le permite realizar algunas escenas decentes. La producción también es pobre: el trabajo de fotografía deja mucho que desear, la dirección de arte es raquítica, la selección musical no está mal pero fastidia después de un rato, el trabajo de sonido tiene altibajos, los efectos están ok y la labor de maquillaje no presenta demasiadas cosas.

Opinión final: Psychopaths es bastante mala. Un ejemplo perfecto de película completamente hecha al vapor que no merece su tiempo.

Ojometro:
**

viernes, 16 de febrero de 2018

Crítica: Hellraiser: Judgment (2018)


Decima entrega de la franquicia, la cual ahora está dirigida por Gary J. Tunnicliffe (Within the Rock); quien además escribió el guión y realiza el papel de The Auditor. Se estrenó directamente en VOD y formato físico dentro de los Estados Unidos apenas este pasado 13 de febrero.

Sinopsis:

Un grupo de detectives se encuentran investigando un caso que involucra a un brutal asesino en serie que ha aterrorizado a toda la ciudad. Sus únicas pistas son las terribles escenas que este deja, las cuales poco a poco los conducirán a un terror inimaginable que no pertenece a este mundo.



Comentarios generales:

Hellraiser es una franquicia legendaria del cine de terror, de eso no hay duda, pero también se trata de una que ha sufrido un maltrato impresionante por parte del estudio que posee sus derechos (Dimension Films) al sacar entregas al vapor solo para poder mantenerlos y luego dejarla en el congelador hasta que necesiten demostrar otra vez que si les importa. Por eso mismo es que cuando se anunció Judgment no esperaba gran cosa, mucho menos cuando el propio Doug Bradley confirmó que no regresaría para interpretar a Pinhead; realmente todo indicaba que veríamos una aberración más, sin embargo, al final lo que me encontré es una entrega competente que significa lo mejor para la franquicia desde Inferno.

Algo que para muchos puede que no sea gran cosa considerando las aberraciones que hemos visto en las últimas dos décadas, pero lo cierto es que lo que nos regala Tunnicliffe es probablemente la expansión más significativa que ha tenido este universo. Ya que de entrada nos presenta una nueva serie de personajes (Stygian Inquisition) cuyo rol en esta ocasión se vuelve más importante que el de los Cenobites y con los cuales aborda un cambio en los métodos utilizados para juzgar a sus víctimas, dejando un poco de lado el tema del sadomasoquismo pero sin olvidar en lo absoluto los elementos grotescos y de apantallamiento visual característicos para así construir un primer acto muy disfrutable que logra un buen balance entre lo que ocurre con ellos y lo que ocurre con el tema del asesino en el mundo exterior.

Uno que tampoco está nada mal debido a que gracias a la manera en la que exponen sus crímenes se mantiene el nivel de violencia intacto y eso ayuda a que las cosas avancen sin demasiados problemas por un tiempo. Y digo por un tiempo porque lamentablemente con el pasar de los minutos la película empieza a tomar un rumbo que no le favorece al olvidarse de los elementos de terror y convertirse en un thriller detectivesco que empieza a dar vueltas sin rumbo alrededor de un personaje que no es tan interesante. Básicamente en este punto lo que te muestran en pantalla resulta aburrido y uno se llega a olvidar de que está viendo una Hellraiser.

Afortunadamente en la parte final las cosas se logran componer, no tanto por la manera en la que se resuelve el misterio sobre el asesino (que es un tanto predecible), sino porque es aquí donde podemos ver la mejor mezcla de ideas de lo viejo y lo nuevo que pretendía establecer el director. Pinhead por fin tiene unos momentos para brillar, la sangre fluye un poco más y el desenlace me sorprendió porque con esto se abre la puerta a un posible cambio significativo de todo lo que conocemos.

En el tema de las actuaciones sin duda quien se lleva los reflectores es el propio Tunnicliffe como The Auditor, posicionándolo como un posible nuevo rostro predominante para la franquicia en futuras secuelas. En cuanto la producción cumple, a pesar de tener múltiples recortes de presupuesto: el trabajo de fotografía es adecuado, la dirección de arte es algo simple, el score está ok, el trabajo de sonido por ahí tiene alguno que otro fallo, los efectos prácticos están bien hechos y la labor de maquillaje es de primer nivel como siempre.

Opinión final: Hellraiser: Judgment es bastante decente. No está exenta de problemas pero sin duda es la mejor entrega en años.

Ojometro:
***

martes, 13 de febrero de 2018

Crítica: Delirium (2018)


Película dirigida por Johnny Martin (Case#13), cuyo guion fue co-escrito por Francisco Castro y Andy Cheng. Se estrenó de manera limitada en cines y VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 19 de enero, aunque no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Un grupo de amigos alientan a un compañero de clase a llegar al pórtico de una mansión de la que se dice está embrujada. Su idea es hacer un vídeo para que se vuelva viral, pero una vez que este no regresa todos ellos irán a buscarlo y pronto descubrirán cual fue su destino, así como la verdad sobre la casa.



Comentarios generales:

Existen películas que uno se encuentra de pura casualidad y solo tiene unos cuantos segundos para decidir si las ve o no estando totalmente en blanco, ya que por más que uno se informe y este al pendiente de lo que ocurre dentro del género es prácticamente imposible tener conocimiento de todo lo que va a salir. Esa fue precisamente mi situación con Delirium, un trabajo del que ni el trailer había visto y del cual solo me pude guiar por la sinopsis, algo que terminó siendo un MUY grave error.

Esto porque lo que nos trae Martin es una película en la que parece que se gastó todo su presupuesto en una muy buena secuencia de créditos iniciales y de ahí en adelante simplemente se limitó a utilizar cualquier idea vista en otros found footage para poder darle vida a una historia por demás genérica. Ya que realmente el decir que existe algo de sustancia en todo esto sería muy benévolo de mi parte, sobre todo cuando durante los primeros 40 minutos lo que vemos es el típico copy & paste por excelencia de presentar a un grupo de personajes realizando tonterías para después ponerlos a caminar por la oscuridad mientras de manera muy vaga se intenta explicar lo que hay detrás de la casa que están a punto de explorar.

Esto evidentemente es repetitivo y vuelve la experiencia muy tediosa, así que cuando por fin se trasladan las acciones dentro la casa lo mínimo que esperas es que el ritmo incremente para que así se tenga una segunda mitad dinámica; sin embargo, esto no ocurre, más bien empeora. Ya que ahora se trata de ver a este grupo de jóvenes recorrer todos los rincones de dicho lugar con cambios extraños de tomas que no tienen justificación, sustos fáciles inefectivos y elementos paranormales muy blandos que no generan nada de tensión e incluso provocan cierta confusión porque el tema de los asesinatos involucrados se va desenvolviendo mediante estos con muy poca profundización y de manera acelerada.

La parte final tampoco tiene nada que destaque. Se podría decir que lo único rescatable es que el nivel intensidad se eleva y la violencia se hace presente por medio de varias muertes, pero ninguna de estas añade alguna clase de impacto emocional; provocando así que el desenlace sea hueco e incluso sumamente descifrable si se puso atención en los primeros minutos dentro de la casa.  

Las actuaciones son el estándar para este tipo de filmes: mucha exageración en los estereotipos y demasiados gritos. La producción es limitada: el trabajo de fotografía no es el mejor, la dirección de arte no presenta gran cosa, el score al menos es agradable, el trabajo de sonido no presenta fallos, los efectos son muy simples y la labor de maquillaje es raquítica.

Opinión final: Delirium es realmente mala. Una total pérdida de tiempo.

Ojometro:
*

viernes, 9 de febrero de 2018

Crítica: Victor Crowley (2018)


Cuarta entrega de la franquicia escrita y dirigida, una vez más, por su creador Adam Green. Se estrenó directamente en VOD, DVD y Blu-ray este pasado 6 de febrero dentro de los Estados Unidos.

Sinopsis:

Han pasado diez años de la masacre ocurrida en el pantano de Honey Island y bajo una gran controversia el único sobreviviente ha mantenido su versión de que el responsable fue Victor Crowley. Ahora, por cuestiones del destino, termina regresando a la escena de dicha tragedia y tendrá que vérselas con Crowley una vez más después de que este sea resucitado por error.



Comentarios generales:

La verdad no pensaba que fuera a existir otra entrega de Hatchet, pero cuando Adam Green confirmó la existencia de una cuarta parte mi emoción salió a relucir debido a que esta es una de las pocas franquicias que prácticamente no han cambiado desde su debut y eso la convierte en  una anomalía dentro del género. Aunque, por otra parte, también tenía mis dudas debido a que Danielle Harris no pudo estar involucrada por diversos motivos y también porque no estaba muy claro qué tipo de película sería (¿reboot, secuela o precuela?), lo cual la dejaba parada en un lugar peligroso; uno del cual afortunadamente pudo salir bien librada, pero no sin diversos daños.

Y es que, al no poder contar con su screem queen de cajón, Green se ve obligado a utilizar como eje de su historia a un personaje que nunca tiene el peso suficiente como para poder cargar con toda la película por sí solo y gracias a eso existe la inevitable necesidad de presentar una nueva serie de personajes que ayuden a complementarlo al momento de hacerle frente a Victor Crowley. Situación que lleva su tiempo, ya que con excepción de la brutal introducción, durante 40 minutos lo único que vemos son una serie de eventos con el humor característico de la franquicia y como siempre esto es algo funciona algunas veces y en otras no tanto, convirtiendo así a la primera mitad en una en donde realmente las cosas avanzan lento o simplemente sin nada que genere interés.

Lo mejor da inicio cuando se trasladan las acciones al pantano, ya que de golpe el ritmo cambia por uno mucho más ágil y la brutalidad característica de la franquicia hace acto de presencia con la aparición de Crowley; brindándole así un dinamismo que siempre resulta disfrutable y diversos momentos de impacto que son una delicia de ver gracias a los efectos prácticos utilizados.

En general se podría decir que lo básico sigue funcionando como siempre, sin embargo, en esta ocasión dichas acciones se limitan en gran parte a un solo escenario y esto evita que no se pueda generar una atmósfera que ayude a explotar de mejor manera lo aterrador que puede a llegar a ser Crowley. Ya que las persecuciones por el pantano prácticamente no existen, ahora los encuentros son mucho más directos, sin tanta construcción detrás y gracias a ello esa sensación de peligro presente en las anteriores entregas desaparece un poco.

La parte final es entretenida, aunque definitivamente se siente acelerada. La sangre sigue fluyendo pero el número de muertes disminuye (de hecho, esta es la entrega con menos muertes en total) y el enfrentamiento final, si bien es gracioso, termina teniendo poco impacto ante lo desbalanceado que resulta.

Sobre las actuaciones solo hay que decir que es lo acostumbrado y que Parry Shen (Andrew) como el protagonista no funciona del todo bien. De la producción no hay quejas: el trabajo de fotografía es decente, la dirección de arte simple, el score no es nada especial, el trabajo de sonido cumple y todo lo que tiene que ver con los efectos prácticos/maquillaje es de primer nivel.

* Cuenta con una escena a la mitad de los créditos.

Opinión final: Victor Crowler está aceptable. Claramente es un paso atrás para la franquicia, pero al mantener todos sus elementos característicos intactos te hace pasar un buen rato.

Ojometro:
***

martes, 6 de febrero de 2018

Crítica: The Midnight Man (2018)


Película dirigida por Travis Zariwny (Intruder, Cabin Fever), cuyo guión fue escrito por Rob Kennedy. Se estrenó directamente en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 19 de enero, pero todavía no hay información sobre si llegará a otros mercados o sobre si tendrá lanzamiento en formato físico.

Sinopsis:

Una chica adolescente y sus amigos encuentran un juego en el ático de la casa de su inestable abuela, el cual consiste en seguir una serie de extrañas reglas. Al inicio no parece tener ningún sentido, pero con el paso de los minutos se darán cuenta que han despertado a un ente maligno popularmente conocido como The Midnight Man. 



Comentarios generales:

Cuando cuentas con dos nombres del calibre de Robert Englund y Lin Shaye es un hecho que tendrás a todo el mundo mirando cuidadosamente tu producto sin importar si se trata de una producción grande o pequeña, ya que su trayectoria dentro del género los respalda como para pensar que podemos ver algo digno estando ellos en pantalla. Sin embargo, cuando hablamos de películas basadas en creepypastas todo eso no importa debido a que, si algo nos ha enseñado la historia reciente, es que estas adaptaciones suelen ser bastante malas y en el caso de The Midnight Man no podemos decir haya sido la excepción.

Un resultado que en gran medida se debe a las propias reglas que le dan vida al juego en el que se sustenta la creepypasta, ya que después de un prólogo que te vende una historia bastante sangrienta el director no sabe cómo mantener ese tono precisamente porque tiene que darle importancia a estas. Lo cual es un problema debido a que dichas reglas son demasiadas y eso provoca que el primer acto se sienta excesivamente largo al tener que destinar gran parte de este a establecerlas de manera lenta mientras te exponen al personaje senil de Anna (Shaye) con un comportamiento que raya en lo caricaturesco y a un par de adolescentes que llevan a cabo acciones genéricas para entender lo que hay detrás del juego.

Esto hace que el ritmo sea cansino desde temprano y que la aparición de The Midnight Man carezca de impacto, ya que aunque si existen esfuerzos por querer presentarlo como una amenaza importante por medio de escenas visualmente llamativas, a este nunca puedes tomarlo en serio gracias a que todo lo que hace son persecuciones por la casa sin gran chiste; además de que su voz es más cómica que otra cosa.

Igualmente, justo cuando hace acto de presencia se empiezan a integrar elementos de manera conveniente para darle algo más de sustancia a la historia, tales como el incluir un nuevo personaje de la nada que principalmente sirve como carne de cañón, un momento romántico o flashbacks cuyo principal objetivo es tratar de darle algo de sentido al comportamiento de la abuela. Esto último siendo más relevante de lo que parece porque cambia en cierta medida el propósito de dichas reglas.

Situación que abre la puerta a ciertas libertades para que The Midnight Man termine imponiendo sus propias condiciones con el afán de volver impredecible lo que va a ocurrir en el desenlace, a pesar de que realmente es muy sencillo saber qué es lo que hará para lograr su cometido por un guiño que te dan desde temprano.

Las actuaciones no son nada para presumir: Lin Shaye alcanza niveles caricaturescos del tipo que uno vería en Scooby Doo, Robert Englund solo aparece a lo mucho 5 minutos y los adolescentes no te inspiran absolutamente nada. La producción es donde queda mejor parada: el trabajo de fotografía es sólido, la dirección de arte es bastante buena, el score es buen complemento, el trabajo de sonido no tiene fallos, la mayoría de los efectos están bien hechos y la labor de maquillaje cumple.

Opinión final: The Midnight Man es decepcionante. Una película que tenía elementos para funcionar y que termina fallando de manera estrepitosa.

Ojometro:
**

sábado, 3 de febrero de 2018

Crítica: Mom and Dad (2018)


Película escrita y dirigida por Brian Taylor, quien hace su debut dentro del género. Se estrenó en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 19 de enero, mientras que su salida en formato físico se dará el próximo 20 de febrero.

Sinopsis:

Una adolescente y su pequeño hermano tendrán que sobrevivir durante 24 horas a una histeria colectiva que hace que los padres traten de matar a sus propios hijos sin explicación alguna.



Comentarios generales:

Sinceramente no tenía grandes expectativas con esta película debido a que los trabajos previos de su creador no son nada para presumir y su repentina incursión dentro del género me parecía más que nada un intento desesperado por mantener cierta relevancia en la industria. Sin embargo, siempre existe la posibilidad de estar equivocado y en el caso de Mom and Dad eso fue lo que ocurrió, ya que se trata de un trabajo realmente divertido que además deja en claro que una idea simple también puede tener cierto nivel de complejidad.

Algo que en gran medida se debe al tema en el que Taylor sustenta su historia, uno que será polémico por donde se le vea y que se desarrolla de manera bastante sutil durante los primeros minutos (escena inicial, noticiero) para luego, casi de manera inmediata, iniciar un caos que es por demás disfrutable. Usando como base lo que sería básicamente un comportamiento de zombies pero sin que exista algún tipo de transformación ni nada similar y que sorpresivamente logra generar escenas increíblemente tensas al mostrar a estos padres totalmente obsesionados por ponerle las manos encima a sus hijos y así empezar a bombardear al espectador con muertes que, aunque visualmente no son tan extremas, si cuentan con un nivel de impacto elevado gracias a lo que involucran.

En base a esto el ritmo es muy ágil y la película avanza sin muchas complicaciones a un segundo acto en el que la tónica no cambia demasiado e incluso te presenta más situaciones dentro de un hospital que resultan un tanto perturbadoras, pero que a la misma vez empieza a cuestionar de manera un poco más profunda lo que representa la paternidad. Aquí realmente nunca se trata de encontrar una explicación sobre lo que ha originado esta histeria, las posibles teorías al respecto son mínimas y mejor se opta por estudiar el comportamiento de estos padres con demasiadas frustraciones por cómo resultó su vida una vez que llegaron sus hijos. Todo bajo una exageración bien balanceada y cierto toque de humor negro que al combinarlo con la locura funciona a la perfección.  

Lamentablemente la parte final no resulta tan satisfactoria por dos razones:

- La primera es que no puede mantener el ritmo dinámico y se estanca en acciones poco interesantes.

- La segunda es que no ofrece algo concreto en cuanto a su conclusión, simplemente termina de golpe y gracias a eso te quedas con una sensación de vacío importante.

En el tema de las actuaciones no está nada mal, Nicolas Cage por primera vez encuentra un papel ideal para su conocida sobreactuación y Selma Blair resulta la pareja perfecta debido a que proporciona un personaje mucho más metódico, pero igualmente maniático. La producción es discreta: el trabajo de fotografía es cumplidor, la dirección de arte no tiene mucho, el score es agradable, el trabajo de sonido es muy bueno y los efectos, aunque simples, son efectivos.

Opinión final: Mom and Dad me entretuvo bastante. Una película simple, pero demasiado divertida que vale la pena checar.

Ojometro:
****