martes, 16 de marzo de 2021

Crítica: Sator (2021)

Película escrita y dirigida por Jordan Graham. Se estrenó directamente en VOD dentro de los Estados Unidos el pasado 9 de marzo, aunque todavía no hay información sobre si saldrá en formato físico.

Sinopsis:

Aislada en un desolado bosque, una familia es observada por una supuesta entidad supernatural que la abuela llama Sator y cuyas intenciones parecen ser el adueñarse de ellos.


Comentarios generales:

No voy a mentirles, durante los poco más de ocho años que tiene este blog ninguna otra película se me ha complicado tanto para analizar como Sator. Un trabajo muy personal de Jordan Graham (responsable de la dirección, guión, edición, fotografía, música y sonido) que me atrevo a decir que solo él mismo entiende a plenitud y con el cual me vi obligado a hacer pausa/rewind en varias ocasiones para tratar de comprender ciertos aspectos de la trama por miedo a haber dejado pasar algo relevante o no haberle puesto atención a los poquísimos diálogos con los que cuenta.

Y es que estamos ante una historia que se sustenta en los mensajes crípticos y en la interpretación que cada uno pueda darles durante todo su desarrollo. Un aspecto que definitivamente puede resultar atractivo para algunas personas gracias a la manera en que te invitan a utilizar la cabeza para ir construyendo tus propias conclusiones, pero que para la gran mayoría podría ser un auténtico fastidio; en especial porque el director no tiene intención de acelerar las cosas y desde el inicio te obliga a soportar un ritmo lento que ayude a darle más exposición a aspectos técnicos como la fotografía o el sonido.

Dos elementos que resultan fundamentales para el filme debido a que son la principal vía por la que se construye la tensión y se aportan varios de los visuales más llamativos. Ambos muy bien manejados por el creador sin duda, aunque también por ciertos lapsos se sienten como meros recursos distractores para ocultar el hecho de que con el pasar de los minutos la historia tiene cada vez menos sentido y la falta de sustancia empieza a resultar un verdadero problema.

Ante esto obviamente para la parte final uno no espera que le respondan ninguna pregunta y, en efecto, eso nunca ocurre. Sin embargo, si se puede decir que por lo menos maneja un grado de intensidad un poco más elevado que hace del cierre algo ligeramente distinto a todo lo previo y con ello este resulte disfrutable.

Las actuaciones son muy normalitas, siendo June Peterson (Nani) la única que más o menos te deja un recuerdo perdurable. La producción está bien cuidada para tratarse de algo hecho por prácticamente una sola persona: el trabajo de fotografía es sólido, el score cumple, el trabajo de sonido es impecable y los (pocos) efectos son simples.

Opinión final: Sator no me convenció. Película difícil de valorar al estar muy atada a la subjetividad del espectador y que seguro desencadenará muchas opiniones encontradas. 

Ojometro:
**